El 11 de julio se estrena Superman 2025, la película que reinicia todo el universo DC. Y su director no está nada preocupado por la taquilla.
Puede parecer extraño, pero es real. Mientras medio Hollywood contiene la respiración por lo que esta película representa —una nueva era para Warner Bros., el relanzamiento del mayor superhéroe de la historia y el inicio del llamado DCU bajo la batuta de James Gunn y Peter Safran—, el propio Gunn no ve en su Superman una apuesta suicida. De hecho, lo contrario.
El cineasta, que también es el guionista de esta nueva versión protagonizada por David Corenswet y Rachel Brosnahan, ha querido cortar de raíz los rumores que apuntan a que la cinta solo será un éxito si recauda cifras descomunales. «No, no hace falta que Superman recaude 700 millones para triunfar».
Así de contundente ha sido James Gunn, guionista y director de Superman (2025), ante la creciente presión mediática que rodea al lanzamiento más importante del año para DC Studios. Mientras la industria se obsesiona con los números, él prefiere hablar de personajes, narrativa y el alma de esta nueva versión de Clark Kent.
Y si alguien puede permitirse decirlo sin titubear… es el hombre que tiene en sus manos todo el futuro del universo DC.
Un estreno bajo la lupa de todo el mundo
Superman llega a los cines como la piedra angular del nuevo universo DC, un reinicio completo tras la etapa de Zack Snyder y los numerosos fracasos de taquilla que Warner Bros. arrastró durante años. La película no sólo marca un cambio de tono y de enfoque, sino que funciona como carta de presentación de toda una estrategia narrativa que se extenderá durante la próxima década.
Ya hay una película de Supergirl rodada, nuevos proyectos para Batman y Wonder Woman en camino, y decenas de series y películas entrelazadas bajo una misma visión creativa: la de Gunn y Safran. Y sí, las comparaciones con Marvel son inevitables. Pero en Warner ya no se trata de copiar a nadie. Se trata de hacerlo bien desde el principio.
¿Realmente necesita romper récords?
(L to r) Director JAMES GUNN and DAVID CORENSWET on the set of DC Studios’ and Warner Bros. Pictures’ “SUPERMAN,” a Warner Bros. Pictures release. Photo by Jessica Miglio
La película tiene un presupuesto estimado de 200 millones de dólares, lo que la sitúa en la media de cualquier gran superproducción actual. Pero en un momento donde incluso Marvel está sufriendo (con Brave New World y Thunderbolts pinchando en taquilla), muchos creen que Superman debe ser un taquillazo inmediato… o se acabó el experimento.
James Gunn no lo ve así. “Escucho a gente decir que solo será un éxito si hace 700 millones, y eso es una tontería total y absoluta”, ha declarado a GQ Magazine. “No necesita ser tan grande como lo están pintando”. Para él, el éxito real está en otro sitio.
El problema no es el género. Es la historia
Gunn lleva años advirtiendo que la fatiga de superhéroes no viene por exceso de capas, sino por falta de ideas: “Nos encantan Superman, Batman, Iron Man… porque son personajes increíbles que llevamos en el corazón”, explicaba en Rolling Stone. “Pero si lo que vemos en pantalla es solo un montón de tonterías, entonces se vuelve aburrido”.
Y en su intervención en el podcast Inside of You fue aún más directo: “La gente se ha vuelto muy vaga con las historias de superhéroes. Ya no se preguntan por qué esa historia merece ser contada. ¿Qué tiene de especial? ¿Qué hace que destaque? ¿Qué necesidad cubre para que la gente pague por verla?”
En otras palabras: el problema no es Superman. El problema es hacer películas sin alma.
Una visión distinta para un héroe eterno
Todo apunta a que Superman (2025) será una película con corazón, no un simple despliegue de efectos digitales. Desde el principio, Gunn ha prometido una visión esperanzadora, luminosa y humana del personaje, muy alejada del tono oscuro y melancólico de las entregas anteriores. Y no solo en el guion, también en la estética, el reparto y el enfoque emocional.
David Corenswet, que interpreta al nuevo Clark Kent, transmite carisma clásico y cercanía. Rachel Brosnahan, como Lois Lane, aporta inteligencia, energía y una química que ya ha sido elogiada en previsualizaciones internas. Y el villano, encarnado por Nicholas Hoult como Lex Luthor, promete ser más cerebral que megalómano.
Todo con una puesta en escena sobria, rodada en localizaciones naturales, y una banda sonora a cargo de John Murphy, que ya trabajó con Gunn en The Suicide Squad y Guardianes de la Galaxia Vol. 3.
¿Y si no arrasa en taquilla?
Gunn lo tiene claro: una buena película no necesita justificar su existencia con cifras desorbitadas. La obsesión por los 700 millones —una cifra que muchos analistas mencionan como punto de equilibrio— le parece exagerada y desconectada de la realidad actual del cine. Hoy, más que nunca, el valor de una película está también en lo que construye a largo plazo, en su impacto cultural, y en su capacidad de conectar con el público más allá del primer fin de semana: “¿Hay algo en juego? Claro, pero no tanto como la gente cree”, insiste Gunn.
Y en el fondo, tiene razón. Si Superman emocional, si genera conversación, si deja huella… habrá cumplido su cometido. Porque el objetivo real es establecer las bases de un nuevo universo, y eso no se mide solo en dólares.
Lo que está en juego no es una cifra. Es la esperanza
Superman no llega a salvar el mundo. Llega a salvar un género que lleva años atrapado entre fórmulas repetidas, secuelas sin rumbo y héroes sin alma. Gunn quiere recuperar lo esencial. Quiere que el cine de superhéroes vuelva a importar, no por los fuegos artificiales, sino por lo que representa. Y eso empieza con un chico de Metrópolis que solo quiere hacer el bien.
¿Y tú qué opinas? ¿Debería medirse el éxito de Superman por lo que recaude… o por lo que despierte en la gente?
Lo sabremos a partir del 11 de julio, cuando el superhéroe más icónico de todos los tiempos regrese por todo lo alto. Pero esta vez… con los pies en la tierra y el corazón en el sitio.




