Oswald Cobblepot nació en diciembre de 1941… y aquí seguimos hablando de él. Pocos villanos pueden presumir de cumplir más de 80 años y seguir estrenando serie propia, recibiendo premios y marcando el tono del universo de Batman. El Pingüino no es solo “otro enemigo del Caballero Oscuro”: es el ejemplo perfecto de cómo el dolor, el rechazo y la ambición pueden construir un monstruo… y un icono pop que se niega a pasar de moda.
Un villano nacido en 1941 que nunca se fue
El Pingüino (Oswald Chesterfield Cobblepot) apareció por primera vez en Detective Comics #58, publicado en diciembre de 1941, creado por Bob Kane y Bill Finger. Desde entonces se ha mantenido como uno de los enemigos más antiguos, constantes y reconocibles de Batman, un miembro fijo de su famosa galería de villanos.
A diferencia de otros villanos más desquiciados, el Pingüino siempre ha sido cuerdo, calculador y muy consciente de lo que hace. Eso le ha permitido evolucionar: de ladrón extravagante con paraguas-truco a auténtico “señor del crimen” de Gotham, dueño de locales de lujo como el Iceberg Lounge, centro neurálgico de sus negocios sucios y punto de encuentro del inframundo de la ciudad.
Visualmente, el personaje nació inspirado por un pingüino de una marca de cigarrillos y esa imagen del caballero de esmoquin, chistera y bastón que se ve casi obligado a abrazar su apodo. Con los años, su aspecto ha oscilado entre la caricatura grotesca y el mafioso elegante, pero siempre con el mismo punto en común: es alguien al que subestimas… hasta que ya es demasiado tarde.

Dolor, prejuicio y un origen marcado por la burla
Si algo deja claro el cómic Pingüino. Dolor y prejuicio —con guion de Gregg Hurwitz y dibujo de Szymon Kudranski— es que detrás de cada crimen de Oswald hay una historia de humillaciones. El personaje crece siendo el niño bajito, deforme, al que todos señalan y ridiculizan. Un padre que lo rechaza, “amigos” que se ríen de él, una madre sobreprotectora que le obliga a llevar paraguas, convertido para siempre en recordatorio de su debilidad a ojos de los demás.
Ese trauma encaja con los elementos clásicos del origen del personaje en los cómics: el chico acosado por su físico, por su nariz en forma de pico, por su manera de andar, que acaba refugiándose en las aves como única compañía y respeto auténtico. El mundo humano le da asco; el mundo de los pájaros le da consuelo.
En Dolor y prejuicio ese odio cristaliza en una frase que lo define por completo: la idea de que la gente desprecia lo que es feo y débil porque les recuerda su propia fragilidad. El Pingüino decide entonces devolver al mundo ese desprecio elevado a la máxima potencia. Si lo han tratado como un monstruo, él opta por convertirse en el monstruo más temido de Gotham.
Del delincuente excéntrico al “empresario” del Iceberg Lounge
A lo largo de las décadas, el Pingüino ha tenido varias etapas muy marcadas en el cómic. En las historias clásicas de la Edad de Oro y Plata era un ladrón ingenioso, especialista en golpes temáticos con aves y paraguas-trampa, capaz incluso de asociarse con otros villanos como el Joker cuando le convenía.
Con el tiempo, especialmente tras las grandes revisiones del universo DC, Oswald fue mutando hacia algo más interesante: ya no solo roba, construye una estructura criminal estable. Se convierte en propietario del Iceberg Lounge, un club nocturno de lujo desde el que blanquea dinero, compra policías, negocia con otros villanos y, de paso, sirve de fuente de información para Batman cuando al Caballero Oscuro le conviene mirar hacia otro lado a cambio de pistas sobre el inframundo.
Ese equilibrio es lo que hace tan particular su relación con Batman. El Pingüino no es un loco impredecible como el Joker; es un mafioso con traje caro, abogados aún más caros y un olfato brutal para el negocio. Batman sabe que nunca podrá “barrerlo” del todo, así que muchas veces se conforma con mantenerlo a raya y usarlo como termómetro del crimen organizado en Gotham.
Gotham: la prueba de que Oswald Cobblepot sigue siendo actual

La serie Gotham fue la prueba definitiva de que el Pingüino sigue siendo un personaje poderosísimo para el gran público. Interpretado por Robin Lord Taylor, este Oswald joven, frágil, casi patético al principio, se convierte poco a poco en una de las figuras clave de la ciudad, pasando de lacayo a capo del crimen con una mezcla de manipulación, ternura retorcida y violencia extrema.
