Sylvester Stallone es sinónimo de sagas icónicas. Rocky, Rambo, Cobra, Creed o Los Mercenarios han convertido su nombre en sinónimo de acción pura. Sin embargo, entre todos esos títulos que definieron a generaciones, hay uno que siempre queda un poco olvidado… hasta ahora. El propio Stallone ha alabado Demolition Man, la película de ciencia ficción de 1993 que, según él, “es una de las pocas que realmente se mantienen bien con el tiempo”.
En una entrevista reciente con GQ, el actor reflexionó sobre su legado y sorprendió al destacar esta cinta futurista como una de sus favoritas. Demolition Man fue una apuesta arriesgada en su momento, una mezcla entre acción distópica, sátira social y humor adelantado a su época. Y treinta años después, parece más actual que nunca.
“Creo que fue una gran película. Es una de las pocas que realmente aguantan bien. Y está casi a punto de hacerse realidad. Hay ciertos comportamientos… lo llamamos la gentilización de la sociedad. Pensé que era algo muy contemporáneo. Creo que estaba realmente bien hecha”, declaró Sylvester Stallone.
En la misma entrevista, el actor también habló de su compañero de reparto, Wesley Snipes, quien interpretó al inolvidable Simon Phoenix, el villano de la historia.
“Wesley era un tipo salvaje, muy energético, un buen luchador. Cuando hacíamos las patadas, yo llevaba una placa, podía sentirlo, y era genial. Realmente se esforzaba y dio vida a un personaje muy memorable. Estaba en la cima de su carrera entonces”, comentó Sylvester Stallone.
Un futuro que imaginó la película de Sylvester Stallone parecía imposible en los 90, pero que ya está aquí
En Demolition Man, Sylvester Stallone interpreta a John Spartan, un agente de policía que, tras un conflicto con un criminal peligroso, es criogénicamente congelado. Décadas después, es despertado en el año 2032, en una sociedad que ha eliminado la violencia, el contacto físico y hasta las palabrotas. Pero su viejo enemigo, Simon Phoenix, también ha sido descongelado, y el futuro “perfecto” pronto se convierte en un campo de batalla.
Demolition Man
Lo que comienza como un thriller de acción con estética cyberpunk acaba convirtiéndose en una sátira sobre la corrección política, la pérdida de libertad individual y el control social. Curiosamente, muchos de los elementos que en 1993 parecían absurdos, la censura del lenguaje, la vigilancia constante, la dependencia tecnológica o la ausencia de contacto humano, son ahora temas de debate real.
No es de extrañar que en redes sociales y foros de cine Demolition Man haya vuelto a ponerse de moda. Muchos espectadores actuales la consideran profética, al anticipar con ironía aspectos de la sociedad moderna: la cultura de lo políticamente correcto, las pantallas omnipresentes y el miedo a ofender.
Un rodaje lleno de obstáculos
El camino hasta llegar a esa visión futurista no fue nada fácil. El guion de Demolition Man pasó por varias reescrituras, y Sylvester Stallone no fue la primera opción para el papel. Inicialmente, el estudio quería a Steven Seagal, mientras que para el villano se barajaron nombres como Jackie Chan o Jean-Claude Van Damme. Finalmente, Stallone y Snipes tomaron los papeles, aunque convencerlos no fue sencillo: el productor Joel Silver y el director Marco Brambilla tuvieron que reunirse personalmente con ellos para cerrar el acuerdo.
El rodaje tampoco estuvo exento de turbulencias. Lori Petty, quien originalmente interpretaba a la oficial Lenina Huxley, fue despedida a los pocos días, siendo reemplazada por Sandra Bullock, que acabó dando uno de los papeles más recordados de su carrera. Las regrabaciones y cambios de guion hicieron que el presupuesto se disparara hasta casi 100 millones de dólares, una cifra descomunal para la época.
Demolition Man
Aun así, el resultado final fue un éxito: la película recaudó 159 millones de dólares y obtuvo buenas críticas. Con el paso del tiempo, se ha convertido en un título de culto dentro del cine de ciencia ficción y acción noventero, y en una de las películas de Stallone con mejor valoración crítica junto a Cliffhanger y Copland.
Las escenas más peligrosas que rodó Stallone
El propio Sylvester Stallone reveló algunos de los momentos más arriesgados del rodaje:
“Pensé que el diseño del set era brillante. Era lo que llamamos un set práctico. Esas cosas realmente funcionaban. Los dos stunts más peligrosos que he hecho son el de esa garra gigante… A veces los hidráulicos se desviaban y la fuerza de esas garras de metal podía destrozarte”.
“Y lo otro fue cuando me congelaron. Me metieron en una especie de bañera circular con plexiglás grueso, que no podías romper ni con un martillo. Empezaron a verter aceite caliente, y se llenaba hasta arriba. Si duraba más de 30 segundos, me habría llegado hasta la boca… y no podías salir”.
A pesar de los contratiempos, Demolition Man acabó siendo una de las películas más originales y visionarias de los 90. Hoy, treinta años después, Stallone la reivindica con orgullo. Y razón no le falta: pocas películas de acción han envejecido tan bien ni han sabido prever con tanta precisión hacia dónde se dirigía nuestra sociedad.
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