Crítica de la película ‘Project X’.
Por lo general, para un adolescente el paradigma de la
diversión consiste en participar en una juerga
antológica. Y para los jóvenes estadounidenses, el anhelo
no es otro que organizar una fiesta en casa y a lo grande. Una
forma de convertirse en ídolos de masas durante unas horas, ganarse
el respeto del instituto, desinhibirse con el alcohol y ligar
aprovechando la coyuntura etílica. En ese sentido, ‘Project
X’, producida por Todd Phillips (‘Resacón en Las Vegas’),
satisface los deseos de su público potencial al
mostrar precisamente eso. Sin embargo, se trata de una película
hueca que no va más allá de la exposición de salvajadas y excesos
grabados cámara en mano, recurso narrativo demasiado explotado.
Un aburrido filme al estilo de los vídeos que pueblan
YouTube. Siempre se agradece disfrutar en el cine de un
entretenimiento ligero, pero al menos ha de tener algo de historia.
No es el caso.
Es el cumpleaños de Thomas, y sus amigos Costa y JB le animan a montar una fiesta de leyenda aprovechando que sus padres le han dejado solo en casa. Un acontecimiento que inmortalizarán con una cámara de vídeo. Aunque en un principio se muestra algo receloso, Thomas se decide a ello. La fiesta será un inesperado éxito, pero pronto se desmadrará como nunca habían imaginado.
En sí, ‘Project X’ carece de argumento; son las imágenes de la fiesta, y punto. Tampoco ayuda la composición de los protagonistas, simples estereotipos (el cauto, el amigo bocazas y el colega con sobrepeso) ni unos diálogos plagados de una cargante jerga juvenil. Además, peca de osadía al pretender erigirse en la película de gamberradas adolescentes definitiva. ‘Project X’, dirigida por Nima Nourizadeh, solo remonta un poco el vuelo al final gracias a algunas ocurrencias cafres, justo cuando el delirio anárquico desborda la función. Ya es demasiado tarde.
Del 1 al 10, de nota le ponemos un 3.





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