Victor Von Muerte no se caracteriza precisamente por ser un bienhechor más allá de las fronteras de su pequeña dictadura en Latveria. Panini Comics nos ofrece un punto de vista diferente con este tomo, en el que el Doctor Muerte tendrá que enfrentarse no solo a aquellos que le persigan sino a su propia cordura.
Muerte es quizás el villano más carismático del Universo Marvel con el permiso de Magneto, Loki o Craneo Rojo. Sin duda su personalidad resulta magnética (sin ser al Amo del Magnetismo), pero la devoción de su pueblo por su señor contrasta poderosamente con la visión externa que tiene el resto del mundo. Pudiera ser que esta entrada nos hiciera convencernos de su alineamiento con las hermanitas de la caridad pero Victor no es así, existe oscuridad en su interior, mucha negrura diría yo. Su trato hacia cualquiera es despectivo, arrogante, egomaníaco, incluidos los que le rodean de forma cercana. En ellos valora cierto arrojo pero su paciencia es muy limitada y cada paso se mide milimétricamente si se quiere mantener la cabeza sobre los hombros.
El buen Doctor no es dado a encontrar las palabras que de forma cortés le hagan explicar sus intenciones. Sus órdenes son ley en su territorio muy pocos se atreven siquiera a opinar. Muerte valora las aportaciones de sus súbditos pero raramente serán aceptadas, su criterio es el único infalible. Pero siempre llega un momento en el que a pesar de los acontecimientos, de saberse inocente, toca hacer lo impensable, rendirse para evitar un mal mayor. Empatizamos con él, lo odiamos por ser la némesis del repelente Reed Richards, líder de Los Cuatro Fantásticos, pero no toleramos que la injusticia salpique ni siquiera al peor de los malvados, porque el Doctor Muerte tiene una fortaleza interior, un trasfondo de tal riqueza, que muchas veces está más allá de la concepción absoluta del bien y el mal. Por eso puede ser protagonista absoluto de sus propias historias.
Este primer tomo, que recoge las primeras cinco entregas americanas de la serie, ya sería especial solo por su protagonista, pero es que está dibujado por nuestro patrio Salvador Larroca, volviendo al estilo fotorrealista que ya pudimos verle en su Iron Man junto a Matt Fraction o durante sus colaboraciones en el Universo Star Wars, en la serie homónima y en su más que genial colección dedicada a Darth Vader. El valenciano vuelve a dejarnos boquiabiertos con su arte y nos deja por el camino varias perlas que son claros guiños a nuestra cultura, por un lado un cuadro de Goya, “Saturno devorando a su hijo”, y por otro una perfecta representación del Palacio de las Artes de Valencia… un poco desplazado en cuanto a su emplazamiento.
Salva afronta junto a Christopher Cantwell, guionista que es más conocido por la creación para televisión de la serie Halt and Catch Fire, una historia que colocará a Muerte en una incómoda posición, incluso despojado de su armadura y máscara, pero nunca débil. Victor nos enseñó hace tiempo que no solo de la tecnología nutre su arsenal de ataque y defensa, es todo un maestro de las artes místicas que rivaliza con el propio Doctor Extraño en cuanto a capacidades, por lo que cualquier amenaza mágica o sobrenatural tampoco le preocupa en exceso ni afecta a su megalomanía.
Muerte no estará solo en este extraño viaje que no solo le desplaza en el espacio, sufre ciertas visiones incómodas que le muestran un futuro que apenas puede concebir en su imaginación pero que abraza por lo que supone. Villanos como Morgana Le Fay, el Supervisor o las apariciones persistentes de Kang desplazándose por el tiempo con una singular ligazón a aparecer junto a Muerte, completan un marco que, junto a su actual entorno en Latveria con su heraldo Victoriosa, da forma a una huida hacia adelante que redima al personaje de algo que no ha hecho.
En España tenemos además que destacar una edición especial exclusiva de la tienda de Zaragoza MilComics.com. El tomo puede adquirirse con una sobrecubierta diferente realizada por Salvador Larroca y aprobada por la propia Marvel. Perfecta para redondear un comic de ágil lectura que engancha más que una cuchilla de afeitar en las cicatrices del rostro del Doctor Muerte. Quizás hubiese merecido una mejor edición en tapa dura pero si tiene éxito llegará en unos años en un formato integral.