Tercera entrega de la actual colección de Hulka donde estamos conociendo muchos detalles sobre la presente vida privada de la amazona esmeralda. Panini Comics sabe lo que nos gusta un buen triángulo amoroso y no va a escatimar en detalles.
Jennifer Walters y el novio del que no quiere hablar
En anteriores episodios de esta trama hemos visto el inicio de la relación entre Hulka y Jack Hart, la Sota de Corazones. Por el momento Jen no ha querido revelarlo ni siquiera a sus amigos más cercanos, lo lleva en secreto y no parece tener intención de contarlo. ¿Tendrá dudas sobre lo que siente?¿Querrá contar con una intimidad que en muchas ocasiones no disfrutó con Wyatt Wingfoot, su relación más larga hasta ahora? Simplemente parece que quiere contar con cierta privacidad, ir conociendo más a Jack y adaptarse a tener de nuevo pareja, mientras no rehúsa sus funciones como súper heroína ni deja a un lado su vida social.
Parece extraño que Los Cuatro Fantásticos, Janet Van Dyne (La Avispa) o algunas de sus compañeras más afines, con las que conforma un Club de Lectura un tanto desastroso, hayan conocido la noticia a través de las palabras de Jennifer, pero todo es entendible, a veces es mejor no mezclar el amor con el trabajo, ni siquiera mezclarlo con las amistades, es razonable no desear encontrar el beneplácito de nadie para ese novio que igual no les parece el más adecuado. Sota de Corazones es un héroe pero también tiene sus peculiaridades. Recientemente hemos sido testigos de la reseña del comienzo del segundo volumen de las aventuras de Pícara y Gambito, pero aquí tenemos un paralelismo que invierte los roles, mientras Hulka guarda más parecido con Remy Lebeau, Jack sería el homónimo de Anna Marie, salvando las distancias.
Un nuevo villano creado en exclusiva para ti
En muchas ocasiones la valía de un héroe se mide por la entidad de sus enemigos. El Doctor Muerte con Los 4F, Kang y Los Vengadores, Magneto en las ocasiones en las que se ha opuesto a La Patrulla-X… los ejemplos son difíciles de enumerar y muy amplios, no solo para los grupos citados, a nivel individual también. Cráneo Rojo para el Capi igual es el más significativo, amén de Loki en el caso de Thor, por lo que encontrar una némesis para Hulka más allá de Titania u otros seres cuya fuerza los convierte en rivales de la señorita Walters no es sencillo. Eso forma parte del pasado porque ahora tenemos al Bribón, un misterioso ladrón que es capaz de anular el efecto de los golpes de la variante femenina de Hulk. Pero eso no es todo.
El Bribón, cuyas habilidades son únicas, también resulta ser un granuja embaucador que va a ver en sus encuentros con Hulka una oportunidad de conquistarla, de lograr que sienta por él mucho más que un simple interés por interrumpir su carrera criminal. Esas atenciones hacen caer a Jennifer en sus brazos, ver un lado romántico en la rivalidad que ha surgido, un sentimiento que el Bribón también comparte. No le desea ningún mal a Hulka pero tampoco parece muy interesado en reformarse, al menos mientras cumple con el último encargo que ha recibido, uno que puede acabar mal para los habitantes de cierta isla muy habitada, con un parque que ocupa buena parte de la misma, con rascacielos deslumbrantes y lugar de residencia de la mayor parte de protagonistas del Universo Marvel, a excepción de los mutantes que, a la espera de resolver su situación actual, todavía andan envueltos en lo que se conoce como la Era Krakoa.
El arcoíris que dirige tus designios
Rainbow Rowell sigue haciendo grande la colección en solitario de Hulka con tramas interesantes y un rico entorno junto a ella. Secundarios muy reconocibles que nos dejan momentos divertidos junto a otros donde podemos apreciar una mayor introspección. El desarrollo a lo largo de los cinco números aquí incluidos de la saga “Una chica no puede evitarlo” nos deja un buen sabor de boca y nos ayuda a entender que a pesar de todo, Jen es una mujer normal dentro del marco de los superhéroes, que siente, que ríe pero también sufre hasta el llanto, que no tiene una relación perfecta con su nuevo y peculiar novio y es capaz de caer en otras tentaciones. Pero en el fondo es capaz de reponerse con rapidez, de ser consciente de la realidad que le rodea.
El dibujo recae en el uruguayo Andrés Genolet, con el que Rowell ya coincidió en algunos episodios de sus Runaways. Genolet utiliza un trazo muy limpio que le sienta de maravilla a Hulka. Dulcifica su rostro y nos devuelve al personaje al que tanto hemos echado de menos desde que hemos tenido que convivir con esa Hulka salvaje que se parecía mucho más al vocabulario de su primo y su “¡Hulk aplasta!”. En definitiva, un perfecto homenaje en conjunto a aquellas etapas tanto de John Byrne como de Dan Slott, donde conocimos que Jen no es solo un Hulk, es un personaje maravilloso al que amar como es, divertida, cariñosa con los que aprecia y dura como solo puede serlo una abogada que lucha por los derechos de sus clientes, aunque estos no sean un dechado de honradez precisamente.
