Aposimz da un giro radical en este nuevo capítulo. Un intrigante rival emerge con poderes singulares para desafiar los secretos del Emperador.
En Aposimz: Tierra de Glenes 4, Etherow ha encontrado una motivación más allá de la venganza, y junto a Khersha se embarcan en una misión en busca del hermano de esta última. Sin embargo, el dolor, la enfermedad y la locura han cobrado protagonismo en Etherow, y su objetivo se ha transformado en la destrucción. Mientras el Emperador acecha en las sombras, surge un nuevo jugador: un glene ortónomo y sus seguidoras, quienes han convertido la infección en su poder.
El camino de nuestros héroes se ve alterado al encontrarse con una comunidad humana. La decisión de Etherow de luchar por los demás, en lugar de buscar únicamente venganza, ha generado un cambio significativo. Sin embargo, el desafío continúa siendo arduo. Una vez más, el Imperio y sus glenes ortónomos se presentan como obstáculos difíciles de superar. Pero la improvisación y la falta de conocimiento de la lucha a la que están acostumbrados brindan ayuda al héroe. No obstante, la mayor amenaza surge desde dentro de su propio grupo: el hermano de Khersha, quien se ha recuperado parcialmente de la glenosis y busca alterar el curso de los acontecimientos con una maniobra desesperada que podría resultar más perjudicial que beneficiosa.
Cada entrega más brillante que la anterior
Nihei nuevamente eleva el nivel de la serie, pero no solo a través de las batallas o los diseños de los personajes (siempre notables), sino mediante los giros inesperados en cada situación. Los arcos de los personajes se nutren y crecen gradualmente, y cada obstáculo no solo es mayor que el anterior, sino que es tan novedoso que exige una nueva forma de combatir. Se pasa de enfrentamientos individuales a combates grupales e incluso a la lucha contra desastres naturales.
Sin embargo, la sorpresa llega al final del tomo de Aposimz, con la aparición de un nuevo antagonista y la revelación de otro. Nihei no deja de proporcionar información al lector: se resuelve un misterio, pero al mismo tiempo se presentan dos nuevos para desarrollar. Es un seinen que se desarrolla a un ritmo vertiginoso, donde cada engranaje funciona y continúa expandiendo el mundo en cada capítulo.
El arte de Nihei en constante evolución
El arte de Tsutomu Nihei en Aposimz sigue evolucionando constantemente. Desde sus inicios, con tintas y pinceles sucios, con negros aguados mezclados con negros densos, hasta su acción casi en cámara lenta, donde solo los resultados son visibles. Es como si estuviéramos presenciando la batalla con nuestros propios ojos y, al parpadear, nos perdiéramos el golpe.
El cambio de paradigma visual, que pasó de un mundo oscuro y lleno de sombras a un planeta helado, blanco y brillante, deja en claro una vez más que el japonés es un maestro en el uso del espacio negativo. Sus páginas, que antes eran manchas de negro que asfixiaban al lector, se han convertido ahora en vastas extensiones de blanco que oprimen al público de Aposimz.
Conclusión
Nos encontramos ante un autor que siempre genera grandes expectativas con cada una de sus obras. Y con esta última entrega no es diferente. Aunque en Knights of Sidonia cumplió, sin llegar a ser tan impresionante (por cierto puedes ver su adaptación al anime en Netflix), en Aposimz vuelve a dejar claro que pocos artistas son capaces de fusionar la narración, el ritmo y la acción de manera tan natural y de transmitir tanto con tan pocas palabras.
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