Álex Montoya presenta una preciosa historia en La Casa. La adaptación de la novela gráfica de Paco Roca es una maravillosa historia que más que una película parece un recuerdo de un fin de semana con tu familia.
Ese es el tema principal de la película, los recuerdos. La trama se centra en tres hijos que intentan arreglar La casa de su difunto padre para venderla, pero las heridas de su muerte sigue muy frescas.
Aunque vemos los varios agravios de arreglar una vieja casa, la cisterna que nunca funciona, el muro que está mal hecho, la cortina que no sube, etc., no son el centro de la historia como en Esta Casa Es Una Ruina (1986), si no es más una herramienta narrativa para que dos personajes hablen entre sí y evolucione su relación a través de los recuerdos del padre.
Durante toda la película vemos muchísimos flashbacks de momentos entre los hijos y su padre, la mayoría están presentados como viejas grabaciones de momentos íntimos de familia, añadiendo al sentimiento de nostalgia. Pero de vez en cuando también hay flashbacks que están en un formato más convencional, que también tienen un gran peso emocional.
Lo mejor de la película es el sentimiento de reunir a la familia. Los personajes están diseñados para ser lo más realistas posibles para dar un mayor sentimiento de realidad. El hermano cascarrabias, el cuñado gracioso y la sobrina que quieres como si fuera tu propia hija.
Es enternecedor ver una película que te hace sentirte en casa y parte de la familia. Incluso los momentos más incómodos te hacen sentir parte del momento como si fueras un viejo amigo que es considerado un miembro más de la familia.
Lo único negativo de esta película que se podría rascar, y hay que rascar bastante, es que al principio los diálogos son algo redundantes y dan la sensación de que hablan mucho, pero dicen poco. Pero esto es solo durante el principio y después de los primeros diez minutos cada conversación tiene algo peso argumental, y en caso de no serlo es para dar la sensación de familia y lo transmite de una manera orgánica.
Aunque La casa trate de unos hijos y de las dificultades de lidiar con una herencia, el verdadero mensaje son los recuerdos. Cómo serás recordado y cómo recuerdas a los demás es un tema bastante abstracto, pero al transferirlo por un medio como el de una familia hablando de su padre lo convierto en un tema terrestre que todos podemos reconocer como una conversación que hemos tenido en cualquier reunión familiar.
En conclusión, La Casa es una pequeña historia que hará que cualquier persona se sienta identificado con su mensaje y su seting de vida cotidiana. Te sentirás como si fueras una más de la familia, te preocuparas de lo que quiere cada uno de ellos y te dará pena despedirte, pero no podrás esperar a la próxima reunión familiar.
Es un ejemplo de como el cine español no tiene que ser solo todas comedias con el único objetivo de hacer dinero y luego ser olvidadas. La Casa será una peli de la que no podrás parar de pensar.