Continúa la etapa que Karla Pacheco y Pere Pérez están llevando a cabo en SpiderWoman con nuevos giros en la relación con su hermano Michael Marchand. Panini Comics presenta además la llegada de una nueva superheroína arácnida en estas páginas.
¿Disfrutamos viendo sufrir en la ficción?
Si hablásemos de la realidad, de lo tangible y experimentable en persona, del dolor físico o la agonía de una enfermedad terminal, nos tratarían de sádicos directamente. Pero cuando ese sufrimiento nos llega a través de algo que sabemos que no es real, que vemos a través de una pantalla como un producto cinematográfico, de la letra de una novela o del dibujo de un comic las cosas cambian… y bastante. A día de hoy es hasta loable desear la desaparición de un dictador que somete a su pueblo o de aquel que empieza una guerra por unos u otros motivos y al final consiente la devastación y padecer de una sociedad civil mayormente inocente.
En una obra de ficción podemos hasta desear ser parte de ella para dar su merecido a ese villano de turno que se lo hace pasar mal a nuestros protagonistas, aquellos con los que nos alineamos en la trama, a los que no dudaríamos en prestar nuestro apoyo para ayudarles a dar el siguiente paso, para recogerles y llevarles a casa tras un largo día y unas heridas que solo animan a tumbarse en el suelo y descansar mientras llegan los servicios médicos o se arrastran a ver a la Enfermera de Noche, que tantos remiendos ha hecho pública y privadamente.
Marcando a fuego el alma
Karla Pacheco parece empeñada en dejar su huella en Jessica Drew, que estos comics pasen a ser parte de la historia recordable de SpiderWoman cuando hacemos ese repaso a la vida de la superheroína. Y lo hace dejando cicatrices de las que duelen, incluso cuando ya se ha curado la lesión o el corte por el que manaba la sangre. Esas que permanecen en el interior de uno mismo, que vuelven en forma de recuerdo desagradable, del deseo de lo que pudo haber sido algo bonito y no lo fue, precisamente porque nos vuelve como si de un paseo por el infierno se tratase.
Ese dolor incluso suele llegar de aquellos a los que más queremos, a los que nos une algún vínculo importante, bien sea familia o amistad. Para Jessica ese daño viene de su hermano, uno al que no conoce desde hace mucho tiempo pero que no deja de ser parte de su sangre, que le ha provisto de una sobrina, Rebecca, a la que adora y por la que mataría si fuese necesario. En primer lugar porque el sentimiento de Rebecca Marchand por Jessica Drew es correspondido y en segundo término porque la joven tiene sus limitaciones físicas y su tía va a darlo todo por ayudarla a superarlas.
Pere Pérez se sigue superando
No es orgullo patrio, ni siquiera el haber compartido una sesión de firmas con él en la que me dibujó un Thor chulísimo en su sketchbook, no es fanatismo por su arte, es que Pere Pérez no deja de mejorar en su arte y virtuosismo y deja patente en cada viñeta que da el 200%. Su puesta en escena es un espectáculo visual absoluto, no deja de practicar diferentes estilos para cada personaje, prácticamente reconocibles por la forma de moverse en las viñetas. Nos deja las mejores escenas de combate cuerpo a cuerpo que pueden verse a día de hoy en un comic de superhéroes, jugando con los impactos pero lo que es más importante, con las paradas a golpes directos que dejarían knockout al más pintado. Y encima nos deja la creación de una nueva aliada para SpiderWoman de la que preferimos no deciros nada, para que lo descubráis por vosotros mismos.
La libertad creativa de la que goza esta serie por parte de guionista y dibujante es palpable, ahí tenemos a esas Espadas Gemelas de Toledo. Suele suceder con aquellos héroes a los que la editorial de turno no encorseta dentro de unos límites tasados por lo que tanto Karla como Pere están pudiendo llevar a Jessica Drew a un enorme esplendor fruto de la posibilidad de llevar al personaje a donde ellos quieren, sin faltar a sus raíces pero creando un nuevo lore tras ella que inspirará a aquellos que el día de mañana tengan que tomar el relevo como equipo creativo.
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