Hideo Kojima no quiere simplemente contar historias. Quiere redefinir cómo se cuentan. Y ahora, lo está haciendo a lo grande con Death Stranding, su obra más extraña y personal, que está a punto de convertirse en dos proyectos audiovisuales distintos: una película live-action y un anime. Sí, has leído bien: Death Stranding va a tener doble salto a la pantalla.
Lo más impactante es que no serán simples adaptaciones. Nada de seguir paso por paso lo que ya vimos en el juego. Esto es Kojima en estado puro: ruptura de normas, fusión de géneros y una visión que apunta directamente al cine de autor.
A24 entra en juego: la película que no quiere parecer una adaptación
Empecemos por la película. Hace ya un tiempo que se anunció que Kojima estaba trabajando en una cinta de Death Stranding en colaboración con A24, el estudio responsable de joyas como Everything Everywhere All At Once, Hereditary o Midsommar. El perfil artístico de la compañía encaja perfectamente con el tipo de cine que Kojima quiere hacer: uno que no se parezca a nada visto antes en una adaptación de videojuego.
No esperes una versión literal del juego. Según el propio Kojima, la idea es reinterpretar los temas centrales desde una óptica puramente cinematográfica, buscando nuevas formas de expresar su universo simbólico y sus dilemas existenciales. Nada de Sam Porter corriendo entre montañas con paquetes al hombro. O bueno, tal vez sí, pero con un enfoque más emocional, abstracto, incluso filosófico.
La ambición es clara: Death Stranding no será “una película basada en un videojuego”, sino una película, punto. Una obra que pueda medirse con el cine independiente, que pueda entrar en festivales y que no necesite que conozcas el juego para que te golpee en el pecho. En palabras del propio Kojima, su objetivo es “crear una película de verdad, no un producto comercial atado al marketing del juego”.
Y por si fuera poco… también habrá anime

Pero aquí no acaba la cosa. En una jugada totalmente inesperada, Kojima ha confirmado que Death Stranding también tendrá una adaptación en forma de anime. Una decisión que abre todo un abanico de posibilidades narrativas, visuales y creativas.
Todavía no se han revelado los detalles, pero sí sabemos que el anime no será una simple repetición de la película. Será una expansión, un complemento, una nueva puerta al mundo que ya conocemos. Puede centrarse en personajes secundarios, contar historias que quedaron fuera del juego o incluso explorar momentos anteriores al nacimiento del protagonista Sam Porter Bridges.
La ventaja del anime es evidente: la animación ofrece una libertad visual imposible de replicar en acción real. Death Stranding es, de por sí, un universo fragmentado, surrealista, lleno de paisajes imposibles, criaturas espectrales y metáforas visuales. Llevar todo eso al formato anime es como soltar un tigre en la jungla. Todo es posible. Desde batallas abstractas hasta sueños simbólicos, desde viajes oníricos hasta narraciones no lineales.
No se trata de adaptar, se trata de construir mundos
A diferencia de otras franquicias como The Last of Us, que apostaron por un enfoque más fiel y contenido, lo de Kojima es otra historia. Literal. El japonés no quiere reproducir lo que ya vimos en su videojuego. Quiere construir algo nuevo a partir de las mismas piezas emocionales: la soledad, la conexión, la pérdida, el aislamiento, el valor de los vínculos humanos.
Esto no es una adaptación. Es un nuevo capítulo. Un renacimiento audiovisual de un universo que siempre estuvo a medio camino entre lo onírico y lo real. Y si alguien puede hacerlo… es él.
¿Qué podemos esperar?
De la película, podemos esperar una obra contemplativa, poderosa, con atmósfera densa y un ritmo que se aleje del blockbuster tradicional. Algo cercano a lo que haría Alex Garland, Ari Aster o David Lynch si les entregaras una consola y les dejaras jugar a Death Stranding durante 200 horas.
Del anime, en cambio, es probable que veamos más acción, más libertad estética y muchas más posibilidades para explorar lo raro, lo simbólico, lo abstracto. Es el formato perfecto para dar forma a las pesadillas y visiones que en el juego estaban solo insinuadas.
Ambos proyectos parecen ir por caminos distintos, pero con un mismo destino: expandir el universo de Death Stranding hacia nuevas audiencias y nuevas formas de arte.
¿Y qué papel juega Kojima en todo esto?
Como siempre, Kojima está en el centro de todo. Supervisa, dirige, sueña, redefine. No hay productoras metiendo mano, no hay ejecutivos pidiendo escenas de acción cada 10 minutos. Esto es cine y anime hecho desde la visión de autor, con libertad creativa total. Y eso, en un mercado saturado de adaptaciones flojas, es un milagro.
Hideo Kojima ya lo hizo una vez con Death Stranding: rompió las reglas de los videojuegos. Ahora quiere hacer lo mismo con el cine y la animación.
No sabemos aún qué veremos exactamente… pero algo está claro: No será convencional. Y no será olvidable.




