Hay proyectos que huelen a algo grande desde el primer minuto. Y este es uno de ellos. Prime Video prepara una serie de ciencia ficción para 2026 que no viene a hacer ruido de fondo, sino a removerte el estómago con alienígenas, decisiones imposibles y humanidad en clara desventaja. Sí, hablamos de The Captive’s War… y agárrate.
La plataforma ha puesto los ojos en una historia que no busca agradar a todo el mundo, sino dejarte pensando. De esas que terminan un episodio y te quedas mirando la pantalla en negro, preguntándote qué harías tú en esa situación. ¿No es justo lo que le pedimos a una buena serie de ciencia ficción?
Prime Video vuelve a apostar fuerte por una serie de ciencia ficción adulta
No es casualidad que Prime Video se meta en este jardín. Tras el éxito de propuestas ambiciosas dentro del género, ahora va un paso más allá adaptando The Captive’s War, una saga creada por James S. A. Corey, el seudónimo de Daniel Abraham y Ty Franck, responsables de The Expanse.
La diferencia es clave. Esto no es una continuación ni un spin-off. Es una serie de ciencia ficción totalmente nueva, con otro tono, otras reglas y una sensación constante de amenaza. Aquí no hay héroes cómodos ni soluciones limpias. Hay supervivencia, poder y una humanidad que ya no manda en el tablero.
Lo interesante es que la saga fue concebida como trilogía desde el principio, algo que a nivel narrativo se nota. No improvisa. No se estira. Sabe exactamente hacia dónde va, y eso, en televisión, es oro puro.
¿Qué es exactamente The Captive’s War?
The Mercy of Gods
The Captive’s War arranca con The Mercy of Gods, publicado en agosto de 2024. La historia se sitúa en un futuro lejano donde los humanos viven en el planeta Anjiin, compartiendo espacio con un ecosistema alienígena basado en una bioquímica totalmente distinta. Ya solo esa premisa te coloca en terreno incómodo, de esos que molan.
La humanidad lleva allí miles de años, pero nadie recuerda cómo llegó. No son conquistadores. No son imperio. Son una especie más… y no especialmente poderosa. Aquí la serie de ciencia ficción empieza a jugar con una idea inquietante: ¿y si no somos importantes?
El protagonista, Dafyd Alkhor, es un asistente de investigación de perfil bajo que forma parte del prestigioso grupo científico liderado por Tonner Freis. Su trabajo consiste en algo casi poético y peligrosísimo: reconciliar dos “árboles de la vida” incompatibles, alterando metabolismos para que especies distintas puedan coexistir. Ciencia, ética y riesgo en la misma frase.
Cuando llegan los Carryx, todo se rompe
La calma dura poco. Anjiin es invadido por los Carryx, una civilización alienígena tecnológicamente muy superior. No negocian. Arrasan. Matan a un octavo de la población y secuestran a la élite científica y social del planeta. Entre ellos, el grupo de Dafyd. Así, sin aviso. Frío. Cruel.
Los humanos son llevados a una colosal ciudad-mundo alienígena, donde un ser conocido como “el bibliotecario” les deja claro algo terrorífico: su supervivencia depende únicamente de lo útiles que resulten. Nada de épica heroica. Aquí trabajas… o desapareces.
El encargo que reciben parece casi absurdo: hacer que un organismo alienígena sea compatible como alimento para otro. Pero detrás de ese experimento hay una guerra interstelar gigantesca que los humanos apenas comprenden. Y eso convierte a esta serie de ciencia ficción en algo profundamente incómodo de ver, justo por eso tan atractiva.
Captividad, traiciones y decisiones que pesan toneladas
La historia no se limita al choque con los alienígenas. El verdadero drama está dentro del grupo humano. El encierro, el miedo, la presión constante y la pérdida de control empiezan a romper relaciones. Jessyn lucha con su salud mental sin medicación. Las tensiones personales se mezclan con decisiones científicas que pueden condenarlos a todos.
Mientras tanto, surge una resistencia humana dispuesta a crear armas biológicas contra los Carryx. Una idea desesperada, peligrosa y muy humana. Dafyd queda atrapado entre dos fuegos: colaborar para garantizar una supervivencia a largo plazo o traicionar a los suyos para evitar una aniquilación inmediata.
El giro más perturbador llega cuando Else revela que alberga en su cuerpo al Swarm, una entidad espía de los enemigos de los Carryx. A partir de ahí, cada decisión tiene consecuencias brutales. No hay camino correcto. Solo elecciones con sangre.
Este enfoque convierte a The Captive’s War en una serie de ciencia ficción menos técnica y más emocional. Menos “cómo funciona esto” y más “qué precio estás dispuesto a pagar”.
Por qué esta serie puede ser un bombazo
Prime Video no solo adapta una novela potente. Está apostando por una serie de ciencia ficción que confía en la inteligencia del espectador. No subraya. No explica de más. Te lanza a un universo hostil y te obliga a remar.
Además, el tono se acerca más a Dune o Revelation Space que a la ciencia ficción más optimista. Imperios alienígenas, guerras incomprensibles, identidad diluida y una humanidad que ya no es el centro del relato.
Visualmente, si Prime Video hace justicia al material, podemos estar ante una de esas series que se sienten grandes. No por explosiones, sino por escala moral y narrativa. De las que se comentan episodio a episodio, porque cada uno deja poso.
Y seamos claros: después de The Expanse, había ganas de ver a estos autores soltarse aún más. Aquí lo hacen sin red, con una historia más oscura, más cruel y, paradójicamente, más humana.
The Expanse (2015 – 2022)
Ahora te toca a ti. ¿Te apetece una serie de ciencia ficción donde no todo gira a nuestro alrededor y las decisiones duelen de verdad? Cuéntanos qué te ha parecido y, si no quieres perderte este tipo de historias, síguenos en Google News y ven a charlar con nosotros.


