La cosa se ha puesto interesante en el terreno del cine de acción. Cuando muchos daban por cerrado el capítulo de golpes imposibles, miradas intensas y villanos volando a cámara lenta, Steven Seagal ha decidido volver a la fiesta.
Sí, ese Steven Seagal que parecía haber desaparecido entre titulares raros y silencios prolongados. Pues vuelve, y vuelve con una película que huele a artes marciales clásicas, explosiones puntuales y frases lapidarias. ¿Preparado para esta sorpresa?
Porque resulta que el actor de Alerta Máxima y En Tierra Peligrosa ha rodado su primer thriller de acción en años. Y ojo, que el proyecto se llama Order of the Dragon, suena a videojuego noventero y viene con más misterio del que esperábamos. La curiosidad está servida.
El regreso inesperado de un icono de acción
A sus 73 años, Steven Seagal parece más dispuesto que nunca a recordarle al mundo que sigue teniendo movimientos. Quizá no como en los 90, cuando te hacía un derribo de aikido con solo mirarte, pero sí con ese estilo suyo tan particular que mezcla calma absoluta con contundencia inesperada. Y lo mejor es que Dream Team Pictures ha apostado por él para liderar esta nueva historia. Eso ya dice bastante, ¿no crees?
El responsable del proyecto, Vjekoslav Katusin, ha compartido en redes un mensaje bastante emocionado, casi como si hubiese robado fuego del Olimpo y necesitara enseñarlo ya. Anunció imágenes, detalles de la trama y un agradecimiento que sonaba a “hemos vuelto, gente”. Entre las fotos se ve a Steven Seagal haciendo exactamente lo que uno espera de Steven Seagal: traje oscuro, postura firme y un pobre desgraciado recibiendo una dosis justa de hostias coreografiadas.
Y, sinceramente, había ganas de ver algo así. Puede que no lo admitas en público, pero todos hemos visto una película suya un domingo por la tarde mientras nos preparábamos un sándwich. Tiene ese magnetismo extraño que no sabes de dónde sale, pero funciona.
La historia de Order of the Dragon: asesinos, dudas y muy mala leche
Order of the Dragon
La sinopsis apunta a un thriller de acción bastante clásico, pero con el sabor correcto. John Rico y Chang Lee son dos asesinos profesionales que, por decirlo fino, la lían en su último encargo. Lee acaba herido, su jefe se enfada (como suele pasar) y John recibe una misión definitiva: eliminar a Mason Ryker, el último miembro de una organización llamada Order of the Dragon.
Hasta aquí, todo muy de manual. Pero lo interesante aparece cuando John llega a Belgrado, Serbia, para cazar a Ryker. Porque la ciudad se convierte en una especie de laberinto donde cada esquina podría esconder una trampa, un enemigo o una revelación que te deje rascándote la cabeza. Y lo mejor es que Steven Seagal entra en escena como un tipo enigmático cuya moral podría no ser tan recta como aparenta. Eso siempre suma intriga.
La trama juega con la idea de que John empieza a sospechar que su jefe podría estar mintiendo. Que quizá Ryker no es el monstruo que le han vendido, o que la misión tiene más capas que una cebolla mala. Y por si eso no fuera suficiente presión, Henry, el jefe con poca paciencia, manda un equipo de asesinos adicional para rematar el asunto. Entre ellos, la comandante Rouge, que según la descripción parece la típica villana que no te gustaría encontrarte ni en un ascensor.
¿Y Steven Seagal? Pues en su salsa, evidentemente
Una de las cosas que más llaman la atención es que Steven Seagal parece interpretar a un personaje lleno de sombras. Nada de héroe incuestionable; más bien alguien que podría sorprenderte con decisiones poco amables. Y eso le sienta bien. Con los años, su presencia en pantalla ha evolucionado hacia ese tipo de figura que mezcla sabiduría, amenaza y un toque de “no te acerques si aprecias tus costillas”.
Las imágenes lo muestran en su versión más clásica: traje oscuro, mirada seria, barba perfectamente recortada y actitud de “lo sé todo y no voy a explicártelo”. Y, siendo honestos, nadie hace de Steven Seagal como Steven Seagal. Parece una obviedad, pero es verdad. Ese estilo suyo, tan imperturbable, tan hierático, sigue teniendo su gracia en pantalla.
Steven Seagal (cordonpress)
Y claro, tenerlo en una historia donde las traiciones se esconden por todas partes encaja muy bien. Lo imaginas entrando en un callejón serbio iluminado por neones, moviendo apenas las manos y dejando KO a tres personas. Y lo ves, ¿verdad? Es que es imposible no verlo.
Un thriller que podría sorprender más de lo que esperábamos
Todo apunta a que Order of the Dragon quiere recuperar el espíritu de esas películas de acción donde los códigos morales se retuercen y los personajes tienen más peso que las explosiones. Y es curioso, porque Steven Seagal siempre ha jugado en ese terreno donde la acción es importante, pero su personaje siempre lleva algo extra: una causa, una idea, un discurso sobre la justicia que suelta de pronto mientras suena una guitarra eléctrica al fondo.
Además, el hecho de que la cinta esté ambientada en Belgrado aporta un toque distinto. Ese tipo de ciudades europeas donde la arquitectura mezcla siglos y estilos crea un ambiente ideal para un thriller. Imagínate persecuciones por callejones estrechos, peleas en bares con madera vieja y discusiones tensas en puentes sobre el Danubio. Tiene encanto.
La pregunta ahora es simple: ¿será suficiente para reactivar la presencia de Steven Seagal en el cine de acción? A nivel narrativo, desde luego tiene material. Y si el público está dispuesto a reencontrarse con ese aura suya tan característica, esto podría convertirse en una pequeña sorpresa del año. Igual no revoluciona el género, pero seguro que da tema para comentar.
Porque, seamos sinceros, una peli con asesinos, caos moral, traiciones y Steven Seagal soltando golpes parece un planazo, ¿no opinas?
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