En Gotham también se exploró una faceta nueva: su compleja relación emocional con Edward Nygma (Enigma), primero como amistad obsesiva, después como algo que roza el amor no correspondido. Taylor y el equipo creativo han explicado que no se trata solo de “etiquetar” su orientación, sino de mostrar un personaje roto que busca desesperadamente conectar con alguien en un mundo que siempre lo ha tratado como un monstruo.
Esa versión del Pingüino encaja muy bien con la idea que planteaban los cómics más modernos: un hombre que no solo quiere poder, sino respeto, cariño… y que está dispuesto a hacer cualquier cosa para no volver a sentirse pequeño y humillado. Ahí está la clave de por qué sigue funcionando: no es solo un villano “grande”, es un marginado que decidió dejar de agachar la cabeza.
De Burgess Meredith a Danny DeVito y el salto a Colin Farrell
En pantalla, el Pingüino ha tenido varias caras inolvidables. Primero fue Burgess Meredith en la serie clásica de Batman de los años 60, con esa risa estridente y los paraguas gadget, convertido en villano casi paródico, puro camp televisivo.
Treinta años después, en Batman Returns (1992), Danny DeVito llevó al personaje al extremo opuesto: un ser grotesco, casi monstruoso, criado en las alcantarillas, con aversión a la alta sociedad y un plan para someter Gotham. La visión de Tim Burton convirtió al Pingüino en una figura trágica, deformada por dentro y por fuera, que muchos siguen viendo como una de las versiones más perturbadoras del personaje.
La última gran reinvención cinematográfica ha llegado con Colin Farrell en The Batman (2022). Oculto bajo capas de prótesis y maquillaje, Farrell construye un Oswald “Oz” Cobb más cercano al mafioso clásico: un sicario con aspiraciones, violento, sarcástico, pero todavía lejos del gran capo que sabe que puede llegar a ser. Esa interpretación gustó tanto que Warner y DC apostaron por darle su propia serie.
“El Pingüino” en HBO: el ascenso del capo de Gotham
The Penguin
La miniserie El Pingüino (The Penguin), creada por Lauren LeFranc y producida por Matt Reeves como continuación directa de The Batman, se estrenó en 2024 como una serie de crimen puro y duro, casi más cercana a Los Soprano que a una producción superheroica al uso.
La historia sigue a Oz mientras aprovecha el vacío de poder que deja el final de la película para intentar coronarse como nuevo rey del crimen en Gotham. Traiciones, pactos imposibles, familias mafiosas, balas y whisky: todo lo que siempre se ha insinuado del Pingüino en los cómics… aquí se coloca en primer plano.
La serie fue recibida con críticas entusiastas, acumulando decenas de nominaciones y premios, incluyendo un Globo de Oro para Colin Farrell por mejor actor en miniserie, reconocimiento a una de las transformaciones físicas y actorales más comentadas de los últimos años.
Lo más interesante es que El Pingüino no se queda en anécdota: la propia DC la concibe como “la siguiente pieza” de la saga de Matt Reeves, un puente directo hacia The Batman: Part II, prevista para 2027, donde Farrell retomará el papel ya convertido en un jugador imprescindible del tablero de Gotham.
Más vigente que nunca: por qué Oswald Cobblepot sigue funcionando
Si miramos el conjunto —los cómics modernos, Gotham, The Batman y ahora El Pingüino— queda claro que Oswald Cobblepot no es un villano “pasado de moda”, sino justo lo contrario.
En un mundo obsesionado con la imagen, el estatus y la humillación pública, un personaje cuya vida entera está marcada por el bullying, el desprecio y las apariencias deformes sigue sonando muy actual. Su obsesión con el dinero y el poder no es solo ambición barata: es un grito de “nunca más me pisotearéis”.
Por eso su historia se puede recontar una y otra vez: como monstruo trágico (Batman Returns), como mafioso que se abre camino entre cuchillos (Gotham), como capo en ascenso en una saga de cine noir moderno (The Batman y El Pingüino). Y por eso mismo, aquel personaje que nació en diciembre de 1941 sigue encontrando nuevas formas de enganchar a lectores y espectadores.
¿De verdad alguien puede decir que el Pingüino está anticuado cuando medio mundo está atento a lo que hace en Gotham, ya sea en viñetas, en HBO o en la gran pantalla? Porque, al final, lo que Oswald quiere… Oswald suele conseguirlo. ¿No crees?




