En Dcsos Nº 4, el virus AntiVida se extiende buscando destruir todo lo vivo, es hora de reunir a las tropas
Dcsos Nº 4. Cuando el apocalipsis ha amenazado el planeta, los superhéroes han ayudado a salvar el día, pero contra la AntiVida, no están preparados. Demasiado rápido, demasiado agresivo, demasiado brutal, nadie ha respondido a tiempo, nada parece funcionar. Pero son héroes, y no vana descansar jamás mientras haya una pizca de esperanza, y mientras hay vida, hay esperanza.
Atlantis ha caído, Themiscyra está aislada pero Wonder Woman no puede hacer oídos sordos al dolor del mundo. El gobierno estadounidense ha reaccionado y ha enviado a un héroe a prueba de virus, el C apitan Atom. Las tropas se reúnen para la lucha, los héroes escuchan la llamada: “Acudid al Daily Planet”. Pero no todos han podido sobrevivir, y la llamada se escucha alto. Héroes y villanos se mueven, y eso significa que todo, hasta el más pequeño, tienen importancia, tanto como para que lo que es ininfectable, acabe sucumbiendo.
Tom Taylor, el hombre al que le han permitido destruir el universo DC sigue haciendo su trabajo, y lo está disfrutando. No deja palo sin tocar ni a los héroes sin infectar. ¿Qué pasaría si un Flash fuera infectado?¿Qué ocurre con los que ven el mundo diferente, o que no perciben igual las ondas? Taylor va resolviendo esas dudas poco a poco, y de paso deja un reguero de muertos, destrucción y diversión a su paso. El guionista se lo está pasando en grande, y nosotros también. Vale, es un placer culpable, pero ver como un virus zombi arrasa un mundo de héroes de forma indiscriminada es divertido. Kirkman lo hizo, a su manera, y dejó todo destrozado, más parecido a un mundo que hubiera pasado una guerra contra un ejercito de armas de destrucción masiva. Taylor, lo hace más lentamente y con una visión mas cercana, y con un ritmo muy diferente, más lento. Hemos pasado un tiempo muy corto, pero ha pasado de todo, y lo hemos visto, no nos hemos perdido nada.
Si la trama avanza bien en Dcsos, es porque Trevor Hairsne tiene la capacidad de contarla muy bien. SU estilo sucio le pega mucho a Dcsos y hace mas disfrutable aún la experiencia. Pero sobre todo, porque es capaz de contar mucho con sus viñetas, sin que Taylor tenga que llenarlas de textos, agilizando y dejando que sea el gran apocalipsis el que caiga como un mazazo, sin tener que mostrar cada detalle, solo los necesarios, y así es como se pasa de una buena lectura, a una que se disfruta, con culpabilidad en este caso. Aparte ya ha quedado que uno de los mejores puntos de la serie son las maravillosas portadas protagonizadas por los personajes del universo DC. Que no tienen que ver con la historia la mayoría de veces, pero que son alucinantes, en este caso ese Sargento Rock amenazado por la Trinidad obra de Andy Kubert casi vale el cómic por si sola.
Queda nada para que termine Dcsos, dos números únicamente, pero parece que falten muchas cosas por contar. Dentro de los miedos típicos, está el de que se haga un final precipitado o abrupto, pero Taylor nunca ha sido de esos escritores, y la confianza en que el final sera tan potente como el desarrollo, hace que sigamos sonriendo ante las expectativas de lo que vienen. Porque un apocalipsis zombi, tienen que tener una gran escena de batalla contra ellos, y si encima son de seres superpoderosos, ¡tiene que ser espectacular!
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