Las fantasías de unos adolescentes se convierten en realidad en DIE La partida. Un juego de rol les concede poderes y los lanza a un mundo nuevo. Y la aventura aterrorizará y perseguirá a todos y cada uno de ellos toda su vida adulta.
DIE La Partida: Corazones rotos por la fantasía sigue a un grupo de cuarentones que deben luchar contra el horror al que apenas sobrevivieron cuando eran los jugadores adolescentes de una partida de rol.
Eran amigos, amantes, hermanos, juntos conquistaban fortalezas y destronaban malvados hechiceros. Ir un poco más allá, crear un juego que une todo lo que siempre han deseado en una realidad nueva, y vivirlo, no debería haber costado lo que costó. Su inocencia, su amistad, su amor, y a uno de sus amigos. Pero la partida sigue allí, y todos saben que hay que acabarla, tienen que destruir al villano, sin destruirse a sí mismos, sin destruir el mundo que crearon, o, destruyendo todo para que la cárcel que crearon sin querer desaparezca y puedan vivir otra vez, sin llorar muertes ni desear mundos irreales.
Kieron Gillen, uno de los guionistas más populares del momento nos trae DIE La Partida: Corazones rotos, una aventura sobre juegos, familia, amistad y responsabilidad, con nuestra vida, con lo que hacemos, y con las malas decisiones que no pueden cambiarse. La historia es el sueño de todo jugador de rol o lector de fantasía adolescente, es la antigua serie de animación de televisión Dragones y Mazmorras (Dungeons and Dragons). Pero Gillen le impone su visión del mundo, más aterradora, más poderosa, y sobre todo retorcida, porque no hay poder sin coste ni buena obra que no tenga que ser correspondida, a veces, no con premios sino con dolor.
El británico nos plantea un misterio que en realidad es la excusa para completar las vidas de los personajes, y que cuando completa, es porque ya ha planteado un mundo completo que desarrollar. Este primer arco es una introducción a lo que de verdad importa, el comportamiento de unos adultos que se sienten culpables, por unas vidas marcadas por un juego, por un juego que comenzaron siendo idealistas, y su decisión de reparar los errores del pasado, pero el cómo van a hacerlo, es quizás un nuevo error que lo destruya todo, y a todos.
Stephanie Hans es la ilustradora, dibujo y color, de DIE, el que suscribe estas líneas no la conocía, pero el resultado es innegablemente potente, y deja claro que estamos ante una artista con una gran capacidad para el diseño de personajes y ambientes. Un poco estática y con un ritmo más pausado del esperado, Hans cumple con el principal objetivo del cómic, crear mundos extraños e irreales, y personajes originales y memorables, y consigue que la historia sea un poco más que un cuento de hadas, y se convierta en pesadillas coloridas, en oscuras aspiraciones y sobre todo en un relato fantástico en el que el terror, no solo surge de los antagonistas, sino de los mismos personajes, rotos, que desprende fragilidad a pesar de sus hermosas armaduras y poderes.
Die La partida es una historia de fantasía, un relato de mundos irreales, en los que un grupo de amigos se introdujeron para disfrutar, que acabó mal. La gran capacidad de sus autores para crear los escenarios y unos personajes que mezclan aspiraciones y pasiones para crear imágenes suyas ideales, pero que se ven alteradas por sus debilidades, hacen de la historia mucho más que una simple partida de rol, haciendo de la obra una historia que va más allá, un choque en el que la realidad, siempre gana.