En la séptima entrega de Merodeadores alguien ha recreado la tecnología de Forja para eliminar los poderes mutantes. Y el Merodeador debe encargarse, pero sin capitana, la Reina Blanca toma el control.
Un ovni, muchos mutantes y decisiones cuestionables, todo en una sola entrega. Los Merodeadores se encuentran en medio de una gran duda, ¿hasta dónde llegarán para proteger los secretos de Krakoa y a los mutantes? Y lo más importante, que valen los secretos de las drogas médicas mutantes, ¿una vida? ¿Muchas?
La serie que más posibilidades había planteado cierra una de sus tramas para abrir nuevos misterios. Otra vez Gerry Duggan plantea muchas cosas antes de acabar de contar las que tiene entre manos, y eso deja a la serie en un lugar extraño. Es divertida de leer, pero al final, la sensación es de un continuará eterno, no como los de los antiguos X Men, sino como los de una telenovela estilo Santa Bárbara, donde cada giro de guion te lleva a otro lado sin resolver nada.
Stefanno Casselli mantiene el tipo a la perfección, entregando un arte definido, espectacular y sobre todo muy superheroico. Merodeadores es una de las series que posee el dibujo más “marvelita” definido, brillante y espectacular, pero aún que eso puede parecer que lo hace común, no es el caso, la elegancia es algo que no todos tienen, y Caselli sí, quedando perfecto en un cómic donde todos son reinas y reyes.
La serie que más flojea de Amanecer de X mejora, parece que se entona, y se prepara para un evento especialmente desagradable, despedir de nuevo a un personaje muy querido de la franquicia mutante para siempre, en una isla donde no existe la muerte, esto es un puñal en el corazón.