En Dune. Las aguas de Kanly, la caída de los Atreides tiene que ser vengada y sólo su maestro de armas parece dispuesto a hacerlo, al coste que sea necesario.
El universo de Dune es enorme, libros, películas, cómics y una futura serie de streaming. Y sus personajes siembran los imaginarios de sus lectores/espectadores de luchas, causas no les, fanatismo, venganza, amor, tradición y religión, un pasto fértil para que sus autores desarrollen tramas poderosas y atrayentes. De los relatos que han llenado varias antologías se han adaptado varias series de cómics. Las aguas de Kanly es una de estas historias.
Gurney Halek, Guerrero, poeta, músico, maestro de armas y uno de los pocos superviviente del ataque Harkonen a Arrkeen aún leal a los Atreides se une a los contrabandistas que trafican con la especia melange a las espaldas de las autoridades, compartiendo su vida pero no su forma de pensar y vivir. Es un Atreides y morirá siéndolo, pero antes morirán todos los Harkonnen que pueda matar.
El protagonista forma parte de una microsociedad pero no es uno de ellos, regidos por el dinero, no creen en el honor que sus antiguos señores tenían como mayor valor. Lo que produce roces con sus hombres, otros supervivientes de la purga apoyada por el emperador. La sed de venganza domina a Halek, pero se atiene a su plan. Lleva mucho esperando acabar con Raban, el asesino de su familia, para su desgracia ahora tiene aún más muertes que vengar en el tirano pelirrojo.
Kevin J. Anderson y Brian Herbert son los arquitectos del universo de Dune. Tras la muerte de Frank Herbert su hijo decidió ampliar la visión de su padre, finalizar lo que empezó tomando sus ideas. Y comenzó por contar la historia antes de la primera novela. Así se unió a Anderson y hasta la actualidad han publicado varias trilogías, antologías y novelas unitarias que expanden el mundo de su padre
Las aguas de Kanly es un relato situado en el medio del primer libro, tras la primera parte del mismo y de forma paralela a la segunda, donde Gurney se reencuentra con Paul. Es la historia directa, un plan perfecto, una trama de planificación con una estructura cercana argumentalmente a las de robos. Pero la diferencia la pone la personalidad de Gurney, un hombre de honor que ha perdido a su señor pero sigue defendiéndolo. Es casi la historia de un Ronin en busca de vengar a su señor caído.
Pero al contrario que los samuráis, no tiene piedad ni miramientos a la hora de vengarse. El atentado contra Raban es despiadado, metódico, y tan malvado que rivaliza con la crueldad de sus enemigos.
La adaptación del relato es muy correcta y el arte de Francesco Mortarino cuenta con precisión el plan y su puesta en marcha. De línea clara y dinámico se lee con ligereza, quizá un poco más de suciedad y negros habría incrementado el sentido oscuro de la situación del personaje y ese submundo en el que está obligado a sobrevivir. Pero los colores de Arrakis son parte de su fuerza y de su imagen icónica, y tampoco se pueden modificar demasiado. Así que el resultado final está a buen nivel.
Destacan las portadas de Christian Ward para la edición en grapas, se recopilan en el tomo para que el lector pueda disfrutarlas. Cada una de ellas está llena de vida a través de los colores y cuenta como el plan y Gurney avanzan, a veces con más sangre derramada de la necesaria.
Dune. las aguas de Kanly es una historia que ejerce de Intermezzo en la historia de la franquicia. No añade nada a Paul, pero muestra una parte del complejo universo de Dune, y sobre todo habla de un personaje que siempre había merecido algo más de atención, y por fin la ha recibido.
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