Durante los pases de prueba, hubo un momento de la película Superman (2025) que provocó risas incómodas y hasta algún que otro comentario de incredulidad. Ni explosiones, ni cameos sorpresa, ni enfrentamientos entre supervillanos: lo que hizo dudar al público fue una ardilla. Y lo más loco es que esa escena estuvo a punto de desaparecer de la versión final.
Sí, James Gunn tuvo que pelear con su propio equipo y con el público de test para mantener uno de los momentos más sencillos, pero también más Superman, de toda la película. Un gesto tan pequeño que algunos lo vieron como una pérdida de tiempo. Pero él sabía que ahí, en esa imagen tan absurda como emotiva, estaba el corazón de todo lo que quería contar.
La escena más discutida de Superman: una ardilla en mitad del caos
Mientras los edificios caen, los rayos vuelan y un kaiju amenaza con arrasar Metrópolis, Superman hace una pausa inesperada. No para posar heroicamente. No para lanzar una frase épica. Lo hace para rescatar a una ardilla atrapada. Así, sin más.
Según ha contado el propio James Gunn en una entrevista con Rolling Stone, esta escena fue «la segunda o tercera más debatida de toda la película» durante la fase de montaje. Y no solo por parte de los espectadores: también dentro de su propio equipo técnico hubo división.
«Mostramos la película a un público de prueba y algunos no entendían por qué salvaba a una ardilla. Decían: ¿Por qué demonios está perdiendo el tiempo con una ardilla?», explicó Gunn.
El director llegó a cortar la escena en una de las versiones. Pero no tardó en arrepentirse. «Echaba de menos a la ardilla. Tenía que volver. Superman tenía que salvar a la ardilla», confesó.
El alma del personaje en una escena de dos segundos
A simple vista, puede parecer una tontería. Pero es justo ahí donde entra la genialidad de Gunn: lo que para algunos era una escena innecesaria, para él era una oportunidad de mostrar quién es realmente Superman.
Y es que este Hombre de Acero no está definido sólo por su fuerza. Está definido por su compasión. Por ver valor incluso en la vida más pequeña. Y sí, eso incluye roedores peludos en apuros.
La escena, además, tenía una función técnica importante. Sin el vuelo de Superman con la ardilla en brazos, había un problema de continuidad geográfica con el lugar donde aterrizaba. Pero Gunn no necesitó esa excusa para justificar su decisión: lo hizo porque esa era su visión del personaje.
Superman (2025)
Un Superman que vuelve a ser amable
Desde el principio, James Gunn dejó claro que su versión de Superman estaría centrada en valores como la bondad, la empatía y la esperanza. No quería un dios distante. Quería a Clark Kent. Al tipo que ve una injusticia y actúa. Al que no mide si algo es “demasiado pequeño” como para ayudar.
Y eso ha calado en el público. Porque Superman (2025) ha conseguido lo que parecía imposible: recuperar el alma del personaje sin caer en la nostalgia vacía. Hay acción, sí. Hay multiverso, claro. Pero, sobre todo, hay ternura.
Y en gran parte, eso se debe a pequeñas decisiones como esta.
Gunn escucha lo que amamos
Pero el rescate de la ardilla no es lo único que James Gunn ha defendido contra viento y marea. En la misma entrevista, el director reveló que está muy atento a las reacciones del público. Y no para cambiar su visión, sino para reforzar lo que conecta.
«¿Me doy cuenta de que la gente ama a Mr. Terrific y a Krypto? Sí. Me doy cuenta de esas cosas», aseguró.
Eso no quiere decir que vaya a darles una película mañana mismo. Pero sí es una señal clara: el director está escuchando, y sabe lo que hace vibrar al público. No por complacer, sino porque reconoce lo que funciona cuando es auténtico.
Mr. Terrific y Krypto: ¿el futuro del DCU?
Uno de los comentarios más repetidos tras el estreno de Superman fue lo mucho que sorprendieron ciertos personajes secundarios. Mr. Terrific, interpretado por Edi Gathegi, se ha convertido en uno de los favoritos del nuevo universo. Y Krypto, el perro de Superman, directamente se robó el corazón de miles de espectadores.
Krypto en Superman (2025)
Gunn, con su estilo habitual entre sincero y travieso, no confirmó nada. Pero tampoco cerró la puerta a seguir explorando sus historias. «Lo siguiente que haremos será inesperado», prometió.
Y conociéndole, esa promesa es tan misteriosa como emocionante.
Una escena mínima, con impacto máximo
Lo más fascinante de todo este asunto es cómo una escena de apenas unos segundos, sin diálogos, sin efectos especiales deslumbrantes, ha generado tanto debate y, ahora, tanta admiración.
Porque al final, Superman (2025) no va de mostrar lo que puede hacer un dios. Va de mostrar lo que haría un buen hombre con ese poder. Y eso incluye salvar una ardilla, aunque no venga en el manual del héroe perfecto.
El legado emocional de Superman
Gunn ha conseguido algo muy difícil: emocionar sin manipular. Hacer reír sin ridiculizar. Y sobre todo, recordarnos por qué Superman es uno de los personajes más importantes de la cultura popular.
Quizás dentro de unos años nadie recuerde todos los efectos digitales de esta película. Pero muchos recordarán la escena en la que un superhombre volador se detuvo en mitad de una batalla para salvar una vida minúscula.
Porque ahí, en ese gesto simple, estaba todo lo que hace grande a Superman.
