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El Reloj del juicio Final. Cuando todo está hundiéndose, resistir es cuestión de esperanza

crítica el reloj del juicio final 11 y 12

El final del viaje de El Reloj del juicio Final es accidentado, emocionante y más cerca del corazón que de la cabeza, sobre todo porque la solución es tan sencilla como ver una enorme S en el pecho de un hombre especial.

Los últimos números de El Reloj del Juicio Final componen una lectura que creo que debe ser conjunta, porque el 11 resuelve toda la trama, y el 12 te entrega la solución a todo el misterio del Multiverso, del Metaverso de DC: Superman. Por eso los analizamos como un conjunto, porque el final es un acto de rebelión, de iluminación y finalmente de esperanza.

Todo el camino llevaba hasta el Doctor Manhattan, era la solución de todos los problemas, del mundo de Ozymandias, y del mundo DC. Pero en realidad, es el arquitecto de todo el desastre, con solo un acto, mover un objeto unos centímetros. Cambió el mundo, pero se olvidó de la piedra angular de todo el Multiverso, el primero de ellos, la semilla que creo el Metaverso: Superman. John lo veía como un némesis aquel que acabaría con todo, o que no lo haría y le permitiría continuar con su experimento. Pero no contó con Superman, no contó con el ser más puro del universo, que prefiere hablar antes que pelear, que puede mover montañas, pero cuyo poder es simplemente una sonrisa de confianza y compasión en el peor momento. Manhattan no veía el punto en el que Superman cambiaba todo, porque no toco su existencia con ese gesto de centímetros, porque al final, la S amarilla en el pecho es mucho más que un símbolo, es el origen de todo, y el que define todo lo que son los universos.

Si habíamos visto 9 números de planteamiento, y uno de introspección, llega la hora del espectáculo. ATENCIÓN SPOILERS.

Cuando todo está en su recta final hacia el apocalipsis, Superman no puede abandonar, y deja claro que es el primer superhéroe, y que su luz es un reflejo en todos ellos, que su origen es la mente de dos jóvenes con ilusiones y esperanzas. Y que cambiaron el mundo,. Una y otra vez se ha recreado y vuelto más fuerte, en diferentes tiempos y mundos, y en este, Manhattan intentó borrar su luz. Con un movimiento. Pero al final, la luz de un hombre, del inmigrante que cambió de mundo y ama a su planeta adoptivo, se impone sobre la visión de un ser que cree ser un dios, y solo es un animal jugando con lo que no entiende. Manhattan vuelve a darle la luz a Superman, aquella que le arrebató, cambiando el mundo, dejando a los héroes futuros que inspiró Kal El nazcan, y permitiendo que el pasado que vio a su primera encarnación luchar vuelva. La Legión de Superhéroes y la JSA han vuelto, y esta vez es para quedarse.

Y en la solución del Universo DC encuentra la solución a su pregunta, puede salvar el mundo tener un sentido. SI, el Metaverso merece ser salvado, y su mundo, necesita a su propio Superman, porque él nunca pudo serlo, y si es necesario, dará su vida para ello, porque un hombre criado en Kansas, le salvo de sí mismo, de morir y de matar, de ser un hombre recordado porque destruyo el mundo con un pequeño movimiento.

FIN DE SPOILERS

Geoff Johns ha tardado mucho en dar el final de la historia, y el resultado es brillante. No solo ha cambiado el universo DC retornándolo a su brillo original, sino que lo hace con pequeños destellos, porque al final, la luz simplemente se impone, sin forzarla. El regreso de los legados, del poder de la inspiración y de los vorágines de los superhéroes e recupera, y todo vuelve a lo que debe ser. Johns deja todo como fue, sin olvidar lo que ha pasado, y dejando clara una cosa, Superman es el primer superhéroe, y todos los demás siguieron su estela, no tendríamos nuestros cómics sin él, y hay que celebrarlo.

La historia finaliza con una gran batalla, con héroes dándose porrazos, pero eso es solo el divertimento que se añade al acto que concluye la obra. Y el resultado es notable en estos dos números. El Johns más querido, el inspirado, el que escribe como un fan cumpliendo sus sueños, y se nota.

Gary Frank se deja llevar por el ánimo de la obra, y en estos números se deja llevar por el espectáculo, deja viñetas soberbias, destacando una splash page para el recuerdo, porque une pasado, presente y futuro de DC en un acto de fe y valentía, todo ello, por Superman.

En general El Reloj del Juicio Final ha tenido un desarrollo lleno de problemas, sobre todo a la hora de publicar los números en USA, y de inconstancias en el volumen de información o la importancia de tramas tan secundarias que no importan, el Comediante es un claro ejemplo, pero con sus 3 números finales deshace esos entuertos. Primero con el número 10 y su paseo por la idea de ser simplemente humano, y con el 11 y 12 y la conclusión más brillante a la que podía llegar.

En resumen, El Reloj del juicio Final es una obra notable, con algunos puntos álgidos, pero que no llega a la altura e Watchmen. Quizás su problema fue basarse demasiado en ella, para dar una conclusión tan alejada de la obra de Moore, que parece que en realidad nunca la necesito.

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