A veces Hollywood juega a los universos alternativos sin necesidad de abrir portales ni romper el multiverso. Basta con repasar una historia de casting para descubrir realidades que casi ocurrieron, versiones de personajes que estuvieron a centímetros de existir. Y pocas son tan jugosas como la del actor que, antes de Tom Holland, tuvo el traje de Spider-Man prácticamente entre las manos. Marvel lo estudió. Sony lo consideró. La prensa lo daba por hecho. Y, sinceramente, habría sido un Peter Parker espectacular.
Estamos hablando de Asa Butterfield, un nombre que en aquel momento brillaba con fuerza y que podía haber llevado al trepamuros del UCM por un camino completamente distinto.
Cuando el UCM buscaba a su nuevo Spider-Man
Todo comenzó en 2014, cuando Sony dejó en pausa definitivamente la saga The Amazing Spider-Man. Andrew Garfield se despidió del personaje y Marvel Studios aprovechó esa oportunidad histórica para traer a Peter Parker a su universo.
La búsqueda del nuevo actor fue inmediata: querían un Spider-Man joven, creíble, capaz de transmitir la vulnerabilidad y la energía de un adolescente. Y ahí fue donde el nombre de Asa Butterfield empezó a ganar fuerza.
Las redacciones se llenaron de rumores. Los fans especulaban sin parar. Deadline incluso aseguró que Butterfield estaba en conversaciones avanzadas, casi al borde de un anuncio oficial. Su edad jugaba a favor, su talento también y Hollywood llevaba años viéndolo crecer de proyecto en proyecto como uno de los intérpretes jóvenes más sólidos de su generación.
Pero, como sabemos hoy, el proceso terminó llevando a Tom Holland al papel. Un giro que cambiaría dos carreras.
Por qué Asa Butterfield era un favorito tan claro

La trayectoria de Butterfield era difícil de ignorar. Con once años ya había estremecido a medio planeta en El niño con el pijama de rayas, demostrando una sensibilidad y una precisión dramática impropias de un niño. Poco después, Martin Scorsese lo eligió para Hugo, donde su mezcla de ingenuidad y madurez conquistó al público. Y en El juego de Ender, ya adolescente, demostró que podía liderar un blockbuster sin perder esa carga emocional tan suya.
Era un intérprete con una mirada profunda, una vulnerabilidad natural y ese aire de “chico brillante con demasiadas cosas encima” que define a Peter Parker. Su Spider-Man habría sido menos acrobático —al principio, al menos—, pero probablemente más introspectivo, más nervioso, más cercano a la versión tímida y cerebral del personaje que algunos cómics exploran.
Marvel lo sabía. Sony también. Por eso llegó tan lejos en el proceso.
La decisión que lo cambió todo
Cuando Tom Holland entró en escena con su energía eléctrica, su facilidad para el humor adolescente y su formación física impecable gracias al musical Billy Elliot, el casting viró. El UCM buscaba un Peter Parker que pudiera moverse como un acróbata desde el primer día, alguien con espontaneidad, rapidez y un tono ligero. Holland encajaba en ese molde casi a la perfección.
Asa Butterfield, en cambio, proyectaba otra clase de intensidad. No era inferior; simplemente diferente. Su Spider-Man habría sido más emocional, quizá más frágil, posiblemente más “de autor”. El de Holland se convirtió en el Spider-Man más atlético y juguetón que hemos visto en cine.
Lo curioso es que, con el tiempo, el propio Butterfield ha reconocido que perder el papel fue un golpe… pero también una liberación.
El papel que jamás habría interpretado si hubiera sido Spider-Man
La gran ironía llegó con Sex Education. Un proyecto que nadie imaginaba como parte del destino de Butterfield… hasta que lo convirtió en una estrella internacional. Él mismo admitió que, si hubiera conseguido el papel de Peter Parker, jamás habría podido protagonizar la serie. Los calendarios de rodaje habrían sido incompatibles y su carrera habría girado en otra dirección, más cerrada, más controlada por Marvel, menos flexible.
En lugar de eso, Butterfield encontró un papel que le permitió explorar otro tipo de vulnerabilidad, otro tipo de crecimiento personal. Un trabajo que lo volvió reconocible en todo el mundo y que le abrió puertas que Spider-Man le habría cerrado.
Hoy, cuando mira atrás, no siente resentimiento. Al contrario: ha dicho que Tom Holland hizo un trabajo extraordinario y que no imagina poder replicar el tono, la energía y el carisma que Holland aportó al UCM.
El Spider-Man que pudo ser
Spider-Man 4 (2026)
Pensar en Asa Butterfield como Spider-Man es jugar al “¿qué habría pasado si…?”. Su edad, su talento y su historial eran perfectos para un Peter Parker con una sensibilidad única. Habría sido un Spider-Man tal vez más serio, tal vez más introspectivo, tal vez más emocional, con ese toque de fragilidad que Butterfield sabe canalizar tan bien.
Holland, en cambio, trajo luz, velocidad, humor y movimiento. Dos visiones distintas del mismo héroe. Dos caminos posibles para el mismo mito. En algún rincón del multiverso, ese Spider-Man existe. En el nuestro, Butterfield siguió un camino diferente que también lo convirtió en una figura imprescindible para su generación.
El cine está lleno de “casi” que reescriben carreras enteras. Y
el Spider-Man que nunca vimos es uno de los más fascinantes. ¿Te
habría gustado ver esa versión alternativa del héroe?
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