¡Invasión! El último evento DC Comics de los años noventa se reedita en España. La Tierra contra el universo, ¡la batalla final ha llegado!
Durante años, el mundo galáctico de DC Comics era una fuente inagotable de antagonistas y aliados, de desafíos, grandes peligros, y de inesperadas aventuras. Pero el desorden reinaba por doquier, solo los Green Lantern Corps mantenían algo de orden en algo tan grande como un universo.
LA TIERRA ES EL OBJETIVO
Tras la Crisis en Tierras Infinitas los mundos DC Comics estaban reformándose, todo poco a poco se iba encajando, no todo iba a quedar bien, pero al menos existía una base para todo. Pero la parte galáctica de DC se sustentaba en una sola serie, Green Lantern, el resto de series espaciales tenían un serio problema. Alan Moore en el periplo que tomo en Swamp Thing, recuperó Rann y otros mundos, y planteó una pregunta muy importante, ¿qué pasa con el resto de mundos?
Omega Men, los clásicos de Keith Giffen, no los actuales de Tom King, los Hombres Halcón de Thanagar y otras razas y grupos estaban en un limbo, una especie de “todo vale”, y era hora de plantear cambios. Keith Giffen fue el artífice de esta estructuración, a través de este evento, y de su trabajo en otras series como L.E.G.I.O.N., y que repitió en Marvel en la macrosaga Aniquilación. En ambos, la idea principal era establecer las razas predominantes, los planetas centrales, ya las relaciones entre todas esas partes. Y con tres libros, Giffen con la ayuda de leyendas del cómic como Bill Mantlo, Todd Macfarlane, Bart Sears y P. Craig Russel, creo un universo nuevo, donde los Omega Men eran un grupo de héroes con aire terrorista (base de trabajo para la miniserie de Tom King); los dominadores, los Khunds y los Thanagarianos era potencias expansivas y peligrosas, y otras razas con menor presencia como daxamitas o coluanos, ganaban importancia.
UNA GUERRA MODERNA PARA UNA ERA MODERNA
El escritor tenía un argumento que se basaba en una premisa sencilla, la Tierra tiene muchos superhéroes, es peligrosa, y nadie sabe porqué. Una serie de razas con imperios, deciden unirse para conquistarla, y utilizar esos superseres en su beneficio, otras, deciden participar colaborando no activamente, una coalición curiosa, que posteriormente veríamos en enfrentamientos reales como la Guerra del Golfo. Pero la Tierra es avisada de la confabulación, y se hace público el intento, primero de infiltración, y después de conquista, y se levanta en armas. Una guerra contra un enemigo común, si, la reminiscencia al final de Watchmen también estaba presente en la idea.
Cada libro establece una fase clara, inicio, conflicto y resolución, no se pierde en tramas muy complejas ni en grandes cambios escénicos, es una guerra, y lo principal para ambos bandos es ganarla. Pero esto no impide que aparezcan sorpresas en cada número, de hecho, solo en el primer ejemplar ya se establecen varias premisas que acabaran siendo la base de otras series, y de varias líneas que han acabado formando parte del universo DC, por ejemplo la teoría del metagen. Tampoco olvidan los guionistas los elementos más importantes dentro de las conspiraciones gubernamentales de DC Comics, Amanda Waller directora de la Fuerza X, el Escuadrón Suicida, y El General Wade Eiling, encargado del ejercito de temas metahumanos y director del proyecto Capitán Atom. Ambos habían controlado el mundo detrás de los supers, el lado oscuro del mundo gubernamental. Y como lideres, no dejan en esta historia de tener su gran posición, como cabezas visibles del gobierno en la invasión, y eso significa que algo buscan más allá de salvar el mundo.
LOS PRINCIPIOS DE TODD MCFARLANE
Si la historia contiene elementos que han acabado dejando huella en DC, los artistas que estuvieron envueltos son nombres que han llegado a ser estrellas del medio, y en un caso, estrellados. Hablamos de Bill Mantlo, guionista que convirtió los argumentos y bocetos de Keith Giffen en un guion solido, que actualmente se encuentra gravemente enfermo, y debido a la política de salud de USA, no puede permitirse tratamientos muy caros, el creador de Mapache Cohete tuvo que esperar los royalties de las pelis de Marvel para poder mejorar su estilo de vida. Una de las muestras de la ingratitud de una industria popular, pero que resulta bastante cruel a nivel empresarial.
Otros como P. Craig Russel y Bart Sears siguen trabajando. En el caso de Sears, su estilo mejoró y le llevo a ser uno dibujante espectacular y poderoso que podía convertir cualquier historia de superhéroes en un desfile de fuerza acongojante. Pero es el tercer nombre el que más éxito alcanzó: Todd McFarlane.
Aunque en esta historia aún es un artista joven, se empiezan a ver los detalles que lo harían grande en Spiderman, y legendario en Spawn. La estilización de las figuras, la deformidad de personajes y la sobreexpresividad están empezando a tomar forma, lo que hace un disfrute ver como se inició, pero no significa que sea novato o que plantee un arte escaso, al revés, su capacidad empieza a surgir, por lo que se centra en contar y dejar claro todo lo planteado, se lee con facilidad, y a pesar de alguna composición extraña, sello propio de McFarlane en el futuro, que queda confusa, demuestra ya su capacidad.
POCO CONOCIDO PERO INTERESANTE
¡Invasión! es un evento que marcó distintas lineas y varias series, creó otras, pero que mirando de lejos, sirvió para dar un empujón al universo galáctico de DC más que para crear un evento real de todo el universo. No quita importancia ni la calidad del producto, pero si que le resta importancia en el desarrollo de DC Comics. UN ejemplo del final de los 80 y principio de los 90, donde los cambios en el mundo del cómic produjeron obras ambiciosas, que recogían el testigo de los cómics rompedores de los 80, que no siempre resultaron tan exitosas como sus predecesoras.