La concesión del Premio Minotauro 2020 a la mejor Novela inédita de Ciencia Ficción, Terror o Fantasía incluía la publicación de la misma, además del montante económico a modo de adelanto sobre las ventas. Así pudimos conocer Frontera Oscura de Sabino Cabeza, que ahora recuperamos en esta reseña, a la espera de que se publique su segunda novela, Takarabune, prevista para septiembre.

Florence Schiaparelli y la Banshee
La astrofísica es fascinante. Es el desarrollo y el estudio de la física aplicada a la astronomía. Se dedica a observar las estrellas, los planetas y demás objetos astronómicos, incluyendo la composición y la evolución que han sufrido. Un compendio de leyes y fórmulas que busca explicar las propiedades y fenómenos de los cuerpos estelares. Sabino Cabeza Abuín (Sevilla, 1965) siente precisamente esa fascinación y la importa a su novela, creando su propia física para explicar muchos de los comportamientos que vamos a ver a lo largo de Frontera Oscura, cuando la Banshee se adentre en el Horizonte de Sucesos de un gran agujero negro, objeto al que la capitana de la nave ha bautizado como el “Ojo de Dios”.
Florence Wilhelmina Schiaparelli no es nativa de la Tierra, aunque es humana. Ya ha visto como su raza se expandió por el cosmos y ella misma lleva vivida toda una existencia en el espacio. Su trabajo no es el más agradable de los que puedan llevar a cabo otras naves de mayor tamaño dentro de la Flota Federal, pero es el que disfruta más que nadie.
Como muchos de su generación ha crecido escuchando las hazañas de Ursa Krasnaia y la tripulación de la Necromancer, pioneros de la investigación espacial que desaparecieron y alcanzaron un status de leyendas todos ellos. Ni en sus mejores sueños pudo atisbar una situación como la que va a tener que experimentar, encontrarse de lleno con la nave de la comandante Krasnaia, justo allí, como congelada en el tiempo, bajo unas circunstancias que resultan del todo lógicas cuando hablamos de un entorno en el que el tiempo funciona de una manera muy diferente.
Ursa y los alegres siete
Si le preguntáramos al propio autor nos remitiría a la película Interstellar, una de sus favoritas dentro del género de la ciencia-ficción, aunque cuando habla de la capitana Kathryn Janeway, de Star Trek Voyager, se le ilumina la mirada de forma especial. Los personajes que Schiaparelli y su tripulación van a encontrar están muy lejos de creerse más especiales que ser pioneros, ellos no tienen ese concepto de sí mismos, el tiempo no ha pasado para ellos. La paradoja temporal a la que asistimos gracias al agujero negro va a permitirnos ver una evolución tremenda de cada personaje, muy bien definidos y con sus propios miedos e inseguridades.
Ahora estamos a punto de ver cómo se ayuda a deshacer un mito, cómo un viaje que no tuvo el mejor de los finales tiene la oportunidad de completarse, de contar con el homenaje que merecía en su propio tiempo y de cambiar las vidas de todos sus protagonistas para siempre, sin apenas alterar la consideración de héroes de los conocidos coloquialmente como Ursa y los alegres siete… aunque igual la historia va a tener que alterar un número por azares del destino.
Frontera Oscura funciona perfectamente como un capítulo extenso de Star Trek, donde el ingenio y el trabajo prevalezcan sobre amenazas a las que haya que disparar, donde los ingenieros utilizan sus brillantes mentes para obtener soluciones que no necesitan de la fuerza de un brazo golpeando el rostro de un enemigo irreconciliable. Son mujeres y hombres frente a problemas con difícil arreglo, pero sin duda pondrán todo de su parte para funcionar como un solo equipo.
Escapar al tirón de la gravedad
El autor tiene en su currículum diversas experiencias previas a su incursión en el terreno de la literatura. Es militar, suboficial del Ejército del Aire y del Espacio todavía en activo, aunque lo del Espacio, a pesar de todo, no termina de entrar dentro de su exquisito vocabulario. Además es Licenciado en Psicología, ejerce de psicoanalista, trabajando con las palabras para investigar en la inconsciencia de sus pacientes, ayudando a que regrese lo que la persona ha reprimido.
Dentro del Ejército del Aire ha pasado por diferentes destinos en los que ha marcado la diferencia, pero su último trabajo le ha ligado poderosamente a las labores de Seguridad en Tierra. Fan absoluto de la ciencia ficción en general, sus conocimientos sobre grandes obras del género, con referencias como Carl Sagan, Ursula K. Leguin, Ray Bradbury e incluso Julio Verne (con Tomás Salvador y Domingo Santos entre los españoles), y sobre las mayores sagas del cine y la televisión, hacen que mantener una conversación con él saque nuestra versión más friki, bien dialogando de Star Wars o de Star Trek, aunque toca muchos más palos.
Su retrato literario lo coloca muy cerca del la ciencia ficción hard, esa que intenta contar con el respaldo de las explicaciones realistas, aunque estén apoyadas en simples teorías aun por demostrar o basadas en creaciones de físicas perfectamente creíbles como reales. Para ello solicitó la supervisión de Gerardo Mora (y mucho más todavía en la futura Takarabune), profesor de Física de la Universidad de Valencia, por lo que es una de las explicaciones a por qué se siente tan fidedigna.
Engrana un sistema completo de sociedad enfocada a las estrellas desde hace varias generaciones, estructurada para investigar la inmensidad del universo y sus misterios, que consigue aunar, en torno al horizonte de sucesos de un agujero negro, a las leyendas del pasado con aquellos que les veneran como héroes de la exploración, más de trescientos años después de su desaparición. Una aventura que no necesita de enemigos cuando la mayor fuerza de la naturaleza conocida amenaza con robar las vidas de las dos tripulaciones implicadas.
Destacar también los diseños que, el diseñador gráfico, Daniel Aguilar realizó para el inicio de cada capítulo de la novela, donde la sencillez fue la mejor arma para entender la aproximación de la Banshee al agujero negro. Esperar a Takarabune va a ser un proceso, si bien no muy dilatado en el tiempo (entre tres y cuatro meses), que va a resultar largo. Una obra más extensa que nos embarca en un viaje de mil años a bordo de una nave, movida por un motor gravitatorio, que busca alcanzar un lejano planeta en el que establecer una nueva colonia de la humanidad. Pero la sociedad que se ha tenido que formar ya no es igual a la que abandonó nuestro bello planeta azul. Muchas ganas de hincarle el diente.
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