Algo se estaba cociendo en la sombra y por fin ha salido a la luz. Lo que parecía uno de esos proyectos que Netflix anunciaba y luego enterraba, ahora va en serio. Y esta vez no es solo una promesa: Assassin’s Creed ha sido oficialmente resucitado.
Después de años de silencio, la serie de acción real inspirada en la legendaria franquicia de Ubisoft acaba de recibir luz verde. Y no, no será una repetición de lo que ya vimos con Michael Fassbender. Esta vez van a por todas.
Assassin’s Creed: Una guerra secreta a través de la historia
Netflix ha confirmado que la serie está en marcha con todo el apoyo de Ubisoft y un equipo creativo que promete espectáculo, profundidad y ambición. Según el comunicado oficial, se trata de un thriller de alto voltaje que explorará la eterna lucha entre los Assassins y los Templarios. Dos visiones del mundo enfrentadas: libertad frente a control.
Lo interesante es que esta adaptación no se limita a copiar lo que ya hemos visto en los juegos. De hecho, parece que dejarán a personajes conocidos como Ezio o Altair en un segundo plano, o directamente fuera, para centrarse en nuevos protagonistas, creados expresamente para la serie. Eso sí, el ADN de Assassin’s Creed sigue ahí: viajes en el tiempo, artefactos ancestrales, conflictos morales y parkour a lo loco.
Assassin’s Creed
Dos showrunners con experiencia en lo complejo
Uno de los puntos más prometedores está detrás de las cámaras. Los encargados de llevar a buen puerto Assassin’s Creed son Roberto Patino (creador de la serie DMZ y guionista en Westworld y Hijos de la anarquía) y David Wiener (Halo, The Killing, Homecoming). Dos nombres que ya saben lo que es lidiar con narrativas densas, realidades paralelas y conflictos ideológicos.
En su declaración conjunta, Patino y Wiener han descrito la serie como algo mucho más profundo que una simple historia de acción:
«Bajo el espectáculo y las acrobacias, hay una historia humana esencial: personas buscando su lugar en el mundo, enfrentándose a preguntas sobre la fe, la identidad, la violencia y la conexión entre culturas».
Es decir, no solo van a dar espadazos. También quieren hacernos pensar.
¿Ezio? ¿Altair? ¿Roma? ¿Japón? No tan rápido…
Aunque muchos esperaban una adaptación fiel de alguna de las entregas más populares, como Assassin’s Creed II o Valhalla, los primeros rumores apuntan en otra dirección. Según el medio especializado What’s on Netflix, el escenario podría ser la Antigua Roma, aunque esto todavía no ha sido confirmado oficialmente.
Tampoco está claro si aparecerán personajes clásicos del videojuego. De hecho, se comenta que la serie usará personajes completamente originales, algo que podría sentar muy bien si se quiere construir una narrativa fresca sin las limitaciones del lore establecido.
Eso sí, el concepto básico no cambia: alguien del presente reviviendo los recuerdos de sus antepasados mediante el Animus, mientras dos facciones secretas se pelean por el destino de la humanidad. La esencia sigue intacta.
¿Y si esta vez funciona?
No es la primera vez que Assassin’s Creed intenta saltar al live action. En 2016 se estrenó una película protagonizada por Michael Fassbender que prometía mucho y se estrelló en taquilla y crítica. Un fracaso que desanimó a Ubisoft a seguir apostando por el cine durante un tiempo.
Assassin’s Creed (2016)
Desde entonces, la saga ha explorado otros caminos: cortos animados, cómics, novelas, y un universo expandido cada vez más ambicioso. Pero esta serie representa algo diferente: una nueva oportunidad de conquistar a la audiencia general, y de hacerlo con tiempo, formato episódico y una historia que no tenga que condensarse en 120 minutos.
La franquicia perfecta para una serie (si se hace bien)
Assassin’s Creed no es solo una saga de videojuegos. Es un gigantesco universo de historias conectadas a través de siglos, con asesinos encapuchados saltando entre tejados en Florencia, París, El Cairo, Nueva York o el Japón feudal. Y todo eso puede brillar de forma espectacular en televisión, si se cuenta bien.
La estructura episódica permite dedicar tiempo a personajes, explorar épocas históricas con detalle, introducir tramas paralelas y jugar con el presente y el pasado. Además, el conflicto entre los Assassins y los Templarios es lo suficientemente flexible como para ofrecer múltiples puntos de vista sin volverse repetitivo.
Netflix lo sabe, y por eso se ha tomado su tiempo.
Ubisoft quiere redimirse con esta serie de Assassin’s Creed
En palabras de Margaret Boykin, jefa de contenido de Ubisoft Film & Television: «Estamos emocionados de trabajar con Roberto, David y nuestros socios en Netflix para llevar esta franquicia a la pantalla. Queremos capturar lo que hace único a Assassin’s Creed y llevar sus mundos y temas eternos a una audiencia global».
Y no lo dicen por decir. Ubisoft sabe que está en un momento clave para redefinir su relación con las adaptaciones. Ya tienen experiencia con Rabbids, Mythic Quest, Werewolves Within y, ahora, Assassin’s Creed Shadows, el juego que se ambienta en el Japón feudal y que ha recibido muy buenas críticas.
¿Cuándo se estrena?
Por ahora no hay una fecha concreta de estreno. La serie ha recibido oficialmente la luz verde, lo que significa que el rodaje empezará pronto. Si todo va según lo previsto, podríamos tenerla en nuestras pantallas a finales de 2026 o principios de 2027.
Eso sí, se espera que la producción sea ambiciosa y costosa, con múltiples localizaciones y un cuidado especial por la recreación histórica. Y si todo va bien, podría convertirse en la primera de varias temporadas.
El Animus vuelve a arrancar
Después de casi una década sin una gran adaptación en acción real, Assassin’s Creed vuelve con ganas de redención. Y lo hace con un equipo que no quiere limitarse a reproducir lo que ya vimos en los videojuegos. Esta vez hay espacio para una narrativa más adulta, más emocional y más ambiciosa.
Netflix tiene entre manos algo que, si se ejecuta bien, puede convertirse en la gran saga histórica de la plataforma. Y Assassin’s Creed, con su mezcla de conspiraciones, acción, ciencia ficción y filosofía, tiene todas las piezas para conseguirlo.
Ahora solo falta que el salto de fe no termine en caída libre.




