A veces uno entra en una sala y sabe que está a punto de vivir historia zombie. Así nos sentimos cuando nos sentamos en la rueda de prensa de la temporada 3 de The Walking Dead: Daryl Dixon en la New York Comic Con 2025, rodeados de periodistas, flashes y fans que contenían la respiración mientras Norman Reedus tomaba asiento junto a Greg Nicotero, David Zabel y Scott M. Gimple.
El olor a café, las risas antes de empezar, y ese murmullo previo al primer “recording” daban la pista: algo grande estaba a punto de contarse. “No hay fatiga de zombis, hay evolución”
La primera pregunta cayó como una granada: ¿no temen que la saga The Walking Dead sufra de fatiga de franquicia? Zabel soltó una carcajada antes de responder. “¡Oh no, eso es todo en mi cabeza!”, bromeó. Y luego, más serio, dejó claro que cada nuevo spin-off busca su propio pulso. “Si miras a Daryl Dixon, verás que es un show distinto, con una energía distinta”.
Y tiene razón. Lo que antes era supervivencia en el barro ahora es poesía apocalíptica en tierras europeas. El tono, la fotografía y hasta la música respiran algo nuevo. Nadie en la sala lo dudó: Daryl Dixon ha encontrado su identidad… y España tiene mucho que ver en eso.
Reedus, feliz entre abrazos y vino español
Cuando el turno fue para Norman, la sonrisa lo dijo todo. Le preguntaron cómo había sido rodar en España y su respuesta desató carcajadas. “Les encanta abrazarse, les gusta hablar… ¡es increíble trabajar con ellos!”. Reedus se notaba encantado con nuestro país. “Ha sido muy divertido. La comunidad hispana tiene una energía brutal. Quieren avanzar, quieren hablar, y eso se siente”.
Entre risas, admitió que el rodaje le había devuelto sensaciones
que llevaba años buscando. “Se siente como las primeras
temporadas. Esa magia, esa sensación de familia. La estoy
persiguiendo desde hace mucho… y aquí la encontré”.
Lo decía con el brillo de alguien que ha sobrevivido al apocalipsis
y ha vuelto a enamorarse del camino.
Un guiño a Boondock Saints (y un posible regreso)

En cierto momento, alguien le lanzó una pregunta curiosa sobre una escena que parecía un homenaje a Boondock Saints. Norman soltó una carcajada y dijo lo que todos pensábamos: “Sí, lo vi y pensé… ¡la gente va a notar esto!”. Y lo mejor fue el bombazo posterior: “Estamos hablando de volver. Llevamos tiempo conversando sobre hacer algo más grande… un Boondock Saints con más presupuesto”.
Los fans en la sala nos miramos como quien acaba de ver un zombie en el pasillo: mezcla de susto y euforia.
Carol y Daryl: dos almas imposibles de matar
El momento más emotivo lo protagonizaron Melissa McBride y Norman Reedus, aunque ella no estaba presente físicamente, sí lo estaba en cada palabra. Nicotero recordó cómo Carol y Daryl no deberían haber sobrevivido tanto. “Se suponía que Carol no saldría de la prisión y Daryl ni siquiera existía en los cómics”, dijo. “Pero juntos encontraron vida”.
Norman bajó la voz, más introspectivo: “Siempre he estado persiguiendo esa sensación del principio, cuando todos éramos una familia. Este show me devolvió eso”.
Zombies, westerns y paellas
David Zabel, showrunner de la serie, explicó que parte de la tercera temporada se rodó en localizaciones míticas de spaghetti westerns. “Queríamos hacer algo que recordara a Sergio Leone. Pensamos: ¿Qué pasaría si él dirigiera un episodio de The Walking Dead?”.
El resultado, según prometen, será un capítulo con ecos de polvo, silencio y sangre bajo el sol español. Nosotros solo pensamos en una cosa: si el apocalipsis tiene que llegar, que sea con banda sonora de Ennio Morricone y una copa de vino de La Rioja en la mano.
Sangre, nostalgia y un restaurante con alma zombie

El momento más divertido llegó cuando Norman y Nicotero hablaron de su restaurante, Nick & Norman’s. “No queríamos que fuera temático de The Walking Dead”, contó Greg, “pero al final colgamos una foto del elenco al estilo El Resplandor y… bueno, ya estábamos perdidos”. Norman añadió entre risas: “Sí, esa foto da más miedo que cualquier caminante”.
También confesaron que la reciente subasta de objetos icónicos de la serie les provocó sentimientos encontrados. “Es triste ver todo eso irse, pero también hermoso saber que hay fans que los guardarán como reliquias”, dijo Reedus. “Cada pieza tiene una historia. Es como una Biblia visual de nuestra locura”.
Un cierre con promesa (y esperanza)
Hacia el final, David Zabel habló sobre lo que viene: “Estamos preparando los últimos episodios y queremos que la audiencia sienta que este viaje de cuatro años valió la pena. Habrá resolución… pero también nuevos horizontes”. Scott M. Gimple asentía en silencio, consciente de que The Walking Dead nunca muere: solo muta, como sus propios caminantes.
Y mientras Norman se levantaba del asiento, nos regaló una frase que resume toda su carrera: “Me gusta este trabajo. Daryl no miente, no se preocupa por lo superficial. Es sucio, pero honesto. Como la vida misma”.
Ahí entendimos por qué seguimos aquí, cubriendo su historia. Porque en un mundo de series que mueren rápido, The Walking Dead sigue latiendo.
Y sí, lo vivimos en directo, desde la Comic Con de Nueva York, con la adrenalina de quien sabe que, incluso después de tantos años, los zombis todavía tienen mucho que contar.
Desde Cinemascomics.com seguiremos contándoos cada paso del apocalipsis —y cada anécdota que nos regalen Reedus y compañía— directamente desde Nueva York. Síguenos en Google News y no te pierdas los próximos encuentros cara a cara con el elenco más duro del fin del mundo.




