A veces da la sensación de que Marvel está jugando a reinventarse a sí misma justo cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo, ¿no crees? Pues prepárate, porque lo que están haciendo con Venom no es simplemente un cambio de rumbo: es el inicio de una nueva era que puede dar mucho juego en los próximos meses. Y sí, quizá incluso más del que nos imaginamos ahora mismo.
El último número de la nueva etapa del personaje ha dejado clarísimo que las aventuras del simbionte ya no se parecen en nada a las historias sombrías, viscosas y casi claustrofóbicas de hace unos años. Y no lo digo por decir; se nota en cada página, en cada diálogo y en esa mezcla deliciosa entre humor, caos y transformación que convierte esta etapa de Venom en una de las más frescas que ha tenido nunca.
La cuestión es que Marvel está explorando caminos nuevos con una libertad sorprendente, como si alguien hubiera abierto todas las ventanas del universo simbionte para que entrara aire puro por primera vez en mucho tiempo. Y lo curioso es que funciona. Vaya que si funciona. ¿Listo para meterte en esta locura?
El nuevo Venom no se parece a nada que hayas leído antes
Marvel ha dejado atrás la idea clásica de Venom como monstruo tormentoso y problemático que se consume en su propia oscuridad. Ahora la serie se mueve con un ritmo más juguetón, más atrevido y, por momentos, casi autoparódico, algo que encaja sorprendentemente bien con el personaje. Pero no te confundas: sigue siendo Venom, sigue habiendo caos, poder, dientes y decisiones cuestionables. Solo que ahora todo está contado con una chispa distinta, más ligera y más de “vamos a pasarlo bien mientras destruimos media ciudad”.
Venom #251, escrito por Al Ewing y dibujado por Paco Medina, continúa la historia de Mary Jane Watson como nueva portadora del simbionte. La idea ya era llamativa de por sí, pero el cómic aprovecha el concepto para llevarlo más lejos de lo que parecía posible. Mary Jane no se convierte en un clon de Eddie Brock ni en un sustituto improvisado: se convierte en una Venom completamente distinta, con aspiraciones propias y un modo de ver la vida que no podría estar más alejado del caos deprimente de otras etapas.
La gracia está en que Ewing aprovecha algo que muchas veces olvidamos: los simbiontes pueden cambiar de forma. No todos tienen que parecer el clásico monstruo que conocemos. Y aquí es donde la historia se vuelve un festival de ideas. Literalmente.
Mary Jane intentando volver a su vida normal… mientras es Venom
Una de las partes más divertidas de esta nueva era es ver a Mary Jane intentando recuperar su carrera como actriz mientras carga con Venom pegado a la espalda. Y claro, el simbionte no entiende demasiado bien eso de tener un horario laboral, presentarse puntual o no interrumpir con tentáculos improvisados cuando estás grabando un anuncio inspirado en Sherlock Holmes. La vida normal, para Venom, es un concepto bastante abstracto, por decirlo suave.
Marvel Comics
Marvel Comics
La conversación entre ambos sobre si Mary Jane puede volver a tener un trabajo estable es casi un guiño a décadas de historia de Spider-Man, porque ahora es ella la que vive esas desapariciones espontáneas que tanto frustraban a Peter Parker. Y lo mejor es que Ewing no intenta convertirlo en un drama profundo, sino que lo trata con humor y naturalidad, como diciendo: “sí, esto es un caos… pero qué le vamos a hacer”. ¿Qué opinas tú de todo esto?
Ese toque ligero es lo que marca el tono actual de Venom: aventuras que pueden saltar del espacio profundo a un plató cutre de televisión sin despeinarse y sin perder un segundo de ritmo. Una mezcla loca que, francamente, sienta de maravilla.
Disfraces imposibles, caos absoluto y Venom fingiendo ser Iron Man
Como Nueva York odia a los simbiontes después de los últimos desastres, Venom y compañía tienen que buscar formas de esconderse mientras intentan hacer algo parecido a ser héroes. Esto ya de por sí es una premisa divertida, pero Ewing la lleva a otro nivel convirtiendo cada intento en un disparate mayor que el anterior.
El momento estrella llega cuando Venom decide disfrazarse de Iron Man… pero sin saber volar. Así que, en lugar de repulsores, usa patines. Sí, patines. Un guiño maravilloso al pasado más extraño de Tony Stark. Y lo mejor es que la escena se desarrolla con total naturalidad: nadie en la historia parece tener tiempo de cuestionar lo ridículo del asunto, porque todo ocurre demasiado rápido.
El caos sube varios niveles cuando, en plena misión, parece que Iron Man recibe un disparo en la cabeza. Bueno, “Iron Man”. Ya me entiendes. Desde fuera, para cualquier ciudadano random, es un momento absolutamente traumático. Para Mary Jane y Venom… otro martes cualquiera, supongo.
Mientras tanto, Rick Jones y el simbionte Toxin también intentan pasar desapercibidos, aunque con resultados igual de pobres. Su intento de hacerse pasar por un tal “Captain Spider” acaba siendo otra escena digna de carcajada, sobre todo cuando el simbionte empieza a confundir identidades de antiguos portadores. Una de esas tonterías deliciosas que solo un guionista con buen ojo para la continuidad puede permitirse sin que quede forzado.
Lo mejor de todo: Venom va a convertirse en… ¿otro Spider-Man?
Paco Medina hace un trabajo estupendo capturando todo este tono desenfadado, desde las discusiones más absurdas hasta las escenas de acción en las que Venom no sabe muy bien si está salvando Nueva York o complicando las cosas todavía más. Su estilo encaja tan bien con esta etapa que casi parece que siempre hubiera estado dibujando a Venom. Todo fluye con una naturalidad tremenda.
Y entonces llega el final del número, cuando Venom decide adoptar su nuevo método de camuflaje definitivo: convertirse en otro Spider-Man recorriendo la ciudad como si fuera lo más normal del mundo. Sí, otro más. Como si Nueva York no tuviera ya suficientes trepamuros colgando de edificios a todas horas.
No sé tú, pero yo tengo mucha curiosidad por ver cuánto tarda este disfraz en venirse abajo. Y sobre todo, qué clase de líos pueden surgir con dos Spider-Man sueltos por las calles… uno de ellos siendo Venom, que nunca ha sido precisamente discreto.
Marvel está haciendo algo muy interesante con Venom, algo que mezcla nostalgia, creatividad y un humor que sienta de maravilla al personaje. Y lo mejor es que esta etapa parece querer recordarnos que, a veces, los héroes (o los simbiontes) pueden simplemente divertirse mientras salvan el mundo a su manera. Que oye, tampoco está tan mal.
Así que sí: Marvel ha iniciado una nueva era para Venom. Y tiene pinta de que nos lo vamos a pasar muy bien siguiéndola número a número. ¿Tú también tienes ganas? Yo desde luego sí.




