¿Y si te dijera que el sueño más antiguo de los fans de Nintendo por fin está tomando forma real? Sí, The Legend of Zelda en acción real ya ha entrado oficialmente en producción. Lo que durante años parecía un rumor imposible, hoy se convierte en una aventura de carne y hueso.
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El inicio de una nueva era para Nintendo
Después del éxito brutal de The Super Mario Bros. Movie, estaba claro que Nintendo no iba a quedarse quieta. Pero nadie imaginaba que el siguiente paso sería tan ambicioso. The Legend of Zelda llevaba décadas siendo la joya más intocable de la compañía japonesa. Ahora, por fin, se atreve a saltar del mando a la gran pantalla, en una producción que ya rueda en Nueva Zelanda.
Según un informe filtrado por IGN, el rodaje comenzó este mismo fin de semana, y no en cualquier sitio: el mismo país que sirvió de escenario a El Señor de los Anillos. Un detalle que no es casualidad, porque el mundo de Hyrule, con sus montañas imposibles, templos escondidos y praderas infinitas, parece hecho a medida para las cámaras que inmortalizaron la Tierra Media.
El reparto empieza a tomar forma
De momento, Nintendo solo ha confirmado dos nombres, pero vaya dos: Bo Bragason será la nueva princesa Zelda, mientras que Benjamin Evan Ainsworth (sí, el niño de The Haunting of Bly Manor) empuñará la espada como Link. Dos rostros jóvenes que podrían marcar una generación si esta película logra lo que parece prometer: una fantasía épica sin miedo a soñar.
El plan de rodaje, según las notas de producción, durará hasta abril de 2026, con un estreno previsto para el 7 de mayo de 2027. Justo a tiempo para celebrar más de 40 años de la saga más legendaria de Nintendo. ¿Casualidad? No lo creo.
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Por qué The Legend of Zelda es eterna
Decir que The Legend of Zelda es una saga de videojuegos es quedarse muy corto. Es una leyenda moderna. Desde su lanzamiento en 1986, cada nueva entrega ha sido una carta de amor a la exploración, la música y la aventura. Link, ese héroe silencioso que no necesita palabras para inspirar, se ha convertido en un símbolo del viaje interior: la valentía, el sacrificio y la eterna lucha contra la oscuridad.
No es solo nostalgia. Es el arte de perderse en un mundo y sentirse parte de él. Ocarina of Time redefinió los videojuegos en 1998, Breath of the Wild lo volvió a hacer en 2017, y Tears of the Kingdom en 2023 nos recordó que todavía hay magia por descubrir. Qué Zelda funcione después de casi 40 años no es suerte: es porque cada generación encuentra en ella su propio reflejo.
Y ahora, con The Legend of Zelda rumbo al cine, todo eso cobra una nueva dimensión.
Un salto cinematográfico que parecía imposible
Nintendo ha sido siempre muy celosa con sus licencias. Después del tropiezo con la película de Super Mario Bros. de los 90, prefirió dejar el cine en pausa… hasta que Illumination lo cambió todo. Super Mario Bros. La Película recaudó más de mil millones de dólares y abrió la puerta a un universo cinematográfico que, hasta hace nada, parecía ciencia ficción.
Ahí entra en juego Wes Ball, director de la trilogía de El corredor del laberinto, que será el encargado de dar forma a la epopeya de Zelda y Link. Ball lleva años soñando con este proyecto, y su enfoque promete respetar la esencia del videojuego sin caer en clichés. Si todo sale bien, podríamos estar ante algo más que una adaptación: ante la construcción del Nintendo Cinematic Universe.
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Ojo con esto, porque Sony será quien distribuya la película. Sí, Sony. La misma empresa detrás de PlayStation. A veces el universo tiene sentido del humor.
El peso de una leyenda
Adaptar The Legend of Zelda no es tarea fácil. No solo porque cada juego tiene su propia versión de la historia, con sus líneas temporales, reencarnaciones y dioses caprichosos, sino porque cada jugador tiene su Zelda. Para algunos es la del cartucho dorado de NES; para otros, la del mundo abierto donde puedes escalar cualquier montaña.
Wes Ball lo sabe, y por eso su reto es enorme: condensar casi cuatro décadas de mitología en una sola película que funcione tanto para los veteranos como para los recién llegados. Pero si alguien puede hacerlo, es un fan que creció con esos mismos juegos, igual que nosotros.
Y eso se nota en cada entrevista, en cada guiño, en cada frase que deja caer sobre su visión. Su Zelda no será solo una historia de amor o de aventuras, sino una experiencia emocional. De esas que se quedan contigo mucho después de los créditos.
El futuro de Hyrule (y del cine de fantasía)
Con la industria apostando fuerte por las sagas nostálgicas, The Legend of Zelda llega en el momento perfecto. Es una licencia limpia, sin adaptaciones previas que la lastren, con una base de fans enorme y un potencial visual que puede barrer en taquilla.
Si todo sale como parece, el estreno de 2027 podría marcar un antes y un después no solo para Nintendo, sino para todo el género fantástico. Porque si The Super Mario Bros. Movie demostró que los videojuegos pueden triunfar en cine, The Legend of Zelda podría demostrar que también pueden emocionar.
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Y quién sabe… Tal vez sea el inicio de algo más grande: un universo conectado donde Hyrule, el Reino Champiñón y Samus Aran compartan pantalla algún día. No es broma: el hype es real.
Al final, lo mejor de todo es que seguimos soñando con lo imposible. Que un videojuego nacido hace casi 40 años siga haciéndonos hablar, debatir y sonreír dice mucho de lo que significa ser fan. Porque cuando suene esa melodía y veamos la Trifuerza brillar en el horizonte, todos volveremos a ser niños, aunque sea por dos horas.
Y al final, eso es lo que hace mágico al cine ¿Hay ganas de verla? Dímelo en comentarios.




