En Aposimz todo se complica cuando un nuevo jugador entra en liza y Etherow y Kersha no están en condiciones de responder. La rebelión se transforma en guerra santa.
Entre el hielo y la nieve las batallas continúan en Aposimz. Pero esta vez hay un nuevo poder en el tablero. Alguien es capaza de transforma gnoticos en una nueva especie, tan imparable como los palingenos ortonomos. Aumentan las apuestas y los peligros en Aposimz, la nueva obra de Tsutomou Nihei.
Las obras de Nihei empiezan con algo sencillo, un concepto que asume el lector fácilmente y le permite entrar en sus oscuros mundos. Oscuros porque suelen estar en el filo de la destrucción o directamente ya han pasado por un cataclismo y la supervivencia es el factor clave. Pero siempre hay detrás una historia más compleja que nutre la simpleza inicial poco a poco y la transforma en una saga enorme y que muchas veces significa la única luz de esperanza en medio de un mundo de tinieblas.
Aposimz responde a esta misma fuerza narrativa, quizás es junto a Biomega la más clara en su dirección, pero comparte con Knights of Sidonia su complejidad según avanza la trama. El mangaka sabe manejar el ritmo en sus obras, de forma que a grandes descubrimientos le siguen pequeños periodos de introspección e información. En esta entrega pasamos de la batalla y la sorprendente revelación de los poderes de Khadziwan y sus dvijas a un nuevo descubrimiento que posteriormente llevará nuevamente a un personaje que no esperábamos tuviera tanto que contar.
La llegada de Khadziwan y la revelación de que la gnosis puede convertirse en energía o que puede transformar a los enfermos de la plaga en seres nuevos, poderosos y deformados, más cerca de autómatas que de humanos, hace que todo cambie. Los poderes de presciencia del Emperador le colocan en una situación ventajosa, pero las variables hacen que cambiar el curso natural del tiempo no siempre resulte fácil, y a veces por un detalle el río puede desbordarse, una gota puede romper la presa construida duramente.
De nuevo Nihei demuestra que es un maestro en conceptos y diseños, cada entrega asistimos a tecnologías nuevas que no se parecen a sus otras obras. Hay parecidos, pero sus autómatas insectoides son elegantes y menos macabros que visiones como las de Blame por ejemplo.
Cada obra le permite crear nuevos seres, y aunque su estilo siempre está claramente marcado, el parecido de los protagonistas de la incompleta Abbarat con los palingenos es indudable, son siempre originales y únicos. Y luego está su uso del tiempo y la cinética para las batallas, sabe ser clásico en una pelea al más puro estilo shonen, pero son los usos de las elipsis entre páginas e incluso entre viñetas lo que lo hace diferente. Contemplar el resultado de la acción sin ver su desarrollo, pasar de 0 a 100 sin ver de 1 a 99 hace que el movimiento parezca ralentizado, como si el tiempo no existirá para el mangaka, y fuera maleable, solo un espejismo para el lector, que asiste a batallas que duran segundos.
Conclusión
Aposimz construye tomo a tomo, hemos pasado de la venganza a la rebelión, y ahora parece que llegamos a una cruzada, no sabemos qué esperar. Y eso hace que se disfrute cada lectura.
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