Es el momento en El reloj del juicio final de las revelaciones de la verdad, y de la decepción, el problema sigue sin solución
El reloj del juicio final, la continuación de Watchmen nunca ha buscado ser su predecesora, pero siempre parecía demasiado aferrada a ella. Pero parece que ya ha llegado el momento de tomar un camino propio, alejándose del de Alan Moore, y acercándose mucho más al Universo DC de toda la vida.
LA BÚSQUEDA FINALIZA
La búsqueda del Doctor Manhattan ha llevado a otro mundo a héroes y villanos, los ha mezclado con los villanos de esta dimensión, y ha atraído a sus héroes, quizá el plan no haya sido claro, pero el objetivo si, atraer a John, a dios, para que arregle el mundo ideal de Adrian Veidt que los hombres han destruido. Pero Manhattan tiene un plan en este nuevo mundo, y aún no esta claro, ni siquiera para él. Mientras, el mundo se vuelve loco, los metahumanos comienzan a pelear, la opinión pública duda de ellos, y Black Adam ataca Israel, ¿dónde acabará todo esto?
La historia llega a un punto de inflexión, al momento crucial donde se descubren todos los trucos de la la presentación y el nudo de la trama, y cambia. De forma radical Geoff Johns destroza lo construido para poder continuar con su historia, lo que creíamos no es cierto, el plan no funciona, pero ahora hay otro en marcha, pero, ya había uno en funcionamiento, el del Doctor Manhattan, y ahora paree que se acerca a su conclusión. Johns nos deja con cara de sorpresa con este giro, dejando claro que la historia estaba siendo planteada, y que nos había dejado ver un poco del plan, pero dejándonos creer que el plan era otro.
¿A QUÉ JUEGA GEOFF JOHNS?
La entrega resulta un poco desasosegante, ya que la sensación es que te han tomado el pelo, que han jugado contigo para sorprender, pero no te han contado las reglas ni te han dicho que juego era, Johns se ha pasado un poco de listo, y deja al lector irritado tras este número. Pero eso tampoco es malo, la rabia nos centra, los siguientes números más vale que sean buenos y no tengan fallos, o el público puede decidir que la historia no solo es una mala secuela, si no una perdida de tiempo y dinero. Pero Johns no suele fallar en sus planteamientos, alguna vez si en sus finales, y aún se ha dejado espacio para acabar y sorprender de sobra.
Si algo no falla en El reloj del juicio final es el arte de Gary Frank, solido y sobrio, manteniendo todo lo buen que lo define, pero aún un poco limitado por la estética “watchmeneriana”. Menos, ya que el giro de guión también le permite cambiar las cosas, las composiciones, los planos y las paginas, ahora es cuando va a demostrar todo lo que puede hacer, al menos, eso es lo que parece, y lo que algunos esperamos con ganas.
Ya superado la mitad de la serie, el salto de acróbata de circo que ha dado la trama da esperanzas de encontrar algo muy diferente a lo esperado, quizás menos “heredera” y “homenaje” a Watchmen, y más novedosa y original. Queda poco , el reloj se acerca a la medianoche, y aun queda mucho por contar.
INFORMACIÓN PROPORCIONADA POR LA EDITORIAL
El Reloj del Juicio Final núm. 07 (de 12)