En Murderabilia, Álvaro Ortiz vuelve a dejarnos sin aliento. El autor zaragozano, responsable de la celebrada Cenizas, regresa con una historia que combina madurez emocional, crónica negra, humor irónico y una galería de personajes que caminan por la delgada línea entre lo mundano y lo inquietante. ¿Qué pasaría si un objeto vinculado a un crimen se convirtiera en el punto de partida para encontrar el rumbo vital? Ese es el universo en el que se mueve Murderabilia, una obra esencial para amantes del cómic español con alma de thriller.
El macabro encanto de los objetos del crimen
Los objetos como recuerdos de lo macabro, un “memento mori» por el que pagar mucho dinero. También el inicio de un viaje para el protagonista de Murderabilia. Álvaro Ortiz construye una historia que reflexiona sobre la memoria, el paso del tiempo, la redención personal y los vínculos que se forjan en los márgenes de la normalidad. Una historia sobre recuerdos, madurez, amistades, asesinatos… y gatos.
Un protagonista perdido en busca de sí mismo
Si Cenizas era una road movie, Murderabilia es un viaje interior. Mälmo, un joven sin aspiraciones ni futuro, se ve arrastrado por el azar a un pueblo apartado, en una especie de huida hacia delante que acaba transformándose en una inesperada metamorfosis personal. La historia no trata solo de mudanzas físicas, sino de cómo las personas que conocemos y las experiencias que vivimos pueden cambiar nuestras prioridades y abrir puertas insospechadas.
Gatos, coleccionistas excéntricos y una obsesión con los crímenes

Todo arranca con la herencia de dos gatos y una casa llena de objetos perturbadores. Ortiz convierte estos elementos en el detonante perfecto para hablar de obsesiones y pasiones inconfesables. La historia mezcla ternura con sordidez, costumbrismo con thriller, y lo hace con una ligereza que atrapa. Mälmo no solo se obsesiona con los asesinatos, sino con el aura que dejan los objetos que formaron parte de ellos.
Narrativa sutil, dibujo cautivador y un ritmo perfecto
El ritmo de Murderabilia es una de sus grandes virtudes. Ortiz maneja el tempo narrativo con maestría, sin prisas innecesarias pero con una dirección clara. Cada capítulo aporta algo. No hay relleno. Y aunque el tono es suave gracias al trazo limpio y los colores pastel, la historia se vuelve cada vez más oscura. Lo que al principio parece una historia indie simpática acaba transformándose en algo mucho más turbio.
Una historia que se cuece a fuego lento… hasta que hierve
El cómic se convierte en un tapiz emocional que destila ironía, tristeza y humanidad a partes iguales. Ortiz construye con Murderabilia una de las obras más redondas del año, una que debería estar en todas las listas de premios. Un canto a la diferencia, al fracaso vital, a los nuevos comienzos, y sobre todo a la fuerza inesperada que puede surgir de las situaciones más extrañas.
Murderabilia es una lectura imprescindible para quienes buscan algo más que entretenimiento: es una obra que juega con lo estético para hablar de lo profundo. Si alguna vez has sentido que estabas perdido, este cómic puede ser tu brújula.
Murderabilia
Nota
TOTAL
Los objetos como recuerdos de lo macabro, un “memento mori" por el que pagar mucho dinero. También el inicio de un viaje para el protagonista de 'Murderabilia'. El zaragozano Álvaro Ortiz regala al lector una historia en su última obra que trata sobre recuerdos, madurez, amistades, asesinatos y gatos.




