Una serie policial con sabor mexicano, acción realista y una denuncia que pone patas arriba los clichés sobre la frontera.
Sí, The Gringo Hunters es real. O al menos, lo fue. Inspirada en un reportaje del Washington Post de 2022, la nueva serie de Netflix parte de una premisa tan poderosa como provocadora: un escuadrón de élite mexicano se dedica a rastrear y deportar fugitivos estadounidenses que cruzan la frontera buscando esconderse del sistema judicial de su país. Y lo hacen con estilo, inteligencia, y una carga crítica que no se anda con rodeos.
Así empieza la cacería
La serie arranca con fuerza. En Tijuana, una marina es el escenario de una persecución frenética. Un estadounidense acusado de múltiples asesinatos está siendo cazado por un equipo que se mueve entre el sigilo y la eficiencia. Lo atrapan. Lo entregan. Pero un vídeo se viraliza y les pone nombre: The Gringo Hunters.
Ese detalle —el apodo nacido de un clip en redes— marca el tono de la serie: una mezcla entre realidad y ficción que rebosa autenticidad. El comandante Temo (Dagoberto Gama) quiere que el equipo mantenga un perfil bajo, pero la fama ya les pisa los talones.
Un reparto de primera (y muy mexicano)
Harold Torres, a quien ya vimos en ZeroZeroZero (disponible en Prime Video), interpreta a Nico, el alma del equipo. Lo acompaña Mayra Hermosillo (Narcos: México) como Gloria, y entre ambos hay una complicidad que se siente real, cercana. Les siguen Manuel Masalva, Andrew Leland Rogers, Héctor Kotsifakis y Regina Nava, en uno de los retratos más completos de un escuadrón policial en años.
Pero lo más impactante es cómo estos personajes no son meros clichés de serie de acción: tienen familia, contradicciones, heridas internas. La serie no se limita a los casos, sino que se adentra en sus vidas con una naturalidad que atrapa.
Un procedimental con corazón (y rabia)

Cada episodio introduce un nuevo caso —un nuevo fugitivo—, pero en lugar de repetirse, The Gringo Hunters evoluciona. En uno de los arcos más duros, Gloria y Nico investigan a una mujer que entrenó a su perro para vengarse de un abusador. Lo que parecía un caso cerrado se transforma en una denuncia sobre violencia sexual, pornografía vengativa y explotación infantil. Y Gloria, con todas las herramientas del sistema en contra, se lanza de lleno a proteger a las víctimas.
En paralelo, el comandante Temo se ve atrapado en una trama que incluye a un testigo clave, un cuaderno lleno de secretos y la corrupción de las altas esferas. Y es ahí donde la serie se atreve a ir más allá.
La verdadera bala en la recámara: la crítica política
Aunque su envoltorio sea de acción policial, lo que diferencia a The Gringo Hunters de otras series del género es su capacidad para criticar —sin filtros— las dinámicas de poder entre Estados Unidos y México. Aquí, el relato se invierte: son los agentes mexicanos los que devuelven a criminales blancos a un país que prefiere mirar hacia otro lado.
El personaje del padre Murphy (Sebastian Roché) y el empresario Joaquín Meyer-Rodríguez (José María Yazpik) encarnan esa alianza entre religión, capitalismo y poder que termina explotando en la cara de todos. La trama de Sueños Sin Fronteras, un supuesto proyecto humanitario, se convierte en una bomba de relojería moral que explota a medida que avanza la temporada.

Lo mejor y lo peor: entre la rabia y la paciencia
Visualmente, la serie es impecable. La fotografía, la dirección de arte, el ritmo de las persecuciones, el uso de Tijuana como escenario: todo brilla. Es una de las producciones más cuidadas de Netflix este año, con un trabajo de cámara que evita el sensacionalismo y apuesta por una estética tensa, casi documental.
¿El problema? El ritmo. En su afán por contarlo todo —las subtramas, los casos, los conflictos internos— la serie a veces se dispersa. Hay capítulos que se sienten demasiado densos, y es cierto que algunos casos no afectan realmente a la trama principal. Pero cuando llega el final… entiendes que el viaje valía la pena.
El impacto real: ¿cop show o algo más?
The Gringo Hunters ha entrado con fuerza en el Top 10 global de Netflix. Con 1,7 millones de visualizaciones en solo cinco días, apunta a ser uno de los éxitos del verano. Pero su verdadero valor está en el subtexto: esta no es una serie sobre héroes policiales. Es una serie sobre sistemas rotos, sobre justicia retorcida, sobre cómo los roles de opresor y oprimido pueden invertirse según quién controle la narrativa.
Sí, puede que tenga algo de “copaganda”, como dicen algunos críticos. Pero aquí no se celebra la brutalidad ni se glorifica al policía rudo. Se muestra el peso de la ley sobre quienes la aplican, el dolor acumulado, las líneas borrosas.
¿La deberías ver?
Sí. No porque esté de moda. No porque sea un thriller lleno de acción (que lo es). Sino porque pocas series se atreven a darle la vuelta al relato y poner un espejo frente a las ficciones que llevamos décadas viendo sobre “el otro lado” de la frontera. Aquí, el otro lado es el nuestro. Y las preguntas que lanza no se olvidan fácilmente.
¿Veremos una segunda temporada? Ojalá. Porque The Gringo Hunters apenas ha empezado a disparar verdades.
The Gringo Hunters
NOTA CINEMASCOMICS
TOTAL
La serie de ficción The Gringo Hunters, inspirada en una unidad de élite de la policía mexicana real, que atrapa a fugitivos americanos que huyen hacia México, se introduce de lleno en el día a día de la Unidad de Enlace Internacional, donde no faltan los misterios por resolver, el suspense, las vueltas de tuerca y los desafíos y la intriga a los que se enfrenta este tipo de operativo policial.




