¡Nueva entrada de la columna de opinión de Doc Pastor, Impresiones de un traidor! Hoy analiza la violencia. ¿Sana y gratuita? Siempre.
Vamos a reconocer una cosa. Una cosa muy sencilla pero también muy importante. La corrección política nos ha vuelto gilipollas. Gilipollas y miedosos, mucho.
Llevamos ya unos años en que impera por todas partes al punto de que en ocasiones hay sectores y personas que temen hablar, ya que a esa corrección política se le ha unido el poder de las redes sociales que en cualquier momento pueden lanzar algo que dijiste o pensaste, sacarlo de contexto y que ese día seas la carnaza de Twitter.
No te preocupes, que mañana será otro. Al final todos terminamos siendo hienas, esperando a que entre otro payaso al que devorar.
¿Y todo esto viene por…? Lobo. Viene por Lobo.
Más en concreto por el tomo Lobo: La heredera que hace poco ha publicado ECC Ediciones. Un recopilatorio guionizado por Alan Grant, bien conocido por su trabajo al frente de Robocop y Juez Dredd, que firma en este volumen un total de nueve historias llenas de humor, sangre, mucha violencia gratuita y el mejor cazarrecompensas que jamás ha tenido el universo DC.
O al menos así era en su momento, en los años noventa que es cuando se publicaron en origen estas páginas. Una época en la que en ocasiones el cómic nos llegaba a sorprender y en la que, a pesar de Marvelutions varias y otros horrores, las viñetas tenían un alma que se ha perdido (más o menos).
Por desgracia, y de nuevo volviendo a la corrección política y otro tanto a lo que se supone quiere ver el lector, con la llegada del universo de New 52 se le volvió a transformar. Puede que más adecuado para encajar junto a otros héroes (si es que se le puede considerar así) de la empresa, de nuevo pasaba a ser más estilizado y atrás dejaba su andrajoso chaleco y ese aspecto de muerto vuelto para vengarse de todos (aunque luego se dio marcha atrás).
Lobo: la heredera. Tomad notad del título e id a comprarlo para pasaros un rato de carcajada en carcajada.
Ya puestos… ¡QUE VUELVA LOBO, EL PATO!