La primera frase del tráiler ya te revuelve algo por dentro. Un mundo hipervigilado, un detective que creía tenerlo todo bajo control y una inteligencia artificial que ha dejado de ser herramienta para convertirse en verdugo. Mercy no juega a engaños: desde su primer segundo te deja claro que aquí nadie está a salvo, y que la justicia del futuro quizá no tenga nada de justicia.
Un sistema perfecto… hasta que te toca a ti
Chris Pratt interpreta a Christopher Raven, un inspector que defiende con total convicción el nuevo sistema judicial automatizado. Sus palabras, grabadas en el tráiler, suenan a promesa y amenaza al mismo tiempo: “Vivimos en un sistema colapsado… y todo eso se acaba con Mercy” . El problema es que la vida tiene sentido del humor, y no precisamente del amable. Raven despierta un día acusado del asesinato de su esposa y descubre que el mismo sistema que él ayudó a legitimar no ofrece rutas de escape.
No hay juicios largos, no hay posibilidad de negociación y no hay compasión. Lo único que existe es una cuenta atrás implacable: noventa minutos para demostrar su inocencia. Y cuando lo dice el propio protagonista, con la respiración temblando, entiendes que el tiempo en Mercy no es un detalle… es el verdadero villano.
Rebecca Ferguson, la juez que nunca parpadea
Si hay una presencia que domina el tráiler, es la de Rebecca Ferguson. Aparece como la Juez Maddox, una inteligencia artificial poderosa, fría y diseñada para detectar mentiras con la precisión de un bisturí. No necesita elevar la voz ni mostrar emociones; de hecho, su ausencia de humanidad es lo que la hace tan perturbadora. Cuando ordena a Raven que demuestre su inocencia, la palabra “demuestre” suena más a sentencia que a oportunidad.
El tráiler deja ver cómo Maddox analiza cada partícula del caso con una objetividad que nadie puede rebatir. Es una figura implacable, casi ceremonial, que observa a los humanos como si fueran datos que deben ordenarse. Esa cualidad inquietante de Ferguson, capaz de decirlo todo sin mover un músculo, encaja aquí como un guante metálico.
Chris Pratt como nunca lo habías visto
Olvida al aventurero bromista o al héroe desbordado de adrenalina. Aquí Pratt se muestra vulnerable, agotado, atrapado en un laberinto que él mismo ayudó a construir. Cada plano del tráiler lo empuja un poco más hacia el abismo. En un momento, intenta revisar la escena del crimen “a la antigua”, como si aferrarse a los métodos tradicionales pudiera rescatarlo del juicio digital. En otro, grita desesperado “¡Sácame de aquí!” mientras el lugar entero parece reducirse sobre él .
Los golpes emocionales se acumulan, pero lo que realmente lo quiebra es la duda: ¿cree incluso él mismo que es inocente? Esa pregunta atraviesa la pantalla sin necesidad de formularse, porque Pratt la interpreta con una fragilidad inesperada.
Una ciudad que vigila, juzga y ejecuta

El tráiler revela una metrópolis que respira datos. Pantallas gigantes anuncian decisiones judiciales en tiempo real, drones siguen cada movimiento de los ciudadanos y los coches autónomos patrullan las calles como extensiones del sistema. Todo es limpio, brillante y profundamente amenazante. Nada escapa a Mercy.
Esa omnipresencia tecnológica no necesita explicarse; se siente. Cada plano transmite la idea de que cualquier gesto será registrado, analizado y archivado, incluso antes de que el protagonista pueda procesar lo que está viviendo. El mundo distópico de Timur Bekmambetov (Wanted) no quiere que te preguntes si es posible, sino cuánto falta para que llegue.
Un misterio que crece a contrarreloj
El avance insinúa que Raven oculta algo importante. La grabación borrosa de una figura desconocida, la explosión que aparece sin previo aviso y la frase de la juez Maddox preguntando a Raven “¿Quiere descubrir la verdad, incluso aunque la verdad sea fea?” crean la sensación de que nada encaja del todo .
Todo apunta a que la película no girará solo en torno a demostrar si el protagonista es culpable o inocente, sino en desmontar un sistema que se proclama perfecto mientras se pudre desde dentro. Y si hay algo que Mercy deja claro, es que los personajes deberán correr más rápido que la verdad… y que la verdad no piensa esperarles.
Una conversación que va más allá del cine
El tráiler propone preguntas incómodas sin necesidad de subrayarlas. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a ceder decisiones fundamentales a algoritmos? ¿Qué ocurre cuando una máquina tiene el poder de decidir quién vive y quién muere? ¿Y cómo se lucha contra un sistema que no comete errores… salvo cuando los comete?
La historia recuerda a la ansiedad de Minority Report, pero con una lectura más contemporánea: no es el futuro lo que da miedo, sino reconocer que ya convivimos con su primera versión.
Llega en enero y promete ruido
Sin piedad (Mercy) aterriza en cines el 23 de enero de 2026, también en 3D, con la clara intención de abrir el año con un thriller de ciencia ficción que combine espectáculo, tensión y un debate que seguirá en la cabeza del espectador durante días. La mezcla de Chris Pratt en su faceta más dramática y Rebecca Ferguson convertida en juez imparable puede ser una de las grandes sorpresas del inicio de 2026.
Y la pregunta final no puede ser otra: si mañana te juzgara una IA, confiando solo en datos y sin margen para el error, ¿Qué posibilidades creerías tener? Te leo en comentarios… y ya sabes, síguenos en Google News para no perderte ni un tráiler de ciencia ficción.


