El cine de animación ha permanecido en un segundo plano
dentro de la industria española, si bien en los últimos años ha
sufrido un impulso y se ha demostrado la valía de los profesionales
del sector. La idea de que es sinónimo de infantil fue desterrada
hace tiempo y ahora se exploran nuevas vías de expresión con los
recursos del género. La existencia de obras como ’30 años
de oscuridad’ lo corrobora. La película, a caballo entre
el documental y el cómic, narra el horror de la posguerra y
recuerda la figura de los llamados ‘topos’, hombres que vivieron
décadas escondidos para salvar la vida ante la represión
franquista, con las funestas consecuencias que esa dura situación
conllevaba para ellos y sus seres queridos. El largometraje,
dirigido por Manuel H. Martín, se ha presentado en el
Festival de Málaga después de que obtuviera una
candidatura a los premios Goya.
’30 años de oscuridad’ recoge las vivencias de Manuel Cortés, alcalde de Mijas (Málaga) durante la II República que tuvo que huir, como tantos otros, durante la Guerra Civil. Al término de la contienda fratricida, regresó al pueblo, pero permaneció 30 años oculto en un hueco de la pared de su casa por temor a las autoridades. Un larguísimo periodo de miedo e impotencia que se vio obligado a afrontar como si fuera un fantasma y estuviera ajeno al mundo.
El documental de animación combina viñetas, narradas por Juan Diego (en quien los dibujantes se inspiraron para dar rostro al protagonista), imágenes de archivo y testimonios de expertos. En lo que nos ocupa, y al margen de cuestiones de memoria histórica, ’30 años de oscuridad’ destaca por su potente factura visual. En el Festival de Málaga se exhibe en el apartado de documentales y Animazine, sección en la que, por otro lado, se han proyectado ‘The wish fish’ y ‘Los cachorros y el código de Marco Polo’.



