Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en el mundo digital de Tron, llega Tron: Ares para recordarnos que la ciencia ficción aún puede sorprender. Y lo hace con una escena que no solo nos pone los pelos de punta, sino que también despierta una sonrisa de complicidad en los que sabemos reconocer un buen guiño. Porque sí, Disney ha decidido rendir homenaje nada menos que a Akira, el legendario anime de 1988 que cambió para siempre el cine de animación.
¿No te pasa que cuando ves esa famosa estela roja sobre el asfalto sientes que estás viendo historia viva del anime? Pues eso ocurre justo aquí.
En una de las secuencias más espectaculares de la película, Tron: Ares nos regala una persecución de motos por la ciudad que parece sacada directamente del Neo-Tokio de Akira. El protagonista realiza el mítico derrape de Kaneda, ese movimiento que ha recibido múltiples homenajes.
Vamos, que si pestañeas, te lo pierdes. Pero si lo pillas, sabes que acabas de presenciar un pequeño momento de magia cinematográfica.
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Por qué Akira es mucho más que un simple anime
Estrenada en 1988, Akira no solo fue una revolución estética, sino también narrativa. Dirigida por Katsuhiro Otomo, quien adaptó su propio manga, la película llevó la animación japonesa a una escala nunca vista. Sus trazos detallados, la atmósfera apocalíptica y su mezcla de acción, política y filosofía marcaron un antes y un después.
Akira (1988)
Ambientada en un Tokio futurista devastado por la guerra, Akira sigue la historia de Kaneda y Tetsuo, dos amigos que terminan enfrentados cuando el poder de la telequinesis desata el caos. Pero más allá de sus motocicletas y su violencia estilizada, lo que realmente impactó fue su visión del futuro: una sociedad corrupta, jóvenes desilusionados y una tecnología que amenaza con consumirnos.
Por eso, cuando Tron: Ares decide emular aquel derrape y esa estela roja, no solo está rindiendo homenaje a una película, sino a toda una forma de entender la ciencia ficción. ¿No te parece alucinante cómo algo creado hace casi cuarenta años sigue inspirando a los grandes estudios de hoy?
Un clásico imposible de adaptar de momento
Durante años, Hollywood ha intentado llevar a Akira a la acción real. Directores como Taika Waititi o Jordan Peele han estado vinculados al proyecto, pero la maldición de Akira parece seguir viva. Los rumores, los guiones descartados y los problemas de presupuesto han frenado una y otra vez su desarrollo.
¿La razón? Probablemente porque recrear el mundo caótico y orgánico de Neo-Tokio con actores reales sin perder su esencia es casi una misión imposible. Akira no solo es visualmente deslumbrante; también es emocionalmente brutal. Su ritmo, su tono y su mensaje sobre el poder y la destrucción forman parte de su ADN, algo que es muy fácil de malinterpretar si no se trata con respeto.
Así que, por ahora, el mejor homenaje que se puede hacer es justo lo que ha hecho Tron: Ares: recordar con una simple maniobra de moto que Akira sigue presente en el imaginario de todos los creadores de ciencia ficción.
Qué cuenta Tron: Ares
Tron: Ares
Catorce años después de los sucesos de Tron: Legacy, Tron: Ares nos sitúa en 2025, cuando las corporaciones ENCOM y Dillinger Systems compiten por romper la barrera entre el mundo digital y el real. El gran objetivo: lograr que las construcciones digitales puedan mantenerse estables fuera de la red.
En este contexto, surge Ares, un programa diseñado como un soldado perfecto. Pero lo que comienza como una creación controlada se convierte en un dilema existencial cuando Ares empieza a preguntarse por su propia conciencia. Sí, lo has leído bien: un programa que quiere vivir.
Mientras tanto, Eve Kim, la nueva directora de ENCOM, y su equipo descubren el llamado “código de permanencia”, capaz de mantener vivos a los programas en el mundo real. Esto desencadena una guerra digital entre ENCOM y Dillinger Systems, donde los límites entre máquina y humanidad se difuminan peligrosamente.
Las persecuciones, las luces de neón, los discos volando a toda velocidad y esa secuencia que homenajea a Akira componen un espectáculo visual que devuelve a Tron a su esencia: la de un universo que mezcla tecnología, filosofía y espectáculo puro.
¿Te imaginas a Kaneda y Ares cruzando sus caminos en una carretera digital llena de estelas de luz? Suena a locura… pero también a algo que veríamos encantados.
El alma detrás del homenaje
Lo más fascinante de Tron: Ares es cómo logra conectar dos mundos separados por décadas: el del anime ochentero y el del blockbuster digital moderno. En vez de limitarse a copiar, la película reinterpreta el gesto de Kaneda como símbolo de libertad, rebeldía y humanidad dentro de un entorno artificial.
Ares, el programa que empieza a sentir, se convierte en un espejo de Tetsuo, el joven que no podía controlar su poder en Akira. Ambos buscan lo mismo: entender qué significa estar vivo en un mundo donde lo humano y lo artificial se confunden.
Y ahí está la genialidad. Porque más allá del espectáculo visual, Tron: Ares utiliza ese homenaje para recordarnos que la ciencia ficción no es solo tecnología brillante: es emoción, es identidad y es lucha interior.
¿Y tú? ¿Te imaginabas encontrar a Akira dentro de Tron: Ares? Cuéntanoslo en los comentarios.
