El terror tiene un nuevo nombre, y este Halloween vuelve a los cines para recordárnoslo a lo grande. Sinners (Los pecadores), la cinta dirigida por Ryan Coogler y protagonizada por Michael B. Jordan, ha sido todo un fenómeno desde su estreno en primavera, y ahora regresa para hacer historia una vez más.
¿Preparado para enfrentarte al pecado bajo la luz de la luna?
Sí, hablamos de esa película de vampiros que no solo se llevó las mejores críticas del año, sino que también consiguió algo casi imposible hoy en día: llenar salas una y otra vez. Porque Sinners no se conformó con triunfar en su primer estreno; Warner Bros. ha decidido volver a apostar por ella en pantalla grande, y encima… ¡en formato IMAX!
Sinners (Los pecadores)
Esta película de vampiros es una experiencia que solo podía firmar Ryan Coogler
El responsable de Black Panther y Creed vuelve a demostrar que sabe combinar espectáculo, emoción y profundidad como pocos. En Sinners, Coogler se adentra de lleno en el terreno del terror gótico con una historia que mezcla el mito del vampiro con el alma del blues y las raíces del sur de Estados Unidos.
Una película de vampiros que respira ritmo, sudor y sangre, en todos los sentidos.
La historia arranca en 1932, en Clarksdale, Mississippi. Allí regresan los hermanos gemelos Elijah “Smoke” y Elias “Stack” Moore, dos veteranos de la Primera Guerra Mundial que intentan empezar una nueva vida tras años trabajando para la mafia de Chicago. Compran un aserradero con dinero robado y lo convierten en un juke joint, un pequeño local donde la comunidad negra puede olvidarse del mundo gracias a la música y al baile. Pero, claro, donde hay ritmo también hay pecado… y donde hay pecado, los vampiros no tardan en oler la sangre.
Del blues al horror sobrenatural
Lo que empieza como una historia sobre redención y segundas oportunidades pronto se convierte en una película de vampiros como no se ha visto en años. La atmósfera está cargada de espiritualidad, magia y tensiones raciales, hasta que irrumpe Remmick, un vampiro irlandés que huye de cazadores Choctaw. Su llegada desata una espiral de violencia, deseo y condena que marcará para siempre a los protagonistas.
Coogler no se limita a hacer un relato de monstruos: construye una metáfora sobre la música, el dolor y la inmortalidad. La cinta tiene momentos que parecen sacados de una pintura de fuego y sombras: humo de tabaco, luces de neón, guitarras llorando bajo la lluvia y miradas que se clavan como colmillos.
¿No te pasa que cada vez que ves una buena historia de vampiros te preguntas por qué ya casi no se hacen así? Pues Sinners llega para recordarte cómo se siente cuando el terror tiene alma y no solo sustos enlatados.
Sinners (Los pecadoes)
Un reparto de lujo y una puesta en escena hipnótica
Michael B. Jordan demuestra que puede hacerlo todo. Interpreta a ambos hermanos, Smoke y Stack, con una energía tan opuesta como complementaria: uno es el hombre práctico que intenta mantener a salvo a su familia; el otro, un soñador al borde del abismo. La dualidad que plantea la película de vampiros se refleja literalmente en su protagonista.
A su lado brilla Hailee Steinfeld como Mary, la ex-novia de Stack que se ve arrastrada a la oscuridad, y Jack O’Connell, Wunmi Mosaku o Delroy Lindo completan un elenco sin fisuras. Pero si hay un personaje que se roba la función, ese es el propio Remmick, un vampiro elegante y trágico interpretado por Jack O’Connell con una mezcla de encanto y amenaza irresistible.
Visualmente, la cinta es una delicia. La fotografía juega con contrastes entre luces cálidas y tinieblas profundas, y la banda sonora de Ludwig Göransson combina guitarras slide, tambores rituales y coros que parecen salir del más allá. Cada escena se siente viva, palpitante, y el clímax final en el amanecer es sencillamente espectacular.
Del infierno al cielo… o algo así
A lo largo de sus dos horas de metraje, Sinners viaja del drama humano al horror sobrenatural con una naturalidad pasmosa. La secuencia en la que Mary muerde a Stack y todo el local se convierte en un campo de batalla sangriento es puro cine. Hay dolor, redención, y ese tipo de belleza triste que solo el buen terror puede ofrecer.
La película de vampiros no busca dar miedo gratuito, sino dejarte pensando. Al final, los monstruos no son los que tienen colmillos, sino los que cargan con su pasado. ¿No crees?
La historia culmina con un salto temporal hasta 1992, cuando un anciano Sammie, ya convertido en músico de blues, recibe la visita de los vampiros Stack y Mary. El reencuentro es un cierre poético: ellos siguen eternos, él ha envejecido, pero todos comparten la nostalgia de una noche en la que fueron libres, aunque les costara el alma.
Éxito total y regreso triunfal
No es de extrañar que Sinners haya recaudado más de 366 millones de dólares en todo el mundo. Warner Bros. ha confirmado que la película de vampiros volverá a las salas en formato IMAX justo para Halloween, coincidiendo con un calendario de estrenos de miedo bastante potente.
Y ojo, porque esta vez promete ser una experiencia aún más intensa. Si la viste en casa, en streaming o en su primer paso por los cines, volver a verla en pantalla gigante es casi obligatorio. La mezcla de sonido envolvente y la fotografía pensada para el formato IMAX convierten cada mordisco, cada nota de blues y cada amanecer en algo digno de vivirse.
Las entradas ya están a la venta y, sinceramente, no hay mejor forma de celebrar Halloween que dejándote morder por una buena historia.
¿Qué opinas tú? ¿Te atreverás a bailar con el diablo cuando caiga la noche una vez más?
