De pequeño sospecho que me picó algún tipo de bicho porque no me explico cómo empecé a interesarme por el mundillo de la cultura popular, entre cómics, libros, series de televisión y cine, hubo algo que logró atraparme en su red y no soltarme nunca jamás. Es casi como si lo llevara codificado en el ADN. Incrustado en la sangre. Como si el destino lo hubiera querido así. ¿Alguien ha mencionado La Fuerza? Estoy completamente enamorado de Marvel; Star Wars; Aliens, Harry Potter, El Seños de los Anillos y todas las sagas clásicas, me apasiona el cine y sé lo que es echarle horas detrás de las cámaras, soy fan de A24, no se me caen los anillos por reconocer leer la Distinguida Competencia y amarla. Soy poliamoroso. No puedo estar un día sin leer nada. Ni que sea un panfleto de publicidad. He crecido rodeado por superhéroes y en parte he intentado que siempre ocupen un lugar de privilegio absoluto dentro de mi vida. Y es algo que me ha marcado, lo que sin duda ha definido mi personalidad. ¿Hola, Agente de Marvel? Me encanta perderme en mis pensamientos mientras escucho las melodías de las bandas sonoras de mis películas a la vez que releo por enésima vez la Patrulla-X de Chris Claremont y John Byrne. Soy un friki. Y orgulloso de ello. Mi padre siempre tuvo la culpa por ponerme una tarde de un lluvioso domingo la película del Superman de Richard Donner. ¡Menudo bicho!