Entre las novedades del mes de Mayo, la editorial NORMA nos propone una historia diferente, Un oscuro manto.
Una historia sobre mujeres tan sabias como temidas. Después de tres años sin publicar nada, Jaime Martín vuelve con Un oscuro manto, una historia que nos traslada al Pirineo catalán, probablemente de finales del s.XIX o principios del s.XX, para contarnos la historia de una trementinaire.
Este oficio femenino, como bien recuerda Layla Martínez en el prólogo, tuvo gran relevancia social en la Cataluña rural. Las trementinaire ofrecían cuidados y remedios en un tiempo donde los médicos escaseaban y la medicina moderna no se la podía permitir todo el mundo. Conocedoras de las plantas, los ungüentos y los brebajes naturales, mucha gente recurría a ellas, aunque a menudo eran señaladas como brujas.
Estas mujeres se encontraban en el Valle de la Vansa y Tuixent, en la Sierra del Cadí, en el Pirineo de Lérida. Su nombre proviene de su arte para la elaboración de trementina con la resina de los pinos. Mujeres que entendían tanto de plantas sanadoras como de venenos, por lo que ayudaban a conservar la vida o a hacer menos doloroso el tránsito hacia la muerte.
UN DESASTRE ANUNCIADO
La obra de Jaime Martín cuenta la historia de una de estas mujeres: Mara. Esta trementinaire, que vive sola y aislada en una cabaña en medio del monte, verá cómo cambia su vida tras su encuentro con una extraña desconocida que guarda un oscuro secreto. Tanto Mara como la forastera, pasarán a ser objeto de las miradas temerosas y desconfiadas de los vecinos del pueblo cercano.
Al inicio, el autor presenta la historia de Un oscuro manto con una mezcla de realidad y onirismo. Un personaje, que parece maldito, hablando con un lobo. Una oscura presentación que no aparecerá más en la historia hasta el final, pero que imprime tensión narrativa desde el principio. Un fino hilo que avanza la tragedia que está por venir.
Pero no todo el relato de Un oscuro manto es así, porque la historia también supura confianza, solidaridad y esperanza. Confianza por la sabiduría de quien conoce los remedios naturales cuando el acceso a la medicina es difícil. Solidaridad entre mujeres cuyo principal objetivo es proveer sanación a la gente enferma. Esperanza por que las futuras generaciones puedan aprender un oficio que se pierde frente a la modernidad y la superstición.
CONTEXTO HISTÓRICO
La ambientación de Un Oscuro manto nos permite adentrarnos en el contexto de vida de los habitantes del Pirineo catalán de aquella época. La llegada de las primeras fábricas a la ciudad y los anhelos migratorios en busca de un “futuro mejor”, así como la convivencia entre el comercio mediante el trueque y la llegada de la moneda. El control férreo de la Iglesia sobre la moralidad de los actos. O los constantes rumores que tienden a fabricarse, por imaginación o envidia, sobre otros vecinos.
El papel de las trementinaires, al igual que el de rezadoras y parteras, debió ser fundamental en la Cataluña rural de la época. Estos oficios, realizados exclusivamente por mujeres, tenían mucho que ver con la observación y la experiencia propia de las mujeres con su propio cuerpo y entorno. No había nada de mágico, por mucho que algunas personas, y especialmente la Iglesia, quisieran ver en ellas a peligrosas herejes conchabadas con el diablo.
La superstición queda patente en los insultos y los señalamientos que recibe Mara a lo largo de la narración. Y este es uno de los elementos más interesantes del relato, bajo mi punto de vista. ¿Por qué todos muestran recelo y rechazo, de una u otra manera, a la “bruja” si todos le piden ayuda cuando se enferman? Es una reflexión que la propia protagonista hace en un par de ocasiones.
Quizá porque da miedo lo que no se conoce. Tal vez porque, en aquella época, la sanación era un pequeño milagro que la Iglesia se había encargado de dejar sólo en manos de Dios. Si sólo Dios era capaz de sanar, ¿de dónde sacarían esas mujeres sus poderes? Probablemente, este fuera el pensamiento de muchas de aquellas personas que convivían con trementinaires y curanderas.
UN BARBECHO FRUCTÍFERO
No os dejéis engañar por la portada de Un Oscuro manto, ya que a primera vista se puede pensar que el cómic tiene una temática diferente. Igual con el título que, si bien podría haber hecho una referencia más explícita a las trementinaire, creo que hila muy bien con el misterio de la joven forastera. En el cómic predominan los tonos pastel de los fondos, lo cual imbuye a la obra de una cierta melancolía. Como señalábamos antes, la presencia constante de una tragedia.
Sin embargo, la capacidad narrativa de Martín nos invita a un viaje por una época que no entendemos. Y trata de explicárnosla a través de Mara, de la forastera y de cada uno de los personajes secundarios que aparecen en la historia. Un trabajo en el que se notan los tres años de dedicación que ha utilizado su autor. Documentación para el contexto, psicología para los personajes y un tipo de dibujo que se adecúa perfectamente al relato.
En definitiva, tres años de sequía que han merecido la pena. El autor muestra valentía al introducir, subliminalmente durante todo el relato, el tema de la oscuridad y la muerte. Lo hace, no obstante, a través de personajes históricos que demostraron ser sabios y libres. Libres a pesar de un contexto hostil en el que muchas veces no eran bienvenidas. Aunque Un Oscuro Manto ya se ha presentado en Barcelona, Madrid, Sevilla y Valencia, os dejamos por aquí las próximas citas en su tour por España.