Crítica de la película El Vuelo.
Robert Zemeckis director que saltó a la fama por haber dirigido la mítica trilogía de Regreso al futuro y haber ganado un Oscar por Forrest Gump, regresa al cine convencional tras un largo paréntesis dirigiendo películas de animación entre las que se encuentran, Polar Express, Beowulf y una nueva versión de Cuento de Navidad, tres películas que hasta el momento nos ha traído el director y de las cuales a los fans siempre nos queda el regustillo de que el cineasta podía haber dado algo más, sino sirva de ejemplo la espectacular Las Aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio, dirigida por su buen amigo Steven Spielberg.
En está ocasión para su regreso nos trae la cinta ‘EL VUELO’ y cómo no, no podía volver sino traía de la mano a un actor de garantías y con olor a Oscar para su papel protagonista, para el que eligió al actor Denzel Washington (Training Day, El invitado).
La historia nos sitúa en una mañana otoñal, el vuelo SouthJet 227 despega de Orlando (Florida), iniciando lo que debería haber sido un trayecto rutinario. El capitán Whip Whitaker (Denzel Washington) está al mando del Jackson-Ridgefield 88 Passenger Jet junto a su joven y formal co-piloto y su primer oficial Ken Evans, que es el polo opuesto de Whip en todos los sentidos. El vuelo no tarda en toparse nada más despegar con turbulencias mucho más violentas de lo esperado según se adentran en una tormenta inmensa. No resulta un problema para Whip que dirige el avión a un claro, sin embargo, lo hace de una manera poco convencional y muy chocante, para el alivio de los 96 pasajeros y 6 miembros del equipo de abordo.
Es justo entonces cuando las cosas se tuercen de verdad. De forma abrupta, los pilotos se encuentran con una serie de fallos mecánicos inexplicables, haciendo que el avión se mueva como una montaña rusa. Según se van multiplicando estas complicaciones, haciendo que el avión caiga y aparentemente fuera del control de los pilotos, Whip decide que la única manera de mantener la altura es hacer una maniobra acrobática con el avión de 50 toneladas, de manera que pueda deslizarse sin motores hasta que consiga enderezar el avión y aterrizar. Al cabo de unos minutos, sin haber llegado al aeropuerto, volando a unos escasos metros del suelo, Whip ve un claro cercano junto a una iglesia donde puede intentar aterrizar. A 140 millas por hora, pone el avión boca abajo y consigue aterrizar. El impacto es brutal, pero Whip, increíble e ingeniosamente, consigue aterrizar de manera lo suficientemente segura como para salvar a todos los pasajeros excepto a seis.
Por su aterrizaje milagroso, los medios declaran a Whip un héroe. Pero hay una serie de preguntas no resueltas. El motivo del accidente no está totalmente claro para sus superiores y, en particular, para la NTSB (Junta Nacional de Seguridad del Transporte). A pesar de que Whip está seguro que de no hallarse él a los mandos, el avión hubiera chocado y todos los pasajeros hubieran muerto, la investigación continúa.
Según se va alargando la investigación, Whip se forzado a quedarse en tierra mientras lucha con sus propios demonios. Convencido de que sus acciones salvaron a los pasajeros, está igual de seguro que sus problemas personales no son tan extraordinarios y de ninguna manera tuvieron que ver en el incidente. Viejos y nuevos aliados le rodean. Su amigo y representante sindical Charlie Anderson lleva su caso, junto al astuto y honesto abogado Hugh Lang. Su divertido colega Harling Mays también le apoya, aunque no siempre de la manera más ética. A lo largo del proceso, Whip conoce a un alma gemela: Nicole. Esta fotógrafa de capa caída, en proceso de desintoxicación, puede que sea justo lo que necesita Whip. Si tan sólo Whip pudiera averiguar qué es lo que necesita realmente.
El film pese a lo prometedor del argumento, termina cayendo en lo previsible y sin más sorpresas al espectador que puede observar que la película podía haber terminado en los primeros 20 minutos de metraje, en los que si podemos ver escenas de gran tensión y giros inesperados. La película sin embargo se salva de la quema gracias a su protagonista Denzel Washington que soporta todo el peso del film y que ha obtenido una merecida nominación al Oscar por su papel, y que sabe reflejar ese espíritu atormentado por el alcohol del personaje, que aún sabiendo que tiene un problema no es capaz de reconocerlo y que solo al final decide asumir sus errores.
En cuanto a la interpretación del resto de los protagonistas pasa casi inadvertida, siendo eclipsados por un excepcional Denzel Washington, Don Cheadle, está correcto en el papel de tenaz abogado defensor de Whip, que hará lo que sea para que su defendido salga indemne y a su vez conseguir que se le considere un héroe por la proeza realizada pese a las pruebas en contra de su defendido; el personaje de Nicole, interpretada por Kelly Reilly, actriz a la que muchos recordareis por su papel de Mary Morstan, en las dos entregas del Sherlock de Guy Ritchie, a pesar de que todo apuntaba al principio de la historia que iba a tener más peso dado el protagonismo que se le da a su personaje, desafortunamente se va diluyendo a medida de que va avanzando la película, quedándose en algo meramente testimonial. Hubiese sido interesante ver a los dos personajes luchando juntos para superar sus problemas de alcohol y drogas, mientras a la vez Whip trata de salir indemne del proceso que investiga las causas del accidente de avión.
Destacar sin embargo la aparición de John Goodman da vida Harling Mays, personaje que nos regala unos momentos realmente cómicos que sirven para relajar tanto dramatismo a la historia.
En definitiva, El vuelo, pese a su argumento la película termina convertida en el típico telefilm que echan en la tele un domingo de sobremesa y sin embargo merece la pena ser vista por la magnífica interpretación de Denzel Washington y el saber hacer de su director Rober Zemeckis.
Del 1 al 10: 6