El segundo tomo de la recopilación de lo que conocemos como el volumen dos de Lobezno (el primero fue la miniserie de Claremont y Miller) continúa y lo hace recuperando un par de obras muy interesantes. Panini Comics entra y sale de Madripur con un visado de alto nivel diplomático.
Una conexión y una jungla
A lo largo del historial de publicación de Lobezno tenemos algunas pequeñas joyas que no han gozado de una reedición desde que se editaron en España por primera vez. Entre ellas podemos encontrar Rahne de Terra, que encontrará su lugar próximamente en estos tomos Marvel Gold de Logan. Pero los que tuvimos la oportunidad de leerlos en su momento en la Colección Prestigio de Comics Forum no hemos olvidado aquellas historias que nos llegaban de vez en cuando, siendo los Annuals oficiosos de la serie. Entre ellos estaba también una obra con guion de Walter Simonson y dibujo de Mike Mignola que tuvo el privilegio de ocupar el primer puesto cronológico, un comic que aparte de la calidad que respira en cada viñeta, dejó abiertas tramas que mucho tiempo después todavía quedan en el aire. De aquella Aventura en la jungla de la Tierra Salvaje, publicada en 1990, nos quedó un cráneo de adamantium (todavía no había llegado el Arma-X de Barry Windsor-Smith, lo haría al año siguiente) y un hijo del que no hemos vuelto a saber. El villano en la sombra… un Apocalipsis robótico.
Por otra parte nos encontramos con la novela gráfica Conexión Escorpio en la que Lobezno y Nick Furia (el de toda la vida) se las tienen que ver contra Escorpio en una trama que envuelve a la familia del bueno de Nicholas. Ambiente de agentes secretos para revivir un episodio del pasado de Furia que le salpicaba en aquel momento. Como buena historia de espías el final tiene un giro donde lo que parecía ser no lo es en realidad. Muertes y un poso de venganza resentida de la mano del guion de Archie Goodwin y el dibujo de un muy inspirado Howard Chaykin. Ambas obras dejan apreciar que el color que se les dio estaba pensado para un papel de buena calidad, mucho más que el que se usaba en la edición de las grapas en Estados Unidos en aquellos tiempos, prácticamente papel de fumar. Aquí, en España, siempre fuimos más afortunados en ese sentido.
El arco de John Byrne en Lobezno
Para el número #17, primero del volumen 2 de Wolverine que tenemos en el tomo, tenemos la aparición de Byrne como dibujante, junto al autor de Conexión Escorpio, Goodwin. Ambos van a partir de Madripur para encontrar acomodo en una republica bananera del Caribe, Tierra Verde. Allí encontraremos a Logan tras los pasos del secuestro de Camorra, uno de los villanos que se había convertido en recurrente desde la llegada de Lobezno al sudeste asiático, cuyo destino está en manos de Geist, una suerte de antiguo nazi que ha modificado su cuerpo mediante un exoesqueleto que le mantiene con vida y le dota de ciertas capacidades que le hacen temible.
Clásica narrativa para una aventura que funciona perfectamente, que sirve a Lobezno para conocer a una nueva superheroína local, La Bandera. Drogas, armas y todos los clichés imaginables en la que también surgió la participación de nuestro protagonista en la saga de Actos de Venganza, aquella en la que los héroes se enfrentaban con villanos a los que no tenían cogida la matrícula. Lobezno se las vio con Tiburón-Tigre, muy fuera de su elemento, en el agua. Gran desarrollo además para la Hermana Salvación, la esposa del dictador de Tierra Verde. Tintas de Klaus Janson que no le sientan del todo mal al dibujo de Byrne, aunque endurecen su trazo, a excepción del último episodio de los siete que hicieron, donde el dibujante se ocupó también del entintado, un broche final por todo lo alto. Nos dejaron con ganas de más.
Una etapa con muchas dudas
Se acercaba el momento de dar un fuerte impulso a la cabecera del mutante que más cameos hacía en otras series de la editorial, un superventas allá donde fuese. Pero antes del recordado ciclo de Larry Hama y Marc Silvestri tocaría hacer una pequeña travesía por el desierto. Primero un número de relleno de Peter David y Gene Colan para dar paso a seis episodios con guion de Mary Jo Duffy y el regreso en un par de episodios del genial John Buscema, destacando el primero de ellos, en el que tratan un pasaje del pasado de Logan, cuando se encontraba entre lobos viviendo en las montañas nevadas de Canadá.
Para el cierre llegó una pequeña saga titulada Proyecto Lázaro que nos devolvía a primer plano al elenco de secundarios que había presidido los primeros números de la colección, el elenco de Madripur. Con Tiger Tygre a la cabeza vuelven a desfilar por estas páginas Jessica Drew, Lindsay McCabe, el Príncipe Baran, el general Coy y su sobrina Xi’an, más conocida en los ámbitos mutantes como Karma. El dibujo fue un factor importante en una historia que no termina de funcionar tampoco del todo bien. Bailar entre Buscema, Barry Kitson y Bill Jaaska no ayudó mucho, incluso los entintadores fueron diferentes en cada episodio, con estilos nada similares, lo que no ayuda nada a permanecer centrado en la trama. Por suerte lo que llegó a continuación hizo que olvidáramos todo lo anterior… pero eso lo veremos en el próximo tomo.
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