¿Qué es lo que más te llamó la atención de la persona o el personaje de Paul Naschy al hacer este documental? Las personas verdaderamente interesantes son aquellas con múltiples capas y matices, como Paul Naschy. Su cine refleja tanto luces como sombras, mostrando lo que piensa y vive con honestidad. Lo más valioso de su obra es cómo transmite el dolor y las dificultades del proceso creativo, algo con lo que muchos pueden sentirse identificados. Por eso la película comienza con un infarto: para dejar claro desde el inicio que hay una historia humana detrás.
Para la gente que no conoce a Paul Naschy (Jacinto) o su obra, ¿qué recomiendas que consuman primero? Aunque La marca del Hombre Lobo no está dirigida por Paul Naschy, sí sienta las bases de su cine, ya que además de protagonizar, él siempre escribe los guiones. A pesar de su aire ingenuo y su inspiración en los monstruos clásicos de la Universal, es una película de 1967 con una belleza particular, dirigida por Enrique Eguiluz.
Sin embargo, para entender a fondo su obra, hay que ir más allá, a títulos como El huerto del Francés o, como hacemos en Call Me Paul, a películas complejas y difíciles como El aullido del diablo, que es casi un libro abierto sobre su pensamiento y su forma de vivir la creación cinematográfica.
Paul Naschy
Hablando de dificultades, ¿hubo algún desafío inesperado durante la realización del documental de Paul Naschy ? No suelo tener grandes problemas haciendo películas, salvo en mi primera ficción durante la posproducción, donde los productores me pusieron obstáculos. Con este documental, desde el principio tenía claro, junto a Sergio Molina, hacia dónde queríamos ir. Ángel Sala y yo coescribimos con un enfoque definido: explorar aspectos personales de Paul Naschy poco tratados, resaltando su autoría y cómo su infancia y preadolescencia influyeron en su obra.
Justo hablando de esto, te quería hacer la siguiente pregunta, porque este documental menciona varias veces la conexión entre la infancia de Paul Naschy (Jacinto) y su relación con las películas. ¿Qué película o documental hizo que te enamoras del cine? La primera película que vi fue Los monstruos del mar, de Godzilla, y desde entonces supe que quería ver cine de criaturas fantásticas, como le pasó a Jacinto con Frankenstein y El hombre lobo.
Luego, películas como La noche de San Lorenzo, Cinema Paradiso y Un lugar en el mundo me marcaron, pero ese primer contacto con lo fantástico fue crucial. Recuerdo cuando vi a Paul Naschy en pantalla y descubrí que un español hacía ese tipo de cine, lo que me fascinó y se convirtió en una obsesión.
¿Y crees que en España el género del terror y la fantasía no está tan desarrollado como debería? En España, lo extraordinario siempre ha sido desconfiado, desde la Inquisición hasta la autarquía. De niño, me llamaban “el fantástico” como insulto. Aunque en los 70 algunas películas fantásticas tuvieron éxito, el cine español era principalmente convencional. Paul Naschy luchó por sus historias de monstruos en una época dominada por comedias tradicionales. España no tiene una tradición de cine fantástico, y el franquismo hizo que todo lo fantástico se trasladara a Europa, limitando su representación en el cine.
Y si tuvieras que recomendar una película que refleje tu amor por el cine, ¿cuál sería y por qué? Siempre regreso a Cinema Paradiso, porque quienes amamos el cine nos vemos reflejados en esa mirada. Aunque las películas ahora están disponibles en todas partes, lo que realmente recomiendo es la experiencia de la sala. Ver cine rodeado de gente, sin distracciones, es mucho más inmersivo que cualquier pantalla en casa. Hoy, más que las películas, hay que reivindicar la sala de cine.
¿Dirías entonces que Cinema Paradiso es la película que hizo que quisieras dedicarte al cine? La primera película que vi despertó mi amor por el cine. Tiburón, La Guerra de las Galaxias y Superman me marcaron profundamente, pero también Lawrence de Arabia y sus momentos icónicos. Aunque nunca pensé que podría dirigir, siempre me vi demasiado tímido. Disfrutaba desde la butaca, pero un día, cuando tomé el control del rodaje, supe que esto era lo que debía hacer. Lo que parecía inalcanzable se sintió natural.
