La epopeya de Estela Plateada negro está llegando a su fin, Knull se acerca. Y ahora tiene que decidir si acabara con el Devorador de mundos antes siquiera de serlo. ¿Sobrevivirá Galactus a la decisión?
Mientras el mundo cósmico Marvel cambia y se transforma de la mano de Donny Cates, el destino de Estela Plateada negro, se decide en el pasado. Las decisiones que pueden cambiar todo un universo están en su mano, ya ha despertado un mal tan antiguo que su llegada al presente lo ha transformado todo. Ahora tiene que decidir si tiene derecho a salvar millones de vidas robando una sola aún inocente, la de Galactus antes de nacer.
La Casa de las Ideas ha cambiado muchas veces cada una de sus lineas. Desde la gran epopeya del Infinito de Jim Starlin, han sido, primero Keith Giffen y tras sus paso Dan Abnett y Andy Lanning, los arquitectos de la Marvel cósmica. Gerry Duggan tuvo su momento a través de sus Guardianes de la Galaxia, pero su revolución fue poco más que un fugaz momento. Donny Cates se ha preparado para dejar huella, y lo está haciendo con todas sus series, desde Guardianes, hasta su nueva etapa en Thor, y pasando por Estela Plateada Negro. El surfista brillante ha sido el que ha creado la crisis actual, y puede cambiarlo todo, y Cates sabe que tras esta serie, habrá un nuevo personaje que tendrá que decidir en qué bando está en el futuro del universo.
La serie Estela plateada negro llega a uno de sus puntos más álgidos, tanto a nivel de dibujo como de guion. Cates a través de un viaje de ácido a través del tiempo, ha tenido a Tradd Moore como mejor aliado, dando un trabajo que se queda para admirar tras la lectura, que sin palabras es capaz de quedarse y alterar la retina del lector. Por ello, el escritor no plantea una historia compleja y llena de giros, sino un camino que empieza en un error, y lleva hasta una situación que podría serlo, o podría equilibrar la balanza para que el daño que ha hecho Estela en su vida, se repare de forma inmediata. Pero tomar esa decisión es algo que va en contra de todo lo que cree Norrin Rad.
El descubrimiento del “feto tecnológico” que dará a luz a Galactus en el interior de Ego, ha dejado a Estela plateada entre la espada y la pared. Está agotado, ha usado buena parte de su poder para salvar a Ego, para intentar alejarse de Knull. Y ahora su brazo es negro, oscuro como el espacio, pero sin el brillo de las estrellas. Ahora, en solitario, el ex heraldo tiene la vida de su creador en sus manos. El peso de todas las muertes que recaen sobre él, podrían desaparecer, con otra muerte, a sangre fría, de un inocente que aún no ha cometido crimen alguno. Cates nos deja la pregunta que tanta gente ha planteado, una especie de nudo gordiano moral: ¿Matarías a Hitler cuando era un bebe para evitar la II Guerra Mundial y el Holocausto? ¿Si aún no ha cometido el crimen, merece la muerte?
Si, el guion es simple y directo, que no malo o facilón, sino que no busca complejidad estructural o giros y sorpresas, pero el dibujo, es todo lo contrario. Trad Moore ha creado un universo propio en el tiempo y el espacio, lleno de líneas curvas y de formas salidas de la mente de Gaudí o H R Giger. Dave Stewart completa ese mundo de monstruosidades de belleza y horrores en forma de paisajes imposibles con un color puro en el que los límites pueden estar hiperdefinidos, o no existir. Moore ha creado un cómic en el que puedes ver un amanecer como símbolo de nacimiento en un ser que creíais conocer como Galactus, y verlo de otra forma, porque no es un solo una estrella, es un alma naciendo o una decisión tomándose. Todo, sea o no intencionado, puede interpretarse dentro de las intenciones de Cates, así de imponente es el arte que Trad Moore usa para plasmar la historia.
Ya se acerca el final, y si bien el viaje, no ha sido tan increíble en lo que contiene, en el contenido hemos encontrado algo tan poderoso y apabullante, que merece la pena hacerlo, aunque vayas a abandonar a Estela tras esta serie, aunque nunca más leas a Cates y no recuerdes de que iba la serie, seguro que recordaras el dibujo de Moore y los colores de Stewart, aunque no recuerdes sus nombres.