¡Nueva entrada de la columna de opinión de Doc Pastor, Impresiones de un traidor! Hoy analiza la violencia. ¿Sana y gratuita? Siempre.
Vamos a reconocer una cosa. Una cosa muy sencilla pero también muy importante. La corrección política nos ha vuelto gilipollas. Gilipollas y miedosos, mucho.
Llevamos ya unos años en que impera por todas partes al punto de que en ocasiones hay sectores y personas que temen hablar, ya que a esa corrección política se le ha unido el poder de las redes sociales que en cualquier momento pueden lanzar algo que dijiste o pensaste, sacarlo de contexto y que ese día seas la carnaza de Twitter.
No te preocupes, que mañana será otro. Al final todos terminamos siendo hienas, esperando a que entre otro payaso al que devorar.
¿Y todo esto viene por…? Lobo. Viene por Lobo.

Más en concreto por el tomo Lobo: La heredera que hace poco ha publicado ECC Ediciones. Un recopilatorio guionizado por Alan Grant, bien conocido por su trabajo al frente de Robocop y Juez Dredd, que firma en este volumen un total de nueve historias llenas de humor, sangre, mucha violencia gratuita y el mejor cazarrecompensas que jamás ha tenido el universo DC.
O al menos así era en su momento, en los años noventa que es cuando se publicaron en origen estas páginas. Una época en la que en ocasiones el cómic nos llegaba a sorprender y en la que, a pesar de Marvelutions varias y otros horrores, las viñetas tenían un alma que se ha perdido (más o menos).
Quizá sea debido a esa
corrección política, ese miedo al qué dirán, pero viéndolo en
perspectiva es probable que el personaje de Lobo no pudiera crearse
hoy en día. Es cierto que cuando apareció en 1983,
de la mano de Roger Slifer y Keith Giffen, era diferente del que
llegó a ser en su momento de mayor popularidad. Lucía un traje
ajustado, no eran tan grande y basto, tampoco eran tan brutal como
en su época gloriosa y tenía bastante menos carisma, de todo ello
además se ríe el propio personaje en una de sus aventuras en las
que viaja por diferentes etapas de su vida.
Por desgracia, y de nuevo volviendo a la corrección política y otro tanto a lo que se supone quiere ver el lector, con la llegada del universo de New 52 se le volvió a transformar. Puede que más adecuado para encajar junto a otros héroes (si es que se le puede considerar así) de la empresa, de nuevo pasaba a ser más estilizado y atrás dejaba su andrajoso chaleco y ese aspecto de muerto vuelto para vengarse de todos (aunque luego se dio marcha atrás).
¿Acaso tiene sentido alterar un personaje para que pueda ser
más o menos protagonista, tener más cabida dentro de grupos y sus
historias? ¡La gracia de Lobo es ser Lobo!
Solitario, malvado, egoísta (aunque con corazón), divertido y
sarcásticamente violento de una forma totalmente gratuita que es
muy de agradecer.
Lobo: la heredera. Tomad notad del título e id a comprarlo para pasaros un rato de carcajada en carcajada.
¿Y qué pasó con la
película? Parece que Jason Fuschs va dando pistas. Propongo a James
Wan de director y Tom Hardy para hacer del cazarrecompensas.
Ya puestos… ¡QUE VUELVA LOBO, EL PATO!




