Hay películas que regresan solo para recordarte por qué te enamoraste de ellas. Zootrópolis 2 es exactamente eso: un abrazo gigante de creatividad, humor y ritmo, acompañado de un zorro demasiado listo y una conejita demasiado valiente. La secuela llega casi una década después, pero entra con tal energía que parece que nunca se hubiera ido.
Desde los primeros segundos, queda claro que Disney ha tirado la casa por la ventana para volver a construir un mundo que no solo se siente vivo, sino que te guiña el ojo constantemente. La animación está más detallada, los personajes más afilados y el guion más gamberro, como si los directores hubieran decidido que ya era hora de desatar a Zootrópolis al completo.
Judy Hopps y Nick Wilde: la amistad que más queremos ver pelearse
La dinámica entre Judy Hopps y Nick Wilde sigue siendo uno de los motores más deliciosos de la película. Continúan siendo compañeros de la policía, pero esta vez la convivencia profesional les pasa factura. Tanto, que terminan encerrados en un taller para “parejas en crisis”, y sí, es tan absurdo y maravilloso como suena.
Lo divertido de esta nueva etapa es ver cómo la película se atreve a tensar esa relación sin perder la chispa. Nick es más Nick que nunca, ese caradura irresistible que evita el compromiso como si fuera una trampa mortal. Y Judy impulsa la trama con esa fe inquebrantable que hace que incluso una serpiente te caiga bien, algo que descubrirás pronto.
Gary De’Snake: la serpiente que viene a cambiarlo todo
Zootrópolis 2 (2025)
Cuando el misterio central introduce a Gary De’Snake, la historia se abre como un abanico nuevo dentro del universo de Zootrópolis. Ke Huy Quan convierte al personaje en un torbellino de emociones contradictorias: tímido, sospechoso, noble, gracioso, intenso… y extremadamente entrañable. Cada aparición suya suma capas a la trama principal y también al propio mundo de la ciudad, que nunca nos había contado su relación con reptiles ni el pasado oculto que dejó a varias especies fuera de sus muros.
Este enfoque permite que la secuela no solo tenga un enigma policial, sino también un subtexto sobre identidad, prejuicio, memoria histórica y la eterna pregunta de “¿quién merece pertenecer?”. Todo envuelto en humor, emociones sinceras y un diseño visual exquisito.
Una Zootrópolis más grande, más loca y más espectacular
La ciudad se expande de maneras que el primer filme apenas insinuaba. Los muros climáticos que separan desierto, tundra, bosque y costa dejan de ser un simple contexto para convertirse en escenarios esenciales. Cada uno tiene personalidad propia y está lleno de gags visuales que merecen pausa para disfrutarlos.
Hay un momento, por ejemplo, en el que un enorme tubo de agua sirve de autopista para mamíferos marinos. Otro, en el que el festival más “Burning Man” de la historia animal se convierte en un caos deliciosamente orquestado. Incluso los rincones más pequeños de Zootrópolis parecen haber sido diseñados por un equipo que llevaba años esperando esta secuela para desatar toda su creatividad.
Y sí, Flash, el perezoso del DMV, reaparece. Pero esta vez lo hace de una forma tan inesperada que el cine entero se cae de la risa. Digamos que la velocidad no es tan relativa como parecía.
Nuevas caras con mucho que decir (y morder)
Zootrópolis 2 (2025)
La película está llena de incorporaciones que encajan como si hubieran estado allí desde siempre. Nibbles Maplestick, por ejemplo, se convierte en un pequeño terremoto de energía; un castor hambriento de muebles, caos y protagonismo que termina siendo una aliada tan improbable como desternillante. Pawbert, descendiente de una familia de linces aristocráticos, aporta esa mezcla perfecta entre torpeza social y orgullo felino que solo Andy Samberg puede clavar. Y el nuevo alcalde, Brian Winddancer, directamente parece nacido de un anuncio de champú que decidió hacerse político: un caballo espectacular, exagerado y deliciosamente ridículo.
Cada nuevo personaje encuentra su hueco sin eclipsar al dúo protagonista, pero aportando matices que hacen que esta secuela tenga una pulsación más amplia y atrevida que la primera.
Humor que crece contigo: de los peques a los más cinéfilos
Zootrópolis 2 vuelve a jugar en dos niveles como pocas películas de animación consiguen hacerlo. Los niños se quedan con la aventura trepidante, las persecuciones y los chistes rápidos. Los adultos encuentran referencias deliciosamente retorcidas, como un homenaje directo a El Resplandor o la aparición de plataformas como EweTube y HuluZoo, donde se pueden ver series como “Only Herders in the Building”.
Lo mejor es que nada se siente impostado. Todo fluye con naturalidad y con un sentido del ritmo que demuestra lo mucho que se ha trabajado esta secuela para mantener la atención, la emoción y la carcajada constantes.
Un mensaje que late con fuerza
Más allá de las risas, Zootrópolis 2 vuelve a poner el foco en lo que la convirtió en un clásico moderno: la convivencia, la diversidad, la necesidad de escuchar la historia completa y la importancia de confiar en quienes no se parecen a ti. Gary De’Snake aporta una mirada completamente nueva a estos temas, y Judy y Nick los enfrentan desde un lugar más maduro, más complejo y, sí, más emocional.
La película juega con la idea de que su relación podría avanzar hacia algo más… pero nunca lo dice abiertamente. Ahí entra la escena mid-credits, que deja la puerta abierta a una tercera entrega que ojalá no tarde otra década en llegar.
Una secuela que demuestra que Zootrópolis aún tiene mucho que contar
Zootrópolis 2 es vibrante, divertida, inteligente y visualmente espectacular. Es una película que respeta profundamente al original, pero nunca se limita a copiarlo; al contrario, lo expande, lo revisa y lo impulsa hacia delante con una energía fresca y contagiosa.
Si la primera te enamoró, esta te hará querer más. Y si quedaba alguna duda de que Zootrópolis puede ser una de las grandes sagas de animación de esta década, aquí está la demostración definitiva.
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Zootrópolis 2
NOTA CINEMASCOMICS
TOTAL
Zootrópolis 2 retoma la historia de Judy Hopps y Nick Wilde, ahora compañeros oficiales en la policía, mientras investigan un caso que revela el pasado oculto de la ciudad y la exclusión histórica de varias especies. La secuela amplía el mundo del filme original con nuevos territorios, más especies y personajes inéditos como Gary De’Snake, interpretado por Ke Huy Quan. La película combina humor, acción y un mensaje sobre convivencia e identidad, manteniendo la estética detallada y el ritmo característico de Disney Animation. Con un enfoque más amplio y emocional, la cinta prepara el terreno para una tercera entrega sugerida en su escena postcréditos.




