En X-Force, Xeno tomó algo de Dominó, y la mutante más afortunada de Krakoa lo quiere de vuelta, o quemado, lo que sea necesario.
Finaliza la saga de X-Force que ha protagonizado la afortunada mercenaria, una saga que ha descubierto el lado más íntimo de Dominó. No fue la tortura física, sino la suplantación, robar su esencia, y sobre todo, usar todo eso para crear algo que ha dañado a los suyos. Y no quiere olvidarlo, nunca.
Benjamin Percy completa la trama de Dominó en X-Force, pero no sin dejarse varias puertas abiertas, opciones muy atractivas para trabajar en el futuro. Xeno ha jugado con la mutante con suerte, la ha transformado en un conejillo de indias, no solo eso, la ha torturado, viviseccionado, convertido en un objeto. Y todo para acometer acciones contra la que es ahora su casa, Krakoa. Ha robado su cuerpo, y ha jugado a hacer otra ella solo por dinero, solo por saber que podía llegar a hacer. Y esos recuerdos queman, porque la mercenaria nunca se había sentido indefensa, débil, forzada, y es algo que la tortura. Pero no puede olvidarlo, porque aunque l haya enrabietado, vuelto medio loca, también la ha hecho llorar, y esas lagrimas arden mas que el dolor físico.
El final de X-Force dejará a Cassara de vuelta a los mandos del arte de la serie, pero este cierre, es para Oscar Bazaldúa. Y lo hace mejor que bien, con acción, con paginas llenas de fuerza y velocidad, y con un ritmo notable. Un gran ejemplo de lo que puede hacer este artista si le dan más historias en las que su estilo destaque. UN estilo que usa la velocidad en la acción del manga y la potencia del americano para contar las secuencias, lo que lo hace perfecto para las series Marvel.
Se acaba el arco, pero no la serie de X-Force, el siguiente, una aventura en al selva a lo Indiana Jones, o a la Cosa de Carpenter.
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