Panini recupera las míticas series limitadas de Control de Daños en su línea Marvel Héroes.
Control de daños, las historias de una empresa aseguradora especializada en tratar con los destrozos que causan los superhéroes y con unos directivos muy “sui generis”. Risas, desastres, héroes y villanos, renegociaciones contractuales, OPAs y un montón de papeleo para los que limpian detrás de las batallas de la Casa de las Ideas.
Cuando Dwayne McDuffie presentaba su idea para una serie que trataba sobre lo que hay después de los cómics de superhéroes en un mundo real nadie pensó que estuviera adelantado su tiempo. Lo estaba. El autor falleció muy pronto, y más de 30 años después su obra sigue viva, actual y resuena en los cómics actuales.
Empezó como editor para luego escribir algunas páginas memorables en las dos Majors norteamericanas. Aunque fue en DC donde dejo su mayor obra al desarrollar junto a otros creadores afroamericanos Milestone, una línea superheroíca protagonizada únicamente por héroes de color. En la misma destacó su Hardware, donde volcó algunas de las frustraciones que sufrió durante su carrera profesional.
Su legado es extenso, pero Control de Daños es un ejemplo de su visión, una obra que trataba el mundo Marvel que se encuentra tras las cortinas. Un mundo de empresas que tienen que defender beneficios, cerrar proyectos, contratar y despedir trabajadores, pero con un detalle muy especial, se dedican a recomponer el mundo tras el paso de los superhéroes y villanos, por qué. ¿Quién limpia después de una pelea entre Thor y un robot de 40 metros de altura?
Tenemos muchos personajes millonarios en batallas corporativas por sus empresas, Tony Stark es el más significativo, pero McDuffie iba más allá.
Entraba en las campañas de imagen, hablaba de las luchas entre accionistas y la política empresarial. Y todo ello mientras el equipo de tierra limpiaba la ciudad y la dejaba igual que si no hubiera pasado nada. El mundo Marvel siempre parece inmaculado, nunca había restos de grandes batallas heroicas y eso es gracias a este escritor, que creó una empresa que limpia el destrozo. Y lo hace en medio de una sit com.
Porque el mayor fuerte de Control de Daños es que es divertido, hilarante por momentos, es una serie de trabajadores en un trabajo peculiar, casi como si de un montón de Liters y Rimmers de Enano Rojo se juntaran en la empresa. Los currantes y los jefes discutiendo cómo reparar un edificio y mandar a la basura un robot del tamaño de un rascacielos es lo normal en la empresa, y en esa normalidad frente a lo maravilloso del mundo Marvel encontramos el humor de lo absurdo.
Control de Daños
Esto es lo que hizo Dwayne McDuffie muy bien, meter realidad a un mundo fantástico, algo que a día de hoy ya tenemos asumido como necesario y normal, pero que no había sido pensado hasta que el editor decidió escribir. Con una mirada ácida, que pone en jaque a las empresas y sus formas de trabajo y a los supers y su dejadez una vez hecho su trabajo. Una obra moderna para los cánones actuales. Con personajes que caen simpáticos y con los que empatizamos fácilmente, porque no tienen superpoderes, solo órdenes de trabajo y fechas límite para terminar.
La serie tuvo dos entregas y una serie especial tras los eventos de Civil War. Las dos primeras en los últimos 80 principios de los 90 dibujadas por Ernie Colon y Kyle Baker, dos nombres muy conocidos en el cómic americano. El primero es un clásico que dejó un estilo paródico con representaciones que rozaban la caricatura, a veces más cerca de la revista MAD que de Marvel. Y el segundo mantuvo ese estilo pero a su manera, siempre más fluida y buscando un poco de surrealismo cómico menos paródico
Estamos ante una serie que merecía ser recuperada y estimada por lo original e inteligente de su planteamiento, y lo divertido de su recorrido. El tomo recopila desde las presentaciones en historias breves hasta la última aparición importante tras la Civil War de Marvel, un lujo para cualquier aficionado.
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