El regreso de Matthew Murdock en esta nueva etapa vino marcado de forma sutil por el olvido que todos sus conocidos tenían de su legado en su identidad superheróica como Daredevil. Chip Zdarsky sigue haciendo de las suyas en esta genial colección que publica Panini Comics.
A veces nos sentimos fuertes, capaces de enfrentarnos al mundo entero en plenitud de facultades. Puede que eso nos haga abarcar mucho más de lo que en realidad somos capaces y el zarpazo que pegamos puede volverse en nuestra contra cuando jugamos con un animal mucho más grande, zafio y poderoso. La sensación de superioridad puede voltearse con apenas un movimiento desafortunado que nos hace ponernos en el punto de mira. Eso es lo que ha hecho Matt Murdock / Daredevil cuando ha osado adentrarse en el imperio criminal de los hermanos Stromwyn, Una y Quinn.
No hay escrúpulos cuando se habla de dinero entre millonarios. Usan sus enormes cantidades de la moneda en curso correspondiente para amasar más dinero, de forma aparentemente legal, aunque con métodos que hacen ver lo poco que les importa que esas decisiones arruinen a otros, bien económicamente o personalmente, haciéndoles perder incluso la dignidad viendo lo bajo que caen, incluso haciendo uso de la súplica. Si los Stromwyn quieren hacerse con el poder y la posesión de la Cocina del Infierno para sus propios intereses, no dudarán en hacerla caer bajo sus pies, la oprimirán hasta que valga menos que nada y una vez sea suya el negocio estará servido. El caos, el descontrol, la ausencia de fuerzas policiales… lo que sea con tal de conseguir lo que quieran. Incluida una guerra de bandas para dinamitar aun más la situación.
Zdarsky lleva desde el inicio de su participación en Daredevil enseñándonos poco a poco como va interrelacionando todo, presentando a personajes antiguos con otros de nueva creación, mientras orquesta el tablero donde se tienen que jugar las diferentes partidas con múltiples jugadores. La presencia de El Buho, Leland Owsley más desatado que nunca, Cabeza de Martillo, en su papel más amplio como líder criminal de menor alcance o la familia Libris y su política de hacer las cosas con discreción, juegan a repartirse el control mafioso de la Cocina del Infierno. Todo con tal de heredar el trono vacante dejado por Wilson Fisk como Kingpin.
Nos estamos mal acostumbrando al buen hacer de Cecchetto a los lápices pero verle sustituido en estos números por Jorge Fornés, cuando no se requiere el gran despliegue de las secuencias de acción y se opta por un relato más intimista, nos traslada de forma absoluta a un comic de género negro, policiaco, de planteamiento cercano, y con una paleta de color más plana donde predominan las luces y sombras y los tonos pastel. Nolan Woodard es el colorista de la colección pero el cambio de un dibujante a otro parece también trasportarnos a las manos de otro profesional diferente, cuando no es así. Sin duda están muy estudiados los diferentes momentos que la parte gráfica nos ofrece.
La novena entrega de la colección española será la última doble por el momento, pues el mes que viene nos traerá una grapa sencilla de 24 páginas. Puede que nos sepa a poco tras tantos meses disfrutando por partida doble de esta genial etapa que ha sido nominada al Premio Eisner a Mejor Serie Regular, merecidamente, sin duda. Por no mencionar que Chip Zdarsky está nominado a mejor guionista, por esta serie y alguna más que tiene en marcha, y Julián Totino Tedesco por las portadas maravillosas que está haciendo para Daredevil. Lo que es seguro es que, en este arco argumental, “Por el Infierno”, seguiremos descubriendo mucho más sobre lo que sabe Elektra de Matt y de las argucias del resto por arañar un pedazo más grande del pastel, con un objetivo claro, que el pastel sea todo para uno solo de los villanos.