‘Guerra Mundial Z’ comenzó siendo una novela de terror post-apocalíptico de Max Brooks llamada World War Z: An Oral History of the Zombie War, una serie de relatos individuales y en primera persona de aquellos que lo vivieron. Los productores Brad Pitt, Dede Gardner y Jeremy Kleiner leyeron el libro en formato de galeradas. Ellos, y todos los demás miembros de su productora, Plan B Entertainment, quedaron cautivados.
“Hace cinco años, no sabía nada de los zombis. Ahora, me considero un experto”, recuerda Pitt. “El libro de Max aborda el género de zombis como si fuera una epidemia mundial, propagándose de manera muy parecida a como hemos visto hacerlo a otros virus como el SARS. ¿Qué pasa cuando fallan los cortafuegos… qué pasa cuando todas nuestras preocupaciones cotidianas se vuelven inútiles? ¿Qué ocurre cuando desparecen las estructuras de poder y las normas sociales? ¿Cómo podríamos sobrevivir?»
“Nos pareció algo relevante y profético, a pesar de ser un libro de zombis, o a lo mejor por eso. No lo sabíamos, lo cual resultaba aún más atractivo”, recuerda Gardner.
La enorme escala del argumento sedujo también a Kleiner, que conocía bien la obra de Brooksk, habiendo leído su libro gemelo y manual de campo, The Zombie Survival Guide
“La escala mundial (la interacción entre los zombis, la política, las instituciones) nos seducía y le añadía algunos elementos realmente geniales y contemporáneos que no son habituales en el género de zombis”, dice Kleiner.
Sin embargo, el enfoque multipersonal y testimonial de la novela no se prestaba necesariamente a convertirse en un guión. Al final, los realizadores optaron por narrar la historia a través de un solo protagonista en lugar de muchos, pero también trataron de mantener la esencia de los temas y los nudos de la trama que les habían llamado la atención.
“Estaba bastante claro que la estructura del libro de ‘Guerra Mundial Z’ iba a ser difícil de adaptar. Sí que intentamos seguir la narrativa del libro, pero descubrimos, cuando nos pusimos a ello, que la tensión dramática disminuía sensiblemente, al menos en términos cinematográficos. En esencia, teníamos que volver al momento en el que tenía lugar el brote zombi, y hacer de eso la pieza central de la película. Nos esforzamos muchísimo por elaborar la película con autenticidad, para que pareciera que eso podía pasarnos a nosotros, ahora, a la gente a la que conocemos. Así que, aunque la estructura es diferente, espero que la película evoque la sensación que tuvimos cuando leímos la novela de Max”, dice Gardner.
Mientras aún estaban trabajando en el guión, el equipo decidió que era hora de proponérselo a algún director, y pensaron en Marc Forster.
“Marc pensaba igual en lo que se refiere al compromiso de ambientar la película en el mundo real y de mantener la verosimilitud del material”, recuerda Gardner.
“Respeto a Marc porque es un director que ha hecho muchas clases diferentes de películas, pero todas ellas con el hilo conductor común de tratar temas humanos básicos: el amor, la familia, la pérdida. Creo que le ha dado ese enfoque humanista a nuestra película, y creo que su amplitud de miras, el hecho de que no tuviera ideas preconcebidas acerca de las limitaciones de las películas de zombis, fue de una gran ayuda”, añade Kleiner.
Plan B comenzó por enviar el libro a Forster, y al igual que ellos, quedó convencido.
“Me pareció una lectura sensacional y que trataba de temas que me interesan de verdad”, dice Forster. “Me reuní con los de Plan B y comenzamos a hablar a nivel creativo de lo que podíamos hacer con el proyecto. Habían desarrollado ya el guión, el cual me dieron, y ese fue el principio de nuestros debates, que finalmente llevaron a esta película”.
Las “películas de zombis” se han convertido en un género propio, y gozan actualmente de un renacimiento de su popularidad. Forster piensa que hay una razón temática para su resurgimiento, y muchas grandes obras del género le inspiraron y le atrajeron hacia el proyecto.
“Las películas de zombis me parecen fascinantes porque se pusieron de moda en los años setenta, en una época de inseguridad y agitación en la sociedad. Y ahora que estamos viviendo una época de cambios y escepticismo, los zombis están de moda. Son una metáfora sensacional, representando una especie de inconsciencia y sirviendo de espejo a lo que está ocurriendo en el mundo. Los seres humanos, como especie, somos hasta cierto punto inconscientes, y al final tenemos que despertar”, reflexiona Forster.
“No sé de nadie a quien los zombis no le parezcan actuales. Lo veo en carteles en el New Yorker, anuncios de ‘Equipamiento para Sobrevivir a los Zombis’. El movimiento Occupy Wall Street invocó mucha mitología zombi, y además está obviamente el gran éxito que está teniendo ‘The walking dead’, que es la serie con mayor audiencia de la televisión por cable. Entramos en un terreno resbaladizo si pretendemos asignarle metáforas a algo que considero que es muy popular, pero eso claramente también forma parte de ello. Creo que el lenguaje del mundo zombi se entiende mejor hoy a causa de todo lo que está pasando. La gente está enganchada a sus pantallas, sus monitores y sus cascos, o sea que en el sentido más básico, sí que andan por ahí como zombis al no interactuar con otros seres humanos. También, al menos para mí, el mundo parece un lugar poco claro… parece inestable. Parece como si hubiera oleadas de emoción y conducta cerniéndose sobre nosotros, y sucede cada vez más deprisa. Pero sí que tiene raíces en una afición histórica hacia el género. Para mí, “Guerra Mundial Z” es intensa, real y divertida… y también trepidante, épica, terrorífica y, eso espero, definitivamente satisfactoria”, dice Gardner.
De hecho, parte del atractivo inicial para Pitt fue la acción trepidante y la faceta de carrera contrarreloj de la historia.
“Estos zombis son cantidad de terroríficos y la película, espero, funciona a un par de niveles”, dice Pitt. “Pero básicamente, es un puro divertimento para el verano y, francamente, algo que tenía ganas de hacer para que disfrutaran mis hijos”.
Por ello, Forster se resiste a clasificar a “Guerra Mundial Z” únicamente como una “Película de zombis”.
“No trata solamente sobre zombis, trata sobre un apocalipsis mundial que resulta que es difundido por los zombis”, dice Forster.
“Hay muchos paralelismos con lo que estamos viviendo actualmente, a nivel cultural, que se prestan para una ‘película de zombis’, pero lo genial del libro de Max es que está ambientado en un marco de tiempo realista y dentro de una estructura basada en la realidad. Eso es lo que me más atrajo, y quise crear una película que pareciera realista, para que al público le parezca que esto puede suceder, en cualquier momento, a cualquiera de nosotros. La premisa general es que puede pasar de todo, en cualquier lugar y cualquier día. Nadie se libra, todo el mundo es vulnerable. Ese es el tema central de la película, pero también es parte de la vida real”, dice Forster.