Daredevil acaba de ser apuñalado en la cárcel tras un complot orquestado para acabar con su vida. Panini Comics nos traslada al hospital donde está recuperándose para continuar desvelando la forma de ser de un Matt Murdock que quiere cumplir su condena.
El sendero fácil que desciende de la montaña
Las elecciones que nos presenta la vida suelen ponernos ante dilemas morales sobre el camino a elegir. Soluciones puede haber muchas y que sean correctas también, pero el precio a pagar no es el mismo si lo hacemos de una forma u otra. La ley del mínimo esfuerzo está bastante impuesta en nuestra sociedad actual, hacer lo justo para lograr el mayor beneficio. No siempre esa actitud será la mejor, no habremos aprendido mucho de ese viaje, de esa penitencia que supone recorrer el sendero completo para lograr el fin deseado.
Daredevil acabó con la vida de una persona de forma involuntaria, así lo cree el propio Matthew Murdock. Asumida su culpa no quiere ver como se beneficia de tratos que puedan acortar su tiempo entre rejas, lo que no quiere decir que no pueda colaborar con la ley y la justicia si se lo piden, incluso sin que lo hagan. No espera nada a cambio, no lo quiere, solo quiere pagar su deuda con la sociedad antes de reintegrarse a lo que le quede de su antigua vida una vez quede libre del castigo, que no del pecado.
Estas cosas no se enseñan en la escuela
Que los métodos de Elektra Natchios y los de Matt Murdock son diferentes es como decir que las naranjas tienen la misma forma que las mandarinas, una perogrullada de manual, ya que es algo demasiado obvio. Por eso no es tan extraño que imagináramos la situación de Alice, esa especie de sidekick que se ha buscado Elektra, si hubiese sido acogida por Murdock. Desde luego la calle y sus riesgos no hubiesen formado parte de un aprendizaje normal, hubiese tomado el papel de un padre y no el de un entrenador personal. Quizás el carácter de la joven no se hubiese visto enfrentado tan pronto a ciertas revelaciones sobre la vida. Pero a lo mejor hubiese destacado en Matemáticas.
Elektra sigue protagonizando alguna de las mejores páginas de estos comics, sobre todo porque aun cuenta con el poderoso trazo de Marco Checchetto para representarla en todo su esplendor, tanto con su nuevo uniforme de Daredevil como cinta al pelo y con mallas para entrenar. No se esconde, no le importa que sepan quién es, lo que hace o de lo que es poseedora, ella es diferente al resto, un soplo de aire fresco salvaje, intentando hacer las cosas de mejor manera pero consciente de que su método es mucho mejor, más seguro, más doloroso… para los demás.
El paso firme y seguro
Chip Zdarsky sigue dando retazos de su genialidad, de lo bien que conoce a estos personajes, como los hace interpretar unos papeles que les vienen como anillo al dedo. Viven prisioneros de sus capacidades, de sus creencias, de sus promesas menos cabales. Evolucionan a pesar de sus consciencias, son capaces de asumir situaciones difíciles ante las que ni siquiera se ven adecuados. Pero está escrito en sus mentes, saben lo que es correcto y lo que no, pueden elegir un camino o seguir en dirección contraria, existen intereses creados pero también cierto compromiso y moralidad.
Ensayo y error, dolor y frustración. Pero ante semejante panorama la duda solo lleva al sufrimiento, a penar desmedidamente y lo que viene no va a dar un respiro a nuestros protagonistas, forma parte de sus peores miedos, de su pasado más remarcado, de esas cicatrices que no se borran y que al echar la vista atrás no provocan alivio sino un temor cuando menos reverencial. Este Daredevil que se desarrolla mes a mes será una de las colecciones de las que se hablará en el futuro, una de esas etapas que recibirán el título de Must Have. ¿Te lo vas a perder?
[penci_review id=»230193″]
