Por si alguno se había quedado con ganas de más tras leer “La balada de la diosa roja”, Roy Thomas y Esteban Maroto nos traen la narración de la, bien documentada, biografía de Vlad Drácula.
Planeta Cómic nos presenta Vlad Drácula, la edición en gran formato de la historia integral, que realizaron en tres partes, en los años 90, el estadounidense Roy Thomas y el español Esteban Maroto, de la cronología de la vida del príncipe de Valaquia, Drácula, hijo de Dracul, el dragón. El comic ha sido reproducido a partir de los originales en blanco y negro del propio Esteban Maroto, con una pequeña excepción que afecta a las páginas 59, 60 y 61. Éstas han tenido que ser escaneadas a partir de otras reproducciones anteriores aunque a nuestro parecer la diferencia es pequeña y no supone un salto de calidad elevada en esas páginas.
Vlad Drácula nos mete de lleno en la vida de Vlad, destinado a ser conocido como Vlad III príncipe de Valaquia, una región de la actual Rumania que incluye entre sus territorios la zona de Transilvania. Desde que apenas era un bebé hasta su participación en todas las vicisitudes de su complicada vida, Roy Thomas ejerce de narrador fiel a la historia que ha quedado reflejada desde el siglo XV de la era cristiana, época en la que Vlad dirigió la barrera que separaba a turcos de europeos, sobre todo frenando el empuje de Mehmed II y sus tropas musulmanas que pretendían invadir Europa. Coloca el peso de la narración en el propio Drácula que va desentrañando sus vívidos recuerdos.
Si por algo se caracteriza el personaje histórico es por su crueldad y torturas, no en vano recibió el apelativo de Tepes, cuya traducción literal es empalador. Disfrutó de amplios banquetes rodeado de moribundos mientras se iluminaba con la luz de los incendios de las ciudades que arrasaba lo que le ha hecho arrastras fama por su sadismo y limpiezas étnicas que hizo entre la nobleza de su propia región.
La amplia documentación que existe de Vlad Drácula sirvió de inspiración a Bram Stoker a la hora de crear el mito de Drácula como un vampiro, pues se aseguraba en la época que bebía la sangre de sus enemigos. Tal era su política de terror que incluso bosques de empalados llegaron a ahuyentar a los ejércitos musulmanes. Esteban Maroto no deja mucho a la imaginación a través de sus representaciones gráficas de las víctimas, algunas de las cuales todavía conservan un hilo de vida a pesar de estar atravesados por una estaca de largas dimensiones.
No es hasta el final del tercer capítulo de Vlad Drácula que Roy Thomas se permite fabular con la creación del vampiro por lo que nos hallamos al mismo tiempo con una obra histórica y una pequeña explicación que nos hunde en el terreno de la ficción. La historia de Vlad III fue un episodio de terror real para muchos de los que le sufrieron y ese terror ha sido devuelto a nuestros días tras la adaptación de Stoker a finales del siglo XIX.
Vlad Drácula es uno de esos cómics que deben adornar tus estanterías. Una edición muy cuidada que nos ayuda a conocer mejor al príncipe que defendió a la cristiandad cuando nadie más estaba interesado en hacerlo.
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