Jeff Lemire vuelve como autor completo en una obra íntima, donde la fantasía se mezcla en una historia de pérdida y amor paterno, Laberintos.
Cómo siempre que me enfrentó a Jeff Lemire lo primero que pienso es si es el Lemire bueno o el Lemire malo. El malo suele hacer las cosas con prisa y con menos cuidado, con una idea dominante que necesita plasmar y justificar, muchas veces demasiado. Así quedan obras ligeras que destacan por su arte, muy personal y emocional, pero que sin una buena trama resultan vacíos y por momentos fríos. Pero en Laberintos, tenemos al Lemire bueno, al que ha cuidado el relato, creando un argumento que se potencia con el dibujo y con narrativas originales y frescas.
Laberintos de Jeffe Lemire, comienza con la historia de un hombre que perdió a su hija, y desde entonces vive en un bucle de nada absoluta. Hasta que empieza a recibir llamadas y descubre en los laberintos que hacía su hija una clave y quizá un camino para recuperarla. Lemire habla de pérdida, de alguien querido y de uno mismo. El dolor lleva a nuestro protagonista a dejarse llevar por la vida sin buscar nada, y recuperar a su hija se convierte en una misión en la que la realidad no importa.
Lo mejor que tiene el autor es que cuando tiene una historia potente su paso al papel es siempre muy trabajado. Estudia su trama y cómo debería transmitirla, las viñetas y las páginas componen un mosaico que toma sentido al leerse. Su ritmo propio es más lento que cuando otros dibujan sus textos debido a este cuidado en el cómo contarlo todo. En este caso ese ritmo trabaja con la narrativa y las páginas son maravillas compositivas en varios capítulos.
Antes que nada conviene aclarar que usa un hilo rojo como guía en parte del camino, pero no es una historia que se base en la leyenda del hilo rojo del destino, usa la referencia para la relación, pero no es una historia de destinos.
Es un trabajo sobre aceptar la vida, la pérdida, y el amor paternal. Emocional, intensa y un poco retorcida, hunde al lector en los peores momentos del personaje tanto como lo eleva en los mejores.
La edición de Planeta Comic tiene una gran cantidad de material adicional, tanto diseños originales y páginas como un recorrido de mano del mismo autor del proceso creativo. En los extras habla de cómo se pergeño todo el libro y como plantea las páginas que forman el laberinto final.
En este caso los extras añaden una capa a toda la obra, a nivel más académico tal vez, pero no deja ser muy interesante ver cómo Laberintos se desarrolló más como un pergamino, para ser leído sin despegar la vista, que como un cómic en el que pasar paginas para saltar se una a otra. Es una obra difícil, muy trabajados, a nivel de arte es compleja de llevar a cabo, y al ojo es un desafío que al superar resulta potenciador de la obra y de la temática
Creo sin duda que Laberintos está entre lo mejor que he leído de Lemire, que suele darse dentro de sus obras cortas. En obras más grandes y extensas, o que continúa con otros personajes y relatos en los mismos mundos no siempre acierte, quizás limitado por su propia narrativa global. Laberintos es un tebeo concentrado y bien llevado a cabo, inteligente sin ser pedante y es difícil no acabarlo de una sentada.
