Segunda entrega del artículo «¿Cómo están ustedeeeees? ¡¡descuartizados!!: Horror y circo», escrito por Manuel Moros Peña. para ver la primera entrega picha aquí.
Fascinado desde niño por las películas de Chaney y Browning y las ferias ambulantes que llegaban a su pueblo natal de Waukegan (Illinois), el gran Ray Bradbury (Crónicas marcianas, Farenheit 451) introdujo el elemento sobrenatural en su seminal novela de 1962 «Something Wicked This Way Comes», que Jack Clayton llevó a la gran pantalla con el mismo título en 1983 y que en nuestro país se llamó «La feria de las tinieblas». En ella, la Feria Diabólica del siniestro señor Dark llega a un pequeño pueblo del Medio Oeste, haciendo realidad los deseos de sus habitantes sin advertirles que el precio a pagar es la esclavitud y la locura. Sólo dos niños, Will Halloway y Jim Nightshade, conocen la verdad, y deberán enfrentarse a la diabólica troupe para liberar las almas de sus vecinos.
Claramente inspirada en la obra de Bradbury está «El circo de los vampiros» (Robert Young, 1971), en la que un circo integrado por estas criaturas de la noche llega en el siglo XIX a un pueblo centroeuropeo para vengar y devolver la vida a uno de sus miembros, el conde Mitterhouse, linchado por los aldeanos tres lustros atrás. También heredera directa de la Feria Diabólica bradburiana es «Killers Klowns from Outer Space» (Stephen Chiodo, 1988), donde un grupo de extraterrestres llegan a la Tierra para alimentarse con humanos, tomando para ello la apariencia de payasos y ocultando su nave espacial bajo la forma de una gran carpa circense.
Lo mismo puede decirse del espectáculo ambulante del doctor Parnassus y su mágico espejo en la reciente producción de Terry Gilliam «El imaginario del Dr. Parnassus». La última visita al circo siniestro es «El Circo de los extraños (Cirque du Freak: The Vampire´s Assistant)», basada en las novelas de Darren O´Shaughnessy (lleva nada más y nada menos que doce, de momento), donde se cuenta la historia de Darren, un chico de 14 años que tras ser convertido en vampiro se une al Cirque du Freak, un espectáculo ambulante poblado de criaturas monstruosas, hijo bastardo del «Théâtre des Vampires» de «Entrevista con el vampiro» (Neil Jordan, 1994), viéndose atrapado en medio de la lucha ancestral entre dos estirpes de estos chupasangres. Más de lo mismo, nos tememos, mientras rogamos cada noche al Dios del Celuloide que envía al señor Voorhees a hacer una visita de cortesía a Stephenie Meyer, a la que (con todo nuestro respeto y nuestra más sincera envidia por el estado actual de sus finanzas), consideramos última responsable de la degeneración actual del cine de terror y del agilipollamiento irreversible de las futuras generaciones de aficionados.
Y como vamos de intelectuales y siempre pretendemos dejar claro que sabemos más que nadie y que además de ver pelis, leemos mucho, despediremos la función con una frase del gran Ambrose Bierce, extraída de su El diccionario del Diablo: “Circo: Lugar donde se permite a caballos, ponis y elefantes contemplar a hombres, mujeres y niños haciendo el payaso”. ¡Hasta otra, amiguitos